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'Banksy. The Street is a Canvas'

Banksy, cautivo en el Círculo de Bellas Artes

La obra del iconoclasta artista británico regresa a Madrid y lo hace (como acostumbra) sin su autorización. Más de 70 creaciones en diferentes formatos abren de nuevo el debate sobre la moralidad de monetizar el arte callejero.

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Una de las obras que se podrá ver en 'Banksy. The Street is a Canvas'. — CBA

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No es algo exclusivo de Banksy, pero con él sucede de un modo especialmente obvio. Su obra, tan pegada a la calle y sus muros, tan ligada al anticapitalismo y la crítica social, hace que el contexto en el que se expone se mire con lupa. Sus ratas, sus monos y sus bobbies tuneados parecen condenados bajo los focos, como animales salvajes en cautividad a la espera de un triste selfie. Por lo que fuere, deleitarnos con Banksy sobre una cálida moqueta y bajo una luz tenue y acogedora tiene algo de desleal o perverso, como la famosa camiseta de The Clash en el escaparate del H&M.

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La paradoja, que no es nueva, sobrevuela el regreso de la obra de Banksy a nuestro país, y lo hace porque esa misma paradoja atraviesa de lleno la trayectoria artística del de Bristol. El Círculo de Bellas Artes, que reúne en Banksy. The Street is a Canvas algunas de las obras más conocidas del británico hasta el próximo mayo, no rehúye el debate. En palabras de su director, el filósofo Valerio Rocco, "es precisamente ese carácter contradictorio y complejo que tiene la obra de Banksy lo que le hace interesante, la manera como se inserta en el sistema, una obra que tiene un propósito a grandes rasgos emancipatorio y transformador, y que al mismo tiempo entra dentro de la lógica del mercado".

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Según Rocco, la propia muestra y las actividades que la circundan tienen por objetivo "problematizar y contextualizar" al autor. Una invitación a "problematizar" el fenómeno Banksy previo pago de una entrada de 16,50 euros por una exposición no autorizada por el protagonista y apenas un año después de que Ifema acogiera Banksy: Genius or Vandal?, la primera gran muestra del artista en nuestro país. Monetizar de nuevo al genio (o al vándalo) han puesto el foco sobre Rocco, que ha salido al paso alegando la importancia de alcanzar nuevas audiencias. 

'Banksy. The Street is a Canvas'. — CBA

"No veo nada malo en diversificar el tipo de exposiciones que hacemos intentando llegar a diferentes públicos manteniendo siempre una coherencia, una honestidad intelectual y la seña diferencial de esta institución", ha matizado el director del CBA poco después de anunciar que la muestra reunirá más de 70 creaciones de Banksy, que incluyen una selección de obras únicas ejecutadas con diferentes técnicas: óleo o acrílico sobre lienzo, spray sobre lienzo y madera, serigrafías de edición limitada, esténciles sobre metal u hormigón, esculturas, instalaciones, vídeos y fotografías.

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La procedencia de las obras y la legitimidad del Círculo para exponerlas ha sido otra de las piedras de toque de la presentación de la muestra. "Es vergonzoso, esto es moralmente deplorable", ha esgrimido una espontánea durante el acto. "El comercio a puerta cerrada es lo que ha fagocitado a Banksy, él deja su obra en la calle y también permite su mercantilización, es la reventa de su obra por parte de unos cuantos lo que ha terminado por fagocitarle, me pregunto si es legal todo esto, me gustaría saberlo", ha zanjado.

Moralidad vs. Legalidad

No es un debate nuevo. De hecho, suele copar las reacciones tras cada muestra en la que Banksy es el protagonista. Las más de 70 piezas que configuran Banksy. The Street is a Canvas pertenecen a coleccionistas privados. Para evidenciar la autenticidad de las obras se ha de disponer de un billete de 10 libras rasgado con el rostro de Lady Di. A través de este documento, emitido por Pest Control, organización sin ánimo de lucro creada por el autor para verificar sus obras, los coleccionista pueden demostrar que estamos ante un auténtico Banksy.

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Ahora bien, ¿qué sucede cuando el Banksy de marras estaba alojado en un murete o en una fachada?, ¿qué pasa cuando la obra en cuestión fue pintada directamente sobre el mobiliario urbano de la ciudad?, ¿a quién pertenece? En esos casos la respuesta no está tan clara. ¿Puede alguien poseer un espacio que es público, por reducido que sea?, ¿se puede hacer negocio con una obra pensada para ser disfrutada a pie de calle? La polémica, una vez más, está servida.

'Banksy. The Street is a Canvas'. — CBA

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