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Descubren en un municipio de Pontevedra la mina de oro subterránea romana más grande de Galicia

El hallazgo de galerías de hasta 30 metros de profundidad en O Rosal revive las teorías que apuntan a que la fiebre del oro que el Imperio Romano desató en la Gallaecia contribuyó a definir el sentimiento de identidad nacional de la comunidad.

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Galerías de la mina de Tabagón. — Óscar Pazos

A Coruña,

La limpieza de un monte en Tabagón, en el municipio de O Rosal, en la comarca pontevedresa del Baixo Miño, ha puesto al descubierto varios pozos de una milenaria mina de oro romana que indican que se trata de la mayor explotación subterránea de esas características encontrada hasta la fecha en Galicia. Según el geólogo Óscar Pazos, que ha publicado su descubrimiento en la web Historia de Galicia, la mina, con varias hectáreas de superficie, cuenta con galerías de entre 25 y 30 metros de profundidad.

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"Que había minas en la zona es algo sabido, pero las limpiezas que ha hecho en los últimos meses la Comunidad de Montes de San Miguel de Tabagón e Pías han ido dejando al descubierto varios pozos olvidados, ocultos o atorados", explica Pazos. A principios de verano se descubrieron varias cavidades en la Borna Grande, como han bautizado a una gran excavación en superficie, "como nunca se habían visto antes". Y eso permitió, mediante el uso de tecnología de geofísica de resistividad, comprobar la enorme profundidad de las galerías.

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Para describir el calibre del hallazgo, el geólogo cuenta que la mina de oro romana bajo tierra más grande descubierta en la Península está en Valongo, a unos quince kilómetros al noreste de Oporto, en Portugal, con galerías que en algún punto alcanzan los ochenta metros de profundidad y en las mismas capas geológicas que Tabagón.

El noroeste de la Península, en especial las provincias de la Gallaecia y la Lusitania, fueron las principales proveedoras de oro para el Imperio Romano a partir de Augusto, que reinó a caballo entre el siglo I antes de Cristo y el siglo I después de Cristo. Según las fuentes a las que se acuda, entre esas fechas y finales del siglo III de esta era, cuando las minas quedaron abandonadas, se extrajeron en Galicia entre 190 y 2.000 toneladas de oro.

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Los romanos extrajeron de Galicia 1.340 toneladas de oro, que, al precio actual, valdrían unos 67.000 millones de euros

"Se trata de cálculos muy aproximados porque se hacen en base a muestras de vetas agotadas hace tiempo", explica Pazos, quien recuerda que el escritor y militar romano Plinio el Viejo contaba en su Naturalis historia que de las minas de la Gallaecia el Imperio extraía cada año una cantidad equivalente a unas 6,7 toneladas al año. En esos dos siglos, representaría unas 1.340 toneladas de oro. Al precio actual, un expolio de unos 67.000 millones de euros.

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La mina romana de oro más emblemática de España está excavada a cielo abierto y está en Las Médulas, en León, a treinta kilómetros de Ponferrada, aunque cuando empezó a explotarse, la comarca donde se ubica, El Bierzo, formaba parte de la Gallaecia, que en época del Imperio abarcaba también la región Norte de Portugal, las provincias de Zamora y de León y la comunidad autónoma de Asturias.

Dentro de las fronteras de la Galicia actual hay catologadas unas ochocientas minas romanas, aunque la mayoría de ellas "sin investigar o mal investigadas", asegura Óscar Pazos, quien destaca el hallazgo de Tabagón porque sería la primera con galerías subterráneas y de semejante profudidad. También, porque pondría de relieve que lo que vivió el Imperio Romano con el noroeste de la Península Ibérica fue una verdadera "fiebre del oro" que habría condicionado no sólo la estrategia sociopolítica de la Roma de entonces, sino la conformación futura de la identidad gallega.

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Galerías de la mina de Tabagón. — Óscar Pazos

El geólogo, que expone esa teoría en su libro A invención da Gallaecia e a minería romana, explica que el emperador Vespasiano concedió la ciudadanía latina a las provincias hispanas poco después de acceder al poder en el año 69 porque era la forma de asegurar que los metales que se extraían en ellas, especialmente los preciosos de la Gallaecia y la Lusitania, llegaban a manos del emperador. "Se trataba de mantener una buena relación con las élites locales, de integrarlas en el Imperio. Y eso podría explicar por qué las antiguas tribus de pobladores de la Gallaecia fueron abandonando los castros que habitaban y empezaron a establecerse en las ciudades que Roma iba fundando", cuenta. "Todo eso fue por la explotación de las minas de oro, y el resultado fue la conformación de una identidad propia como pueblo y una continuidad de esas estructuras sociopolíticas".

El experte añade que, además, la Gallaecia fue la única de las provincias romanas que mantuvo ese mismo perfil de autorreconociemiento tras la caída del Imperio con la invasión de los pueblos bárbaros, que fundaron el Reino de Galicia, y que lo mantuvo sostenidamente en el tiempo. "Hoy en día no somos suevos, pero nos seguimos identificando como gallegos", concluye.

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Galerías de la mina de Tabagón. — Óscar Pazos

No es que en Galicia ya no quede oro, porque algunos yacimientos siguen atrayendo la atención de grandes industrias del sector. Como la canadiense Edgewater Corporation, que a principios de la década pasada compró la antigua explotación de Corcoesto, en Cabana de Bergantiños (A Coruña), que no llegó a explotar por la oposición de vecinos, ecologistas e historiadores que advirtieron de que sus técnicas ponían en peligro la riqueza arqueológica y ambiental de la zona.

Lo cierto es que la minería romana sí dejó huellas paisajísticas y ecológicas que hoy serían impensables. Una de las más impresionantes está en Quiroga, en la provincia de Lugo, donde Trajano ordenó la obra de ingeniería más importante de la época, agujereando un monte entero (el Monte Furado, furar es hacer agujeros en gallego) para desviar el curso del río Sil a través del túnel y llevarse el oro del meandro.

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