El Ejército de Israel asesinó a un anciano palestino de 80 años tras usarlo como escudo humano
El hombre fue obligado a pasear entre los escombros de la ciudad de Gaza con el cuerpo cubierto de explosivos en busca de bombas o milicianos de Hamás. Tras horas de infructuosa búsqueda, fue asesinado a tiros por otra brigada del ejército.

Madrid--Actualizado a
Lo separaron de su esposa y le recubrieron el cuerpo de explosivos. Para que obedeciera las órdenes del oficial israelí le ataron al cuello una larga mecha, en cuyo extremo opuesto había un detonador. Bajo la amenaza de "volarle la cabeza", un comandante de la Brigada Nahal de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) utilizó a un anciano palestino como escudo humano –también conocidos como "mosquitos"– para "limpiar" los edificios y las ruinas de posibles milicianos de Hamás o artefactos explosivos, según un medio israelí.
Ocurrió a principios de mayo del año pasado, en el barrio gazatí de Zeytún. Después de ocho horas de rastreo de la zona, los soldados permitieron al hombre y a su esposa salir poner rumbo a la zona humanitaria. Apenas unos minutos después de iniciar la marcha, fueron tiroteados por otros soldados que no estaban al tanto de la operación. El matrimonio rondaba los 80 años. De momento, no han trascendido sus identidades.
La historia salió a la luz el pasado 15 de febrero gracias a una investigación de Illy Pe'ery, periodista del medio israelí Ha-Makom –en español, El lugar más caliente del infierno– en la que se citan fuentes militares anónimas presentes en los hechos. Público se ha puesto en contacto con el editor del medio, el periodista Dor Zommer, para conocer mejor la historia. "Es un caso muy inusual" ya que se tratata de "un comandante de las FDI que comete un acto que las propias FDI niegan que ocurra".
No es el primer caso de este tipo que desvela el periódico israelí. El pasado mes de enero hicieron público el asesinato de un joven palestino de entre 20 y 30 años que también sirvió de señuelo para la Brigada Nahal. Esta vez los hechos se produjeron en Rafah durante el pasado mes de agosto. En aquella ocasión, el civil palestino fue descrito por las fuentes como un "colaborador" de las FDI. Cabe subrayar que este término puede ocultar las coacciones a las que son sometidas estas personas. En una ocasión, un soldado israelí explicó a los periodistas de Haaretz que le había prometido a un civil palestino que, si cumplía con la orden, le dejarían marchar: "Limpia el pozo y seras liberado", fueron sus palabras.
Algo similar le ocurrió al joven palestino asesinado en Rafah. Según las fuentes militares consultadas por Ha-Makom, el hombre pactó con los soldados quedarse junto a ellos en uno de los edificios que acababan de registrar. Ajeno a este acuerdo, otro miembro de la Brigada lo asesinó a tiros. En este caso, las FDI confirmaron los hechos y aseguraron que investigarían a Yair Zuckerman, coronel de la Brigada, por su responsabilidad en los hechos. De momento, no hay noticias sobre estas pesquisas.
La razón por la que este asesinato sí fue reconocido por el Ejército y el del anciano no tiene que ver con una cuestión muy sutil, explica Zommer. En el caso del joven tiroteado, las FDI abordaron los hechos como un acontecimiento aislado, fruto de la decisión individual de un soldado que se atrevió a usar a un civil como un escudo humano. A ello, se le sumó "el error" de comunicación dentro de la Brigada, que terminó con el asesinato del joven.
Zommer añade más de contexto: "Se supone que cuando las FDI llegan a una zona, esta debe estar vacía de civiles". A pesar de que el Ejército es consciente de que siempre quedan civiles que no pueden abandonar la ciudad, tienen la orden de disparar a cualquier palestino bajo la premisa de que puede ser un miliciano de Hamás. Como muestran los hechos, dicha premisa es errónea.
No es el asesinato por error de un anciano lo que podría poner en un aprieto a las FDI, explica Zommer, sino el hecho de que antes de ser tiroteado fue usado como mosquito por un alto cargo de la FDI. Es decir, que alguien con responsabilidad dentro del Ejército llevó a cabo una práctica que está prohibida.
