Allen eclipsa a Banderas
'Vicky Cristina Barcelona', nueva película del director neoyorquino, marca el arranque del Festival de San Sebastián
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Ni Antonio Banderas, ni Richard Eyre, que presentaron The Other Man como película inaugural del certamen, ni Paul Thomas Anderson, quien dijo a última hora que no podría venir a recoger el Premio Fipresci hasta el día 24. Ninguno de ellos ha sido el protagonista de la primera jornada del Festival de San Sebastián. La atención recayó con todo el peso de cámaras, risas y adulaciones en Woody Allen, Rebecca Hall y Javier Bardem, que presentaron ayer como filme de apertura de la sección Zabaltegi-Perlas, Vicky Cristina Barcelona, la esperada comedia del director de Nueva York que se estrena este viernes en salas comerciales.
A estas alturas, y después de que Allen ya advirtiera en la premiere internacional en Cannes, en mayo pasado, y repitiera ayer que "Barcelona es otro personaje más" en su película "por una cierta sensibilidad romántica, por un cierto carisma muy particular", el asunto está en dilucidar qué entiende Allen por ese romanticismo mediterráneo de la ciudad condal.
La película arranca con la llegada de la muy racional Vicky (Rebecca Hall) y la pasional y confundida Cristina (Scarlett Johansson) a Barcelona en una sucesión de postales cliché que descolocará a los que se acomoden en la blanda superficie. Pero a medida que la cinta avanza deriva en una comedia ligera sobre las contradicciones del amor y en un ejercicio autoconsciente, narrado, voz en off incluida, a modo de cuento/fotonovela.
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Javier Bardem lo aclaraba así: "Los personajes hacen del tópico una pirueta. Woody construye un escenario de estereotipos, lo rompe y profundiza en su complejidad. Es un lujo porque su fuerza está en el lenguaje". Un lenguaje que suelta chispas cuando Penelopé Cruz hace su entrada a mitad de metraje y, con ella, un torrencial intercambio de puñales verbales entre ella y Bardem, mitad en inglés, mitad en español. "Nos inventamos una o dos palabras, pero nunca se me ocurriría improvisar sobre un guión de Woody Allen", aclara con media sonrisa Bardem. Lo de Cruz (María Elena) es pura bomba sin relojería, de las que explotan sin premeditación o como dice Woody Allen: "Un personaje así es como fuegos artificiales". "María Elena y Juan Antonio son dos personajes que se engullen pero que no acaban de digerirse", apuntó Bardem.
Melancolía vital
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Tras el encuentro de los tres personajes, que marca el ascenso de la película a territorios más complejos, que acaban por derivar en una cierta melancolía vital, viene lo que muchos esperaban: el coreado menage a trois de Bardem-Cruz-Johansson, que ha circulado por la red para bien del morbo y los ingresos del filme. "No sé si eso es lo que está haciendo que la película funcione en EEUU. En realidad, por alguna razón inexplicable ha conectado con el público, pero yo he hecho lo mismo que con las películas que no gustan", dijo Allen, tímido, cabizbajo e irónico.
Ahora que el director volvió a confirmar que hará otras tres películas con la productora española Mediapro, toca contar los meses para que empiece a preparar su película anual de rigor. "Todavía no tengo la historia, tengo que llegar el domingo a casa y empezar a darle vueltas a algunas ideas, pero querría estar rodando en junio o julio del año que viene", reconoció. ¿Tal vez sea otra vez en España? "Podría ser en Nueva York, Francia, en Italia, en San Sebastián, en Barcelona otra vez… Todo dependerá de la historia y de mi familia, ellos siempre están deseando que ruede fuera".
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Bromas hubo: "¿Es mi estatua la más visitada de Oviedo? ¿Por las palomas o por la gente?", se preguntó Allen. También hubo aclaraciones lapidarias de Javier Bardem, aunque no estaba en su momento más incendiario. "Todo lo que se dice de mí, como el malentendido por mis declaraciones en The New York Times, lo veo como que yo estoy en mi río, con mi barquita, y voy hacia donde quiero con mi arte, pero al lado hay un canal de aguas fecales que es incontrolable". Pero Bardem, que el sábado recibirá el Premio Nacional de Cinematografía, fue más de halagos que protestas. "Antonio Banderas es alguien al que le debemos mucho todos y encima es un actorazo".
El actor de Málaga, que presentó ayer The other Man, thriller dirigido por el realizador de Notas de un escándalo, Richard Eyre, recibirá el premio Donostia a su trayectoria. "Siempre tengo la sensación de que estoy empezando, que no hice nada. Espero que el premio me lo den no sólo por lo que hice, sino por lo que está por venir", dijo. Y, como ya es habitual, no faltó la nota política: "Votaré a Obama por el futuro de mis hijos".