Este artículo se publicó hace 9 años.
EntrevistaXulio Ferreiro: "Agitar una bandera ya no une"
El candidato de la Marea Atlántica al Concello de A Coruña cree que a su ciudad le sobra el gobierno del PP y le falta transparencia. Profesor de Derecho y magistrado suplente, su lema es: "Primero las personas, después el cemento".
Madrid-Actualizado a
Xulio Ferreiro (A Coruña, 1974) ha renunciado a su plaza de magistrado suplente en la Audiencia Provincial de Lugo para liderar el movimiento municipalista de su ciudad, la Marea Atlántica, de la que forman parte Anova, Esquerda Unida, Espazo Ecosocialista, Podemos, Equo y Compromiso por Galicia.
También un grupo de ciudadanos sin adscripción política, como el propio cabeza de lista, que antes de pasar por los tribunales fue profesor titular de Derecho Procesal en la Universidade da Coruña, donde conserva su puesto y al que volverá el día que deje el palacio de María Pita. Hoy, en manos del PP tras las abrumadoras mayorías del socialista Paco Vázquez y del paso fugaz de su sucesor, Javier Losada, quien gobernó con el apoyo del BNG, actualmente en horas bajas.
¿A quién votarán los coruñeses si eligen la papeleta de la Marea Atlántica?
A gente normal, común, que hace unos meses no tenía ninguna intención de estar en política, pero que se vio abocada a hacerlo por la falta de respuesta de los poderes públicos, por la emergencia social que estamos viviendo y por la falta de honestidad de nuestros gobernantes. Una corrupción sistémica y galopante que nos obligó a los vecinos a dar un paso adelante para gobernar el municipio de una forma más democrática, honesta y participativa.
¿Cuál sería su primera decisión si entraran en el gobierno municipal?
Bajarme el sueldo, porque actualmente el alcalde cobra 65.000 euros al año, más extras. Fijaría un salario tope de 40.000 euros al año, tanto para el alcalde, como para los concejales y los asesores.
¿Sería menos de lo que cobraba usted como profesor universitario?
Sí, sería menos de lo que he cobrado en los últimos años.
Una de sus medidas de urgencia una vez en el poder: "Dejar de trabajar con las entidades bancarias que ejecuten desahucios". ¿Habrá bancos suficientes?
Hay entidades de banca ética y responsable. No son las más conocidas, pero trabajan con esos criterios. También se trata de que aquellas que lo están haciendo den explicaciones sobre su política de ejecuciones hipotecarias y dejen de expulsar a ciudadanos de sus viviendas.
¿Qué le falta y qué le sobra a su ciudad?
Le sobra el gobierno del PP, que está siendo investigado por el poder judicial. Y le falta transparencia, participación ciudadana y tener claras cuáles son las prioridades de un ejecutivo municipal. Las nuestras son: primero las personas, después el cemento.
¿Cómo recuperarán el casco viejo y revitalizarán el pequeño comercio?
La ciudad vieja tienen problemas de cohesión social, incluso de crear vecindario y comunidad, porque no funciona el pequeño comercio. En los últimos años, las políticas han ido encaminadas a expulsar a los consumidores del centro y conducirlos a grandes centros comerciales, construyendo infraestructuras como las autovías. Nosotros pretendemos apoyar al pequeño comercio con medidas que no sólo sean cosméticas. Por ejemplo, bajar las tasas, que no son muy importantes de cara a la hacienda local pero sí para las personas que quieren abrir un negocio; y crear redes de colaboración, llevando a los mercados negocios atractivos que atraigan a nuevos clientes y beneficien al resto de establecimientos.
¿Quién ha sido mejor alcalde: Paco Vázquez (PSOE) o Carlos Negreira (PP)?
Saliste de Guatemala y te metiste en Guatapeor.
Ustedes quieren fiscalizar la gestión municipal. ¿Quién los fiscalizará a ustedes?
Los vecinos y vecinas de A Coruña. Hemos propuesto medidas de transparencia, como que todos los datos de la gestión municipal sean accesibles en la web, de manera que tanto la prensa como la ciudadanía puedan fiscalizarnos.
¿Son de izquierdas?
Hablamos de un proceso de confluencia. No es una cuestión de izquierda/derecha o nacionalismo/no nacionalismo, sino de principios, objetivos y programas. Pero la gente de izquierdas se va a sentir representada en la Marea Atlántica.
¿Cree que el voto conservador va a ir a parar a ustedes?
No sé si tendremos votos de gente de derechas, pero hay muchas personas que no se sienten identificadas con la etiqueta izquierda o se definen como apolíticas que sí van a encontrar sitio en la Marea Atlántica. Nos hemos encontrado con vecinos que se han enfrentado a problemas y se declaran apolíticos, cuando han hecho un análisis político muy serio y llegado a las mismas conclusiones que nosotros. Coruñeses que luchan por el espacio común, pero no se definen de izquierdas.
No le parece paradójico que haya partidos que temen o evitan la palabra izquierda cuando otros, cada vez más alejados de su pasado progresista, no dudan en proclamar que son de izquierdas.
No es miedo sino utilidad. Agitar una bandera ya no une, sobre todo cuando ves a un partido que se define de izquierdas aprobar una reforma constitucional que antepone la deuda a los derechos sociales.
Pero fíjese en los partidos que integran la Marea Atlántica: Anova es de izquierdas, Esquerda Unida también, Compromiso por Galicia es socialdemócrata y ¿Podemos es de...?
Eso habrá que preguntárselo a ellos, aunque Podemos tampoco se siente cómodo con la etiqueta de izquierdas.
¿Son nacionalistas?
Lo mismo. Hay gente y partidos nacionalistas y otros que no lo son.
Usted fue militante del BNG, miembro de los Comités Abertos de Facultade (CAF) y afiliado al sindicato CIG.
Mi trayectoria es clara y nunca la he ocultado. No figuro como cabeza de lista de la Marea Atlántica por lo que soy, sino por mi compromiso a aceptar lo que se me ordene y porque represento a las diferentes sensibilidades.
¿Y es coruñesista?
Sí, pero no en el sentido que nos enseñó Paco Vázquez, que desconectó A Coruña del resto de Galicia. Entiendo el coruñesismo desde abajo. Ésta es una ciudad de aluvión y yo soy un ejemplo claro. Mi familia viene del rural: abandonó todo y se vino aquí con una mano delante y otra detrás. Ese origen humilde, agrario y marinero, sigue presente en los barrios. Ése es el coruñesismo para mí.
La encuesta de Sondaxe para La Voz de Galicia les otorga tres concejales de veintisiete [en el momento de la entrevista, pues ayer les concedía seis]. Teniendo en cuenta que Izquierda Unida, incluida en su plataforma, ya tenía un acta, supondría un magro resultado, ¿no?
Hay otras encuestas que nos sitúan en otros sitios. Cada una tiene su intencionalidad política y hay que tomarlas con mucha precaución. Ahora mismo, la Marea Atlántica está por encima de esos resultados.
De hecho, el sondeo de la Universidade da Coruña para la Cadena SER les concede en cambio seis concejales.
Un empate técnico con el PSOE, sí. Piensa que venimos de cero, porque, pese a que Esquerda Unida tenía un edil, éste es un proyecto nuevo.
¿Hay efecto Podemos?
Lo desconozco. No tenemos las herramientas demoscópicas para saberlo. Es un partido más que nos apoya. Lo que explica su origen también explica el nuestro, pero la propuesta es diferente.
¿Existiría la Marea Atlántica sin el mar de fondo de Podemos?
Ninguno existiría sin la actual situación socioeconómica. No somos una reacción a ellos en A Coruña sino un proceso diferente, con un ánimo inclusivo. La formulación es diferente: desde abajo, municipalista, de confluencia y acumulación de fuerzas.
Si nos atenemos a las encuestas, PP y Ciudadanos podrían gobernar juntos. ¿Ve factible un pacto entre PSOE, BNG y ustedes para desplazar al PP de la Alcaldía?
No se trata de agitar una bandera y unirnos entorno a ella, sino de políticas, programas, métodos y códigos éticos. Así nos podemos entender, pero quien tiene que tomar posición es el PSOE.
¿Pactarían con Ciudadanos?
Lo veo muy difícil. Aunque enarbole la bandera de la regeneración democrática, representa las mismas políticas que el PP, basadas en los recortes, la reducción del estado social y el sálvese quien pueda. Tras el 24-M, en A Coruña habrá dos bandos: el de las políticas antisociales y de la corrupción; y el de las fuerzas que anteponen las personas a los datos macroeconómicos y a las cuentas de resultados de las empresas. En el primero va a estar el PP y en el segundo, la Marea Atlántica. Los demás tendrán que elegir bando.
¿Evitarían la investidura de la socialista Mar Barcón?
Si no se dan ciertas condiciones, sí. Antes de nada, debe garantizar que va a cambiar la orientación del gobierno de la ciudad.
¿Se han sentido ninguneados por los partidos clásicos de izquierda?
En absoluto. Nos tienen en cuenta como alternativa de gobierno y van a remolque de la Marea Atlántica.
En cambio, la televisión pública gallega no los ha invitado al debate.
Por una parte, es incomprensible en términos de interés público. Por otra, estamos decepcionados con las otras fuerzas políticas por aceptar ese formato. Al PP no le interesa que vayamos porque tendría que confrontarse con realidades, formulaciones y preguntas que los otros [PSOE y BNG] no le van a hacer.
¿Cuál cree que será el elector tipo de la Marea Atlántica?
Nos dirigimos a un electorado transversal, a la gente que lo está pasando mal porque pertenece a los de abajo: desempleados, juventud sin futuro, estudiantes que no pueden acceder a una Facultad y universitarios que no encuentran trabajo, mayores despedidos después de muchos años trabajando en empresas, jubilados que ven cómo sus hijos tienen que regresar a sus casas, y mi propia generación, nacida en los setenta, que ha visto como la promesa de una vida digna y del Estado social es incumplida.
¿Se dirigen a un exvotante del BNG?
También, pero no sólo. Nos dirigimos a antiguos votantes del BNG, del PSOE y de mucho electorado desencantado del PP que pensaba que iba a ser la solución a la crisis, cuando en realidad es más corrupción, más precariedad y más privación de derechos sociales e incluso ciudadanos.
¿Quién necesita más curas: el Concello, la Universidad o el Deportivo?
Los tres, por razones diferentes. El Concello, porque está mal gobernado por unos políticos que apuestan por el clientelismo, por enchufar a sus amigos y por hacer grandes obras que benefician a las constructoras, pero no a la gente. La Universidad, porque está siendo sometida a un proceso de asfixia brutal. Y el Deportivo, porque futbolísticamente estamos en una situación muy complicada. En todo caso, creo que los tres se van a salvar.
Siempre nos quedará la Justicia.
Tiene muchos problemas, porque no es una prioridad para los gobernantes. También está asfixiada, porque no hay ninguna otra administración que funcione con tal precariedad de medios. Y eso a pesar del trabajo íntegro de los funcionarios, jueces y magistrados, que hacen lo indecible para que la Justicia sea la última esperanza que tenemos contra los desahucios, la corrupción y los recortes sociales. Y, eso mismo, está siendo maltratada financieramente por los restantes poderes públicos.
¿Cree que el Gobierno no está interesado en mejorar el estado que describe para evitar que se escarbe más en la corrupción?
Ésa es una de las razones, pero hay muchas más. Que la Justicia funcione mal también tiene que ver con su privatización: las cortes que se dedican al arbitraje comercial mueven millones de euros al año, y ése es un negocio para mucha gente. Al final queda una Justicia para la gente común y otra para el 1%. Eso se ha buscado, no es casual. En cuanto a las investigaciones penales, va a priorizar lo fácil frente a lo difícil. Y lo fácil es el delito callejero, o sea, ir a por quien roba gallinas. Lo difícil es pasarse meses o años investigando una trama de corrupción o de blanqueo de dinero, porque requiere medios. Y no hay ningún interés en proporcionarlos.
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