Una práctica habitual
El primer caso de uso de palestinos como escudos humanos durante esta guerra salió a la luz el verano pasado. El periódico israelí Haaretz publicó una investigación en la que se recogían numerosos testimonios de soldados israelíes que aseguraban que esta era una práctica común. En las palabras de algunas de las fuentes se advierte cierta duda moral. "Cuando estás dentro de esto no sabes qué es lo que está mal [...] es una sensación terrible", explica uno de ellos.
Según las citas recogidas por el medio israelí, los soldados rasos eran presionados por sus superiores para llevar a cabo estas prácticas. Cuando trataban de cuestionarlas, sus comandantes les increpaban: "¿No crees que las vidas de tus amigos son más importantes que las suyas [las de los palestinos]?". En julio de 2024, Al Jazeera publicó unas imágenes en las que se apreciaba cómo unos militares israelíes usaban a civiles palestinos como mosquitos. Los vídeos tuvieron un enorme impacto. Pese a que las FDI no se pronunciaron al respecto, una de las fuentes aseguró a Haaretz que los altos mandos conocían a la perfección este fenómeno.
Y es que, en realidad, esta práctica se remonta a inicios de los dos mil. Entre 2001 y 2003 tuvo lugar la revuelta palestina conocida como la Segunda Intifada. El entonces ministro de Defensa israelí, el laborista Binyamin Ben-Eliezer, logró sofocarla tras ocupar algunas zonas de la Franja de Gaza y lanzar sobre Cisjordania la operación Escudo Defensivo, que acabó con la vida de casi 500 palestinos y 150 israelíes.
El uso de civiles palestinos como escudos humanos en Cisjordania resultó tan habitual que se acuñó una jerga propia para describir esta práctica, bautizada como "procedimiento de vecindad". Aquellos palestinos que eran usados como escudos recibieron el nombre de "shawish". Zommer asegura que el "procedimiento del mosquito" vendría a ser la adaptación "extrema" de aquella práctica a un territorio -Gaza- y a un contexto histórico aún más violento.
A diferencia de lo que ocurre actualmente, el "procedimiento de vecindad" de principios de los dos mil estuvo en el punto de mira de la Justicia. En Escudo Defensivo combatieron israelíes que acababan de terminar la servicio militar obligatorio. Horrorizados por algunos de los procedimientos utilizados por las FDI, un grupo de voces disonantes del ejército crearon la organización Break the silence, todavía activa.
A través de ella, varios soldados comenzaron a hacer público que las FDI usaban a civiles palestinos como escudos humanos. En 2011, muchos de estos testimonios fueron incluidos en "El libro negro de la ocupación", publicado en España en 2012 por El Viejo Topo.
Uno de los testimonios recogidos en el libro relata cómo los soldados usaban "todo el tiempo" este "procedimiento de combate". En una ocasión, explica un veterano, detectaron lo que creían que era explosivos en el minarete de una mezquita en Ramala. Ningún soldado iba a subir a comprobar si eran o no explosivos, poniendo en juego su vida. Así que llamaron a la puerta de un vecino palestino y le pideron que subiera al minarete a recoger "unos tubos".
"Ni siquiera le dijeron que eran explosivos", evidencia el testigo. Finalmente, los objetos depositados en la mezquita resultaron ser motores para los cohetes. Según contó a Break the silence el soldado, el hombre no llegó a sufrir ningún daño.
La proliferacion de testimonios que daban fe de la cotidianidad con la que se aplicaba el "procedimiento de vecindad" llevó a varias ONG a presentar una denuncia frente al Tribunal Supremo de Israel. En 2005, el alto tribunal aprobó una sentencia por la que estableció que dicha práctica era ilegal, en tanto que violaba el derecho internacional.
Otro crimen sin consecuencias
Desde el inicio del genocidio en Gaza se han hecho públicos una decena de casos de palestinos usados como mosquitos. En la mayoría de ellos, los civiles palestinos fueron asesinados. Por su parte, las FDI niegan o no reconocen los hechos. Así ha ocurrido en el caso del matrimonio de ancianos tiroteados en Gaza. "No lo reconocieron, pero tampoco lo negaron", explica Zommer. Únicamente se limitaron a decir que "no conocian el caso".
De momento, nadie ha asumido responsabilidades por estos crímenes. Hacerlo, explica el periodista, supondría evidenciar que el Ejército ha violado una prohibición explícita del Tribunal Supremo de Israel. Zommer guarda esperanza de que el trabajo de los periodistas termine poniendo contra las cuerdas a los responