Surfin' Bichos: "Somos cuatro hermanos carnales haciendo rock bastardo"
La legendaria banda de Albacete, liderada por Fernando Alfaro y Joaquín Pascual, presenta un nuevo disco treinta años después de su separación, 'Más allá' (Sonido Muchacho).
Madrid--Actualizado a
Hay palabras que, con el paso del tiempo, pierden significado. Treinta años después de El amigo de las tormentas, su último disco antes de separarse, Surfin' Bichos han regresado a un estudio de grabación para facturar Más allá, editado por Sonido Muchacho, producido junto a Fino Oyonarte y con portada de Joaquín Reyes.
En su caso, la acepción añeja del término sigue vigente: un grupo mítico, o sea, legendario, eslabón perdido entre la movida y el indie, que desde Albacete sembró el país de un pop espurio y urticante que caló en la chavalería abollada de los noventa.
Los esquejes de aquella banda fueron Chucho y Los Alienistas, liderados por Fernando Alfaro (voz y guitarra), y Mercromina y Travolta, con Joaquín Pascual (guitarra y teclados) al frente, a los que cabría sumar sus proyectos en solitario. Acompañados de José Manuel Mora (bajo) y Carlos Cuevas (batería), dan cuenta y razón de su nuevo álbum.
Se han hecho de rogar, pese a que en 2006, en 2015 y en 2017 —con la gira del 25º aniversario de Hermanos carnales— ya dieron algunas pistas de un posible regreso.
Fernando Alfaro: Seguramente sí, aunque ni nosotros lo sabíamos. Algo se cocía y la gente nos reclamaba que grabásemos material nuevo. La idea era muy pertinente, porque estábamos tocando juntos, y el paso lógico era publicar un disco cuando lo permitiesen nuestras circunstancias personales. Volví a vivir a Albacete justo antes del confinamiento, empezamos a vernos mucho más y eso dio pie a pasar por el estudio otra vez.
¿Las crisis espolean la creatividad o la pandemia pudo ser paralizante?
Alfaro: En mi caso, sí, porque tenía más tiempo y la reconcentración estimula la creación, desde escribir hasta componer canciones.
¿Cómo se conserva la amistad después de treinta años separados y cómo se recupera el entendimiento?
Joaquín Pascual: Nunca dejamos de ser amigos, porque cuando se disolvió el grupo no hubo una ruptura emocional. Siempre hemos estado muy unidos. A nivel creativo, cuando nos juntamos para tocar las nuevas canciones, todo fue muy natural y en cinco ensayos teníamos el disco montado.
Carlos Cuevas: A lo largo de estos años, José Manuel y yo formamos Burrito Panza, trabajamos con Joaquín en Mercromina y Chucho, grabamos con Is [Isabel León, en solitario]...
José Manuel Mora: Y Joaquín y yo teníamos un proyecto que no salió adelante, Soga brillante [risas].
Pascual: Solo el nombre ya era un disparate…
¿Ensayar poco fomenta la espontaneidad?
Mora: Buscamos la espontaneidad, porque no queríamos un álbum superproducido.
Cuevas: En realidad, no nos apetecía ensayar mucho [risas].
Mora: De hecho, no teníamos ni local de ensayo. Tocamos en el estudio de grabación.
Alfaro: ¡Vamos a quedar como unos pobretones, tío! [risas].
Un disco en el que ha participado en la producción Fino Oyonarte.
Mora: Fino ya había trabajado con Mercromina y nos gustaba, porque no es un productor intervencionista.
Pascual: Ha producido discos áridos y complejos que, con el tiempo, se han convertido en unos clásicos [Super 8, de Los Planetas; Hipnosis, de Lagartija Nick, etcétera]. Ahora, nos ha ayudado a poner todo en orden y control. Además, es exigente y muy buen técnico.
Cuevas: Y un trabajador incansable. No es caótico, como nosotros, pero acepta el caos, porque lo sabe manejar.
¿La separación fue fruto de una decepción? ¿Pesó tanto la gira con Nirvana y Teenage Fanclub en la que nunca llegarían a tocar?
Alfaro: No pesó, aunque influyó. En etapas tempranas de tu andadura musical y, sobre todo, cuando eres muy joven, esas cosas te afectan mucho más. Siempre hay una tendencia por parte de las compañías a crear grandes expectativas para generar ilusión o porque están convencidas de ello. En 1992, con Hermanos carnales, las expectativas eran brutales y, con el tiempo, se ha demostrado que también fundadas.
Sin embargo, no participamos en aquellos conciertos por una canallada y, de pronto, todo aquel entramado se vino abajo. Como teníamos mucha fe en nosotros mismos, seguimos adelante y después de aquel verano armamos una gira por salas, pero esas cosas al final te acaban minando. Ahora bien, reducir el asunto a Nirvana sería simplificar demasiado, porque hubo otras circunstancias externas que nos terminaron quemando.
Mora: Entonces era más complicado que ahora, porque había menos salas para tocar. Ahora hay una demanda mayor y los festivales han favorecido a que muchos grupos toquen en directo.
Sin embargo, los festivales podrían haber perjudicado al circuito clásico de salas.
Cuevas: Sí. De hecho, nos resulta más satisfactorio tocar en salas.
Pascual: Un amigo me comentaba el otro día que estuvo en el concierto de Yo La Tengo en una sala madrileña y que no había comparación: "Los festivales son una mierda y la gente va pedo". Personalmente, recuerdo que vimos en Benicàssim a Spiritualized cuando publicaron Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space, al que estábamos enganchadísimos, y no nos enteramos de nada, porque íbamos ciegos. Claro que queremos tocar en festivales, que nadie piense lo contrario, pero ahora tenemos ganas de presentar el disco en salas, algo que nuestro público nos agradecerá.
Alfaro: Iba a decir una barbaridad…
Pascual: Mejor no la digas…
Alfaro: Lo mejor de los festivales es que te pones mucho más ciego que en una sala. Es lo único bueno que tienen [risas].
Cuando compone, ¿cómo sabe si la canción encaja en Chucho, en Surfin' Bichos o en su proyecto en solitario?
Alfaro: No lo sé. En cada disco hay tal variedad de tempos y de sensaciones que no podría hablar de un estilo Surfin' Bichos. La única idea de este álbum, que partió de Carlos, era grabarlo en secreto y publicarlo por sorpresa.
¿Cómo cambia una canción desde que la compone Fernando Alfaro con su guitarra hasta la puesta en común con la banda?
Mora: Conversamos mucho sobre por dónde debe ir cada canción.
Alfaro: Hablamos mogollón y, cuando nos juntamos, son más debates que ensayos.
Pascual: Nos acoplamos muy bien a la forma de componer de Fernando porque la entendemos a la perfección. En Surfin' Bichos hay infinitos puntos en común con Mercromina o con Chucho, porque son planetas que giran alrededor de la misma órbita.
Conversación ultrafónica a las 4am. es la única canción del disco que ha compuesto usted. ¿Echa de menos pasar a un segundo plano o no ser el protagonista?
Pascual: Al contrario. Me gusta muchísimo tocar las canciones de Fernando y me siento muy a gusto con la función que tengo en el grupo. Ahora bien, me motiva meter alguna canción mía en los discos de Surfin' Bichos. Para mí, eso es más que suficiente, porque todos desarrollamos nuestra faceta de compositores en otros proyectos.
¿La ruptura de Surfin' Bichos supuso una disyuntiva para los fans? ¿Creen que siguieron ambas vertientes u optaron bien por Mercromina / Travolta / Joaquín Pascual, bien por Chucho / Los Alienistas / Fernando Alfaro?
Pascual: A la mayoría de la gente le gustan ambas bandas. Cuando tocan Mercromina y Chucho en un festival, hay muchísimo público común. Más que de grupos, quizás sería mejor hablar de canciones.
Alfaro: Nosotros queríamos ser como Oasis y Blur, con los fans peleándose entre ellos [risas]. Nos habría gustado ver ese espectáculo, pero al final no ha podido ser, porque son buena gente [risas]. Aún estamos a tiempo de montar ese circo y que haya sangre, aunque vete a saber si en la intimidad Oasis y Blur se llevan bien y nos están engañando a todos…
Cuando montó Mercromina, ¿sintió una mayor responsabilidad o tuvo miedo al vacío?
Pascual: Quizás sentimos un poco de miedo al vacío, pero intentamos crear nuestro universo personal.
Cuevas: Al principio, Mercromina tenía muchos vínculos con Surfin' Bichos, aunque luego fue adquiriendo una personalidad propia. Lo que nos daba más vértigo eran las letras.
Con el tercer disco, Canciones de andar por casa (1999), ya se podía hablar de una atmósfera mercromínica consolidada.
Mora: Desde luego. No obstante, el cambio bestial se produjo con Bingo (2002), que nos hizo ver las cosas de otra manera.
¿Más allá es un disco compuesto a oscuras para iluminar a tientas el futuro?
Alfaro: Claro. La vida es despertarte a oscuras e intentar iluminar el futuro. Y en la situación extrema en la que nos vimos inmersos, incluso era más evidente. La pandemia propició eso: tiempo para pensar, un espejo oscuro en el que mirarte y un instinto de supervivencia y también sexual, porque lo que primaba era el amor. Intentar…
Entonces conoció a una nueva pareja.
Alfaro: De esas que no nos dejaban ver, porque había confinamientos territoriales. De ahí que el disco aluda al más allá y a traspasar fronteras, aunque muchas veces, en el día a día, somos nosotros quienes elegimos los límites.
Surfin' Bichos pasa de hablar del altísimo al lejanísimo, al tiempo que el público abraza la perspectiva cortoplacista: importa el hoy, no el mañana.
Alfaro: Eso es muy bueno, porque entonces se folla mucho más. Uno se pregunta: "¿Qué hay que hacer?". Pues hay que follar.
¿Y reproducirse?
Alfaro: Incluso reproducirse, a pesar del fin del mundo. Había quien se planteaba: "¿Cómo vas a tener un hijo ahora?". ¡Pero si el mundo siempre ha sido terrible, tío! Parece que estoy vacilando, aunque es la verdad.
Treinta años después del salvajismo de Surfin' Bichos, ¿cómo ha cambiado el grupo? ¿O su filosofía sigue siendo igual de frontal?
Alfaro: El grupo sigue siendo igual de frontal en el planteamiento y en la forma de afrontar la vida y la realidad. Somos gente pura. Pura de espíritu. Eso hace que te sinceres contigo mismo para encarar las cosas. Surfin' Bichos es terror y ternura.
¿Temieron no estar a la altura de sus anteriores composiciones?
Pascual: Una vez escuchadas las canciones, no tuvimos miedo, pero antes ya confiábamos absolutamente en las composiciones de Fernando. Sin embargo, sí que nos preguntamos si este disco era necesario. Decidimos hacerlo porque nos apetecía. Era inevitable dar ese salto al vacío.
¿Cómo se vuelve a sonar a Surfin' Bichos tras pasar por tantos proyectos diferentes?
Mora: No te lo planteas, sale de forma natural.
Cuevas: Somos cuatro hermanos carnales haciendo rock bastardo, como solíamos decir. No ha cambiado nada, porque el tiempo no puede con eso.
Pascual: El repertorio de Fernando nos ha hecho volver a lo que éramos de una forma muy natural y nos ha situado en un entorno muy comprensible y cercano. No nos ha costado abordarlas porque estas canciones somos nosotros.
¿Creen que llegarán a un nuevo público o bastan los fans huérfanos de la banda?
Pascual: Estar en Sonido Muchacho puede ayudar, aunque no estamos obsesionados con tener público nuevo.
Alfaro: Oye, "público nuevo" también puede ser gente vieja.
Mora: ¿Todavía más vieja? [risas]
Pascual: Ah, yo había entendido "público joven"... En todo caso, creemos que la discográfica debería tener un subsello, llamado Sonido Señor, para grupos como nosotros [risas].
Alfaro: A lo mejor llegamos a todas las huestes del new age… Lo petaríamos, porque hay mogollón de seguidores.
Sonarían en los ascensores y… ¡subidón!
Alfaro: Ojo, no es ninguna chorrada, porque nuestro pico de popularidad coincidió con los tiempos del hilo musical en los gimnasios y los supermercados. ¡Hasta nos escuchaban en la cárcel!
Porque el single Fuerte! sonó en las radiofórmulas.
Alfaro: ¡De Los 40 Principales a los seminarios!
* Surfin' Bichos actúan el jueves 18 de mayo en La Paqui (Madrid)
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