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Mark Bray: "EEUU necesita un movimiento antifascista fuerte que haga frente a la ultraderecha"

El autor de 'Antifa. El manual antifascista' desvincula a este movimiento de las revueltas y denuncia que Trump sólo busca un chivo expiatorio: "No quiere hablar de las raíces económicas y raciales del asesinato de Floyd".

Mark Bray
El historiador norteamericano Mark Bray.- ELI BARAKIAN

El teléfono de Mark Bray no ha dejado de sonar desde el pasado domingo. Un tuit de Donald Trump en el que amenazaba con designar al movimiento antifascista de EEUU como grupo terrorista, situaba a este reservado historiador estadounidense en el disparadero. El motivo no es otro que su obra más conocida, Antifa. El manual antifascista (Capitán Swing, 2018), un ensayo en el que repasa la historia del movimiento antifascista en todo el mundo, con sus éxitos y derrotas, pero sobre todo con las voces de algunos de sus protagonistas.

Bray gestiona la repentina atención mediática con resignación y algún que otro suspiro. Lo hace al otro lado del teléfono, desde Nueva York, donde reside, investiga y enseña. Es consciente de que su entrada en escena es azarosa, fruto de la incontinencia tuitera de su presidente y de su necesidad de encontrar un chivo expiatorio. Con todo, prefiere matizar para que no haya malos entendidos: "Es importante desvincular al movimiento antifascista de lo que realmente importa, que es la resistencia del pueblo afroamericano contra la brutalidad policial". 

¿Qué papel están jugando los Antifa en las revueltas?

Para empezar, no hay ninguna razón para decir que los Antifa están detrás de todo esto. Son organizaciones muy pequeñas, tal vez haya individuos que integran filas antifascistas y que estén participando en las protestas, pero son una minoría y no hay evidencias que señalen a estos grupos como responsables de nada. Las revueltas son demasiado grandes...

¿Por qué Trump pone el foco sobre ellas?

Porque así puede decir que no es una revuelta de la población afroamericana contra el sistema, sino una conspiración antifascista. Trump no quiere hablar de las raíces económicas y raciales del asesinato de George Floyd. Esta revuelta encuentra su origen en la larga historia de racismo que arrastra EEUU desde su fundación. Lo que ocurre es que para Trump es mucho más fácil hablar de estos grupitos Antifa, así apela a buena parte de la sociedad americana que les considera jóvenes blancos vestidos de negro que rompen cosas...

¿Chivos expiatorios?

Sí, la sociedad les ve como jóvenes blancos, universitarios, con pasta y que tratan de imponer su política a través del vandalismo. Trump se sirve de ese imaginario para ignorar el problema.

¿Se han fortalecido los grupos Antifa desde la llegada de Trump?

Desde que Trump empezó su campaña en 2015, la alt-right ha ido copando cada vez más espacios en la sociedad. Cuando empecé a estudiar a los grupos Antifa de EEUU y hablaba con sus integrantes, la mayoría me reconocían que comenzaron a militar entre 2015 y 2017, coincidiendo con la irrupción en su ciudad de grupos neonazis o de ultraderecha. Una vez que estos grupos remitían o se mudaban de ciudad, los antifascistas cesaban sus actividades y se centraban en otras batallas como luchar contra la construcción de un oleoducto.

¿Tienen vinculación con organizaciones antifascistas europeas?

Eso es difícil de determinar porque sus comunicaciones son secretas, pero es evidente que hay colaboración entre las diferentes organizaciones. Existe, por ejemplo, The International Anti-Fascist Defence Fund, que es una plataforma transnacional que trata de conseguir fondos para sufragar los gastos legales y sanitarios de sus integrantes. Pero más allá de eso, y de algún que otro encuentro internacional, lo cierto es que en general son organizaciones muy contextuales con estrategias particulares.

¿Qué influencia tiene el antifascismo europeo?

Es evidente. Se percibe particularmente a partir de 2007, cuando diversos grupos en EEUU comenzaron a usar símbolos como las banderas rojas y negras o las flechas, la táctica del bloque negro o incluso el nombre de Antifa. Todo eso viene de Europa, especialmente de Alemania. Obviamente en Europa estas organizaciones suelen estar muy ligadas al fútbol, algo que en EEUU no deja de ser algo residual. La escena punk cumple esa función socializadora, como también ocurre en Europa.

¿Qué particularidades propias tienen los Antifa?

Un antifascista francés me confesó que en su contexto no es habitual lo que se conoce como doxxing, técnica que sí se utiliza en EEUU y que consiste en investigar y publicar información privada de los neonazis. Según me decía este antifascista francés, en su contexto prefieren confrontar a los nazis en las calles. Otra de las diferencias clave es el uso de armas, en EEUU hay grupos antifascistas que portan fusiles, como es el caso de los Redneck Revolt, mientras que en Europa se enorgullecen de no llevarlas.

¿Están en condiciones de hacer frente a la ultraderecha?

El antifascismo no contempla la posibilidad constituirse como partido político; una estrategia que, sobra decir, tiene sus luces y sus sombras. Cuando vemos que el autoritarismo gana terreno en EEUU de la mano de Trump, con llamados al Ejército incluso, es fácil entender que necesitamos un movimiento antifascista fuerte que haga frente a la ultraderecha. 

En todo caso, creo que cuando hablamos del peligro del fascismo tendríamos que tener en cuenta que este ha ido mutando. Su imaginario y su retórica ha cambiado; ya no hablan, por ejemplo, en clave de dominación de otras razas, sino que manifiestan su orgullo de pertenencia a la raza blanca. No creo que el fascismo, en ese sentido, alcance mucho poder en EEUU, pese a que es obvio que Trump tiene vínculos con la ultraderecha e incluso tiene gente en su Administración con ideas racistas y fascistas. Se podría decir que tenemos una combinación explosiva formada por una personalidad autoritaria, un Estado muy fuerte y una política de ultraderecha.

Si le suma a la ecuación el derecho a portar armas, estamos ante un polvorín, ¿no cree?

Sí, sin duda. Y para resistir algo así necesitaríamos un movimiento más fuerte y amplio que los Antifa. Pero no olvidemos que Trump cuenta también con una fuerte oposición, tanto los gobernadores como algunos generales se han mostrado en contra de sacar al Ejército.

¿Cómo está viviendo las revueltas?

Creo que mi papel en todo esto debe ser el de dejar muy claro que los Antifa son sólo una distracción. Es importante desvincularlos de lo que realmente importa, que es la resistencia del pueblo afroamericano contra la brutalidad policial. Los Antifa no tienen mucho que ver con todo esto, se trata de una distracción política que considero importante evidenciar y aclarar.

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