Entrevista a Siete70 Siete70: "Hay gente más blanda que La Polla Records viviendo fuera de España"
Una banda nueva pero con veinte años de carretera por separado. Siete70 es un grupo de grupos, formado por miembros de otras agrupaciones. Sacan un primer disco que suena más sólido que cualquier debut, con mensaje crítico y en ocasiones, totalmente ausente de esperanza.
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madrid, Actualizado:
Son jornaleros de la música. Han pasado por todos los estamentos: desde técnicos de sonido hasta llenar cuatro días seguidos La Riviera. Ven venir la crisis de los 40 y, quizás por eso, se lanzan a la carretera con su primer álbum. Son Siete70 –por la década en la que nacieron– y su disco se titula La Estupidez.
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Son nuevos, pero no suenan noveles. Trazas de pop oscuro que recuerdan a Interpol, con letras agudas y ausentes de toda ingenuidad. Comer carretera les ha vacunado contra cualquier posibilidad de optimismo plañidero: "Eso es porque somos viejos conocidos", dice Joanra Planell, exbajista de Love of Lesbian y uno de los fundadores. "Hemos estado en bandas diferentes, llevamos 20 años en la música. Además, tenemos productor, que pocas bandas pueden tenerlo en su primer disco", asevera.
Cuando les preguntas cuándo se conocieron la conversación se vuelve un batiburrillo; hace años de aquello y no lo tienen claro. Unos y otros deambulan en el negocio desde finales de los noventa. "Cuando Joanra y yo montamos el grupo llamamos a los otros dos y teníamos muy claro qué buscábamos: alguien que pudiera ensayar por las mañanas, que tuviese más o menos nuestra edad", dice Jordi Montero, vocalista y guitarrista de la banda y road manager de La MODA, uno de los grupos más en forma de España. El origen de Siete70 dista mucho de esas primeras bandas juntadas casi por azar y descarte. La madurez evita compañías soporíferas y todo hace indicar que no habrá demasiadas trifulcas entre los cuatro integrantes.
Una canción para Rajoy
Se conocen la industria de arriba a abajo pero aún se sorprenden cuando otros grupos no dedican ni una sola canción a hablar de lo que pasa en el mundo. Siete70, sufridores de lo cotidiano, dedican un amplio espacio del álbum a la derrota, al poder y a la alienación. Trágico final es un claro guiño a Mariano Rajoy, con el estribillo "no entiendo como puedes ser persona ingrata en tu ciudad", que evoca aquel momento en el que Pontevedra declaró al expresidente persona non grata.
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"Llevamos 15 años muy malos en España como para cantarle a las rosas", dice Montero. Juanma Padilla, batería en múltiples grupos y profesor de las baquetas, encuentra algunos resquicios de resistencia dentro de la música: "Nacho Vegas, Montefusco... son un recuerdo de lo que había antes", dice, aunque reconoce que es un género bastante escaso.
Javi Castellano, el más joven del cuarteto y ex técnico de sonido de Sidecars, va más allá: "Echo de menos la canción protesta habitual, se ha perdido", confiesa el también integrante de Layabouts. En favor de la banda, la canción protesta solía dejar un último verso a la esperanza, al cambio y a la solución, pero Siete70 se lo ahorra. Son demasiado realistas. "No queda más que celebrar la estupidez del mundo", acaban cantando en Celebración, su tema más pegadizo. "No tengo esperanza de que nada cambie. No se puede ignorar lo malo, pero asumirlo a veces ayuda a llevarlo un poco mejor", dice Castellano durante la entrevista, mientras el resto de sus compañeros asienten de una u otra manera.
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Hay dos maneras de afrontar el último resultado electoral. Con esperanza, porque la extrema derecha solo ha sacado 24 escaños, o con miedo, ¡porque la extrema derecha ha sacado 24 escaños! Ellos ven el vaso medio vacío: "Acabas aliviado porque veías sondeos de 70 escaños y dentro de lo malo te vas a la cama contento, pero a la mañana siguiente estaba preocupado. Casi dos millones y medio de personas han votado a esa gente", dice Padilla. Sus compañeros le siguen: "Es que es un discurso del 36..." dice Planell. "O de 1500", apostilla Montero.
Celebran la contradicción que vive España, con la derecha más radical regresando a la primera plana de la democracia mientras La Polla Records anuncia gira multitudinaria por España. "Hay gente más blanda que La Polla Records que está viviendo fuera de España. Hace 30 años era más fácil cantar a según qué cosas", dice Montero en relación a Valtonyc. Castellano, en cambio, ve cómo se explota el negocio de la nostalgia en el regreso de Evaristo y los suyos, por lo que no termina de estar convencido: "Me resulta muy curioso que pueda ir gente a la que le gusta Alejandro Sanz. Pero ahora, de repente, La Polla Records está de moda", asegura sorprendido.
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La música a los 40
Los cuatro se dedican a la música y no queda claro si este nuevo proyecto es para desfogarse o para pagar las facturas. "Tener una banda es nuestra adaptación al medio. No nos veo a ninguno volviendo a trabajar en oficinas y no es por ser rebeldes ni nada, es nuestra manera de sentirnos bien con nosotros. Levantarme por la mañana y saber que tengo una banda me llena de vida", dice Joanra, que tras abandonar Love of Lesbian montó un bar en Arguelles –Bar Superlativo– y un negocio de logística y traslado para las giras de los grupos. Ante el vértigo de volver a arrancar un proyecto y dejar otro que funcionaba tan bien, el bajista hace una aclaración: "No fue decisión mía dejar Love of Lesbian. Fueron desavenencias, dejémoslo ahí", confiesa tras pensárselo mucho. Dice Ariel Rot que no hay mejor trabajo que una banda cuando está en ese punto en que todo sale y surge solo, pero que cuando eso pasa, es mejor dejarlo. Sin embargo, para augurar cuánto durará Siete70 antes del divorcio, se muestran, por primera vez, positivos: "Como tenemos agendas repletas y cuesta que nos juntemos, nos queda mucho tiempo juntos. Acabaremos enterrando a todos los grupos y entonces empezaremos a tocar todo lo que queramos", dicen, con su sorna habitual.
"En mi casa no escucho nada de música, estoy saturado, solo busco silencio"
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De hecho, admiten que a su edad y tras tantos años, viven la música de otra manera: "En mi casa no escucho discos, estoy saturado, solo busco silencio. No volvería a dedicarme a la música de nuevo para poder vivirla y disfrutarla de manera más pura. Ahora voy a un concierto y me fijo en qué pedal usa un guitarrista, en el micro del cantante..., escucho la música con los ojos", concluye Jordi Montero, que demuestra el hartazgo que producen las giras y recuerda al odio que Paco de Lucía acabó desarrollando a las guitarras. Es el peligro de convertir tu hobbie en tu profesión.
Guardan para sí mismos un mensaje que deberían oír todos aquellos que empiezan a tocar un instrumento con ínfulas de acabar llenando Wembley: "Somos muy cholistas: concierto a concierto. La música siempre me la he tomado así desde que formé mi primera banda, y nunca fue para llegar a algo, simplemente porque me flipaba. No sería buena forma de pensar decirme 'dentro de dos años lo estamos reventando', porque llama a la frustración y porque seguramente no lo estaremos petando", argumenta el batería de la banda.
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Castellano, compositor de algunas de las canciones más poperas del disco, también llama a la calma: "Vivimos también un poco en el día a día, porque la situación para los cuatro tiene esa complejidad. No tenemos 18 años y ya no vivimos a la sopa boba, hay que tirar para adelante con otras cosas. Tenemos que seguir trabajado y haciendo conciertos, pero siempre con todo muy mirado, porque lucharlo y desearlo con todas tus fuerzas no te lleva a conseguirlo", arguye.
No les gusta hacia dónde se encamina la música, la forma de escucharla, y aceptan de buen grado la etiqueta de 'viejunos', incluso ellos mismos se la ponen. "Los discos hay que escucharlos enteros. Escuchar solo canciones... lo de las playlist no me gusta. Es como ver diez minutos de una película. Cuesta mucho darle forma a un disco como para luego escucharlo mal", confiesa Montero, autor de Manchas de vino, otra de las canciones con las que esperan hacerse un hueco en el panorama.