... Y Rajoy, sin aparecer
El presidente del Ejecutivo no sale a explicar los Presupuestos más restrictivos de la democracia. Tampoco lo hizo con la subida fiscal ni con la reforma laboral
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"Aquí hay un presidente del Gobierno que va a dar la cara y no se va a esconder". Palabra de Mariano Rajoy. Del 10 de enero de 2012, concretamente, y durante una entrevista con el entonces presidente de la agencia Efe, Álex Grijelmo. Claro que lo decía tras casi un mes de silencio y sin haber dado cuenta de un incumplimiento de su programa: la subida del IRPF y del IBI y un recorte del gasto de 8.000 millones.
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El jefe del Ejecutivo no salió en rueda de prensa aquel 30 de diciembre para explicar su primer tijeretazo, como tampoco lo hizo el 10 de febrero, cuando el Ejecutivo presentó una agresiva reforma laboral que le valió su primera huelga general. Ni siquiera quiso argumentar, nada más elegir a su Gobierno, el 21 de diciembre, por qué había nombrado a unos ministros y no a otros –por toda respuesta, ofreció un lacónico "Gracias"–. Y tampoco lo ha hecho hoy, cuando su Gabinete ha dado luz verde a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) más restrictivos desde la Transición, que suponen un recorte del gasto de 27.300 millones de euros –un 16,9% de media por ministerio– y una previsión de recaudación de 12.314 millones gracias a la subida y modificación de impuestos. Los que significan, según la versión de la Moncloa, el "mayor esfuerzo de consolidación fiscal de la democracia".
Monti presentó su plan de ajuste y su ministra de Trabajo rompió a llorar
No han tenido más remedio que hacerlo por él su escudera, la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y los ministros Cristóbal Montoro y José Manuel Soria, huido a mitad de la rueda de prensa por un compromiso. Rajoy no ha querido emular al italiano Mario Monti, que en diciembre compareció para anunciar un duro plan de ajuste de 30.000 millones acompañado de varios ministros. La titular de Trabajo, Elsa Fornero, incluso sollozó al pronunciar la palabra "sacrificios". La rueda de prensa de hoy en la Moncloa parecía desprovista de ese dramatismo, a juzgar por las bromas y sonrisas –y cierto nerviosismo, también– de Montoro y Sáenz de Santamaría.
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Tras aquel Consejo de Ministros del 30 de diciembre, arreciaron las críticas al jefe del Ejecutivo por no dar la cara en el pleno del Congreso. De poco sirvieron, porque Rajoy demoró hasta el 8 de febrero su comparecencia en el pleno del Congreso, 50 días después de su investidura. Debía hacerlo para informar de los acuerdos del Consejo Europeo del 30 de enero, pero al final la refriega política se centró en sus medidas de ajuste. Ya entonces el presidente del Gobierno daba por hecho que en 2012 no se crearía empleo. Todo lo contrario, la situación este año "empeorará", auguró. La presentación del cuadro macroeconómico, el 2 de marzo, reafirmó los malos pronósticos: recesión del 1,7% y 630.000 parados más.
El 10 de febrero, el Gobierno presentó una reforma laboral que, en la práctica, consagra el abaratamiento del despido y la generalización de la indemnización de 20 días. Rueda de prensa protagonizada por Sáenz de Santamaría y la titular de Empleo, Fátima Báñez. Rajoy habló de su real decreto ley días más tarde, interpelado por el líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Reconoció que sus reformas "no van a producir efectos en el corto plazo" y que su nueva legislación laboral quita "mucho poder" a la patronal. La CEOE, en cambio, no ha dejado de celebrar la ley.
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Santamaría dice que la explicación de ella misma, Montoro y Soria ya es "expresiva"
Cuando Rajoy sí adelantó y concretó los planes del Gobierno fue el pasado 2 de marzo. Desde Bruselas, lanzó el desafío de su Ejecutivo a las autoridades comunitarias: el déficit público no se rebajaría al 4,4% –como había comprometido José Luis Rodríguez Zapatero–, sino que se quedaría en el 5,8%. Después, Bruselas le enmendó la plana y le obligó a meter más tijera, hasta el 5,3%, lo que suponía un ajuste adicional de 5.000 millones.
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Hoy, Rajoy no ha comparecido. Al final de la rueda de prensa, se le preguntó a la vicepresidenta por qué. La explicación ofrecida por ella misma y por los otros dos ministros, dijo, había sido "suficientemente expresiva". Proverbial ya es la escasa afición del líder del PP a someterse al escrutinio de la prensa.