Este artículo se publicó hace 7 años.
Estreno“No considerar el valor y la belleza de las mujeres de más de 40 es sádico y cruel”
El cineasta brasileño Kleber Mendonça Filho anima a la resistencia y a la lucha contra las leyes de mercado con ‘Doña Clara (Aquarius)’, una inteligente y hermosa película, necesaria y con una interpretación grandiosa de Sonia Braga.
Madrid-Actualizado a
“Cuando una mujer dice ‘no’ al acoso sexual, es un acto político. Cuando una mujer dice ‘no’ a tener salarios más bajos, es un acto político. Necesitamos una sociedad de muchos ‘noes’”. El cineasta Kleber Mendonça Filho dice ‘no’ a una sociedad dominada por las leyes del mercado y lo hace a través de la historia de una mujer, Doña Clara (Aquarius), interpretada por una deslumbrante Sonia Braga, poderosa, hipnótica, absolutamente grandiosa. Una “heroína brasileña normal y al mismo tiempo muy cinematográfica”.
Inspirada en las mujeres del cine italiano de los 60, Doña Clara es la nueva Anna Magnani de la gran pantalla. Crítica musical retirada, 65 años, madre, viuda, vive en el edificio Aquarius, en la línea de la playa de Recife. Una promotora inmobiliaria ha comprado todos los apartamentos menos el suyo. Ella se niega a vender. No quiere dinero, quiere su vida, su memoria, la historia de su felicidad y de la infancia de sus hijos. Y, sobre todo, no quiere que la aplaste la arrolladora ley del mercado que lo domina todo. Esta es la historia de una resistente.
Impecable y hermosa formalmente, la película de Kleber Mendonça Filho es también un acto político, “un acto de desobediencia política civil”, con el que él mismo desafía a la sociedad de mercado, de los abusos, del machismo, de los enemigos de la memoria y de la historia. Sonia Braga, que hace la interpretación más admirable de su carrera, se mimetiza hasta tal punto con el personaje que es imposible no quedar conmocionado con ella y con la poderosa vitalidad y razón que la mueven.
No es casualidad que el personaje principal sea una mujer…
"¡Vivimos en sociedades tan machistas!"
La mujer en la sociedad, y no solo en la brasileña, también en España o EEUU, se enfrenta a obstáculo mucho mayores. ¡Vivimos en sociedades tan machistas! Al mismo tiempo a mí me mueve la fascinación y el interés por la mujer, algo que no tengo por el hombre. Nunca pensé en un hombre cuando estaba escribiendo Doña Clara. Y tuve la absoluta certeza cuando escribí la escena en la que tres hombres de la constructora llaman a su puerta para hacerle la oferta por el apartamento. Ella se levanta de su hamaca y abre la puerta y ahí supe que tenía que ser una mujer, era una imagen más dramática.
Esta mujer es una resistente, ¿un símbolo de la resistencia necesaria contra el ultracapitalismo?
Sí. Creo que Doña Clara es la historia de alguien que se encuentra y se enfrenta a las leyes sociales establecidas y a las leyes fijadas por el mercado. Las leyes del mercado dominan la vida social del mundo moderno. Pero Clara no piensa así, piensa diferente, y al hacerlo se convierte en un acto político. Cuando una mujer dice ‘no’ al acoso sexual, es un acto político. Cuando una mujer dice ‘no’ a tener salarios más bajos, es un acto político. Necesitamos una sociedad de muchos ‘noes’.
Ahora que habla de actos políticos, su película, aunque parte de la historia de una sola persona, es profundamente política
Sí, en la historia del cine hay dos formas de hacer cine político, una es la de las películas que normalmente se construyen con personajes del Senado o del Parlamento. Pero hay un cine político que puede basarse en situaciones normales de la vida. Al principio no vi Doña Clara como cine político, sino como un edificio de vidas y de los conflictos que surgen. Aquí no hay discusiones entre políticos, pero la historia ofrece un panorama bastante completo.
¿Un panorama del mundo hoy?
Claro. Y de la forma en que el mercado manipula la ciudad, las ciudades. En Recife, en el área litoral hay un par de edificios de 40 pisos. Las ciudades están plagadas de shopping centers enormes con miles de plazas de estacionamiento y eso chupa oxígeno y ataca la vida orgánica de la ciudad. Clara intenta luchar contra ese sistema mecanizado. Esas dos torres de las que hablo son un símbolo de la corrupción en Recife, varios políticos tienen curiosamente apartamentos ahí.
Esas torres no aparecen en su película
Porque mi película es un acto de desobediencia política civil. Las he borrado digitalmente. Es un acto político deliberado, pero también un acto estético. La línea costera es pública, debe ser libre para transitar por ella, pero ahí han hecho playas públicas.
Usted habla de un edificio amenazado, ¿también habla de la amenaza sobre las mujeres de más de 40, 50, 60?
La moda hoy de no considerar el valor y la belleza de estas mujeres, las de más de 40, es sádica y cruel. Los hombres de 60 y más conservan su masculinidad, las actrices de más de 35 ya tienen dificultades para encontrar papeles. Estoy muy feliz de que Sonia Braga haya hecho esta película con 65 años y esté tan linda y tan interesante. Es importante.
En su película hay dos generaciones enfrentadas, la de Doña Clara y la del joven promotor o sus hijos, atrapados en esas leyes del mercado. ¿Cuál ganará?
"En la vida siempre hay que sumar, no restar"
No lo sé, pero es algo que ha pasado con todo. El propio cine de 35m ahora es digital y eso ha significado un cambio dramático. Esta película es digital, el mercado no permite rodar ya en 35m. Creo que en la vida siempre hay que sumar, no restar, que es lo que pasa ahora. Doña Clara piensa como yo, ella suma experiencias del pasado, el presenta y el futuro. Por eso, ella es el elemento que debe ser sustraído, restado, por la sociedad de mercado. Su hija es más joven, pero irónicamente es mucho más vieja que su madre. La madre es más libre y mucho más joven.
¿Cree que eso es general para la juventud hoy?
Creo que el resto de los personajes jóvenes son unos ignorantes, es la ignorancia de la juventud. Es una cosa que discutimos con los actores. La arrogancia de los jóvenes está basada en la certeza de que ellos entienden de qué va la vida y en realidad no entienden nada.
¿Con su película está haciendo un llamamiento a la resistencia?
No sé si a resistir, pero por lo menos intento establecer un punto de vista distinto. Los movimientos políticos deberían ser mayores. Es muy importante hablar, debatir, compartir ideas… defender un punto de vista diferente. Clara no se quedaría callada.
Al principio pensó en hacer la película con una actriz desconocida. Perdone, pero Sonia Braga es una fuerza poderosísima en ‘Doña Clara (Aquarius)’, supongo que no se arrepiente ¿no?
Al principio quería incluso a una actriz no profesional, pero después de un tiempo me di cuenta de que necesitaba a una profesional. Sonia Braga es una mujer independiente y libre, como Doña Clara. Ella se enamoró del guion, se apegó a él. Ha conseguido una combinación perfecta entre lo que estaba escrito y la actriz. Ella tiene una personalidad muy interesante, no es una persona normal, es una persona ‘anormal’.
Hay mucho suspense en esta historia. Habrá gente que espere saber si vende o no el apartamento, aunque no sea lo más importante. ¿Cuál es la intención?
Cada escena escrita en el guion me recuerda una película del pasado. Hay referencias a Brian de Palma, Hitchcock, Truffaut, Robert Altman… El suspense pretende hacer más interesante, curiosa e intrigante la película. El gran cine clásico está lleno de suspense, de thrillers… Yo asocio el drama y la comedia más al teatro, pero los géneros como el terror, el suspense… me resultan sumamente cinematográficos.
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