Este artículo se publicó hace 9 años.
La última batalla de Máximo contra la central nuclear de Almaraz
El activista, presidente de la asociación de afectados por dicha empresa, dejó de pagar la luz hace nueve meses, "para seguir luchando y reivindicando justicia", y ahora por ello deberá ingresar en prisión a más tardar, este jueves.
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MADRID.- Máximo lleva casi 20 años luchando por una causa a la que se aferra aunque le parezca a veces perdida. Asegura que su hijo es uno de los muchos afectados por la fuga radioactiva que asoló a la localidad extremeña (y alrededores) de Almaraz y que, como cuenta, dejó como consecuencia el nacimiento de 149 niños con malformaciones, más de 690 abortos y el padecimiento de diversas enfermedades raras con el paso de los años.
"Era la única opción que me quedaba ya", asegura Máximo García González, que decidió hace nueve meses dejar de pagar la luz, "para seguir luchando y reivindicando justicia"
"Era la única opción que me quedaba ya", asegura Máximo García González, presidente de la asociación de afectados por la Central Nuclear de Almaraz, que decidió hace nueve meses dejar de pagar la luz, "para seguir luchando y reivindicando justicia", algo que le ha sentenciado a 119 días de prisión, condena que, como cuenta a Público, deberá cumplir de manera inminente debido a que acarrea otros antecedentes por haber sido detenido en varias ocasiones manifestándose a las puertas de la central contra la que lucha.
Al hijo de Máximo le diagnosticaron a los 13 años, al igual que a nueve niños más de la zona, un cáncer de huesos. Ahora tiene 30 y es el único de los afectados que sigue vivo. "Como yo los he denunciado tantas veces, llegaron a ofrecerme unos 40 millones de las antiguas pesetas y llevar a mi hijo a Boston, pero yo seguí denunciando, nunca lo acepté", afirma con rotundidad el activista que asegura a este diario haber recibido amenazas por parte de la empresa, a los que tacha de "mafia".
Cuenta que, para él habría sido claramente más fácil "coger el dinero y callarse", pero que no quiso dejar de luchar, ni por reivindicar a su hijo ni por todos los afectados por una central nuclear que sigue hoy en día en activo. Por su parte, la 'Plataforma Antinuclear Cerrar Almaraz' ha querido puntualizar a este medio que Máximo "no pertenece a ninguno de estos colectivos" y que aunque sienten lo que le está ocurriendo consideran que sus problemas "tienen poco que ver con nuestra lucha antinuclear", aunque admiran, "el valor que tiene al negarse a pagar los recibos a una de las eléctricas que explotan la central nuclear de Almaraz".
Máximo tiene hasta el jueves para ingresar de manera voluntaria en la prisión de Cáceres. Cuenta a Público que planea encadenarse una vez más (no es la primera vez que lo hace) a entrada de la central. A pesar de que sus días en libertad están contados, sólo parece importarle seguir denunciando las consecuencias que trajo la central a la zona y su vida. "Es una energía sucia y nociva. Han destrozado la vida de muchas familias", asegura tajante.
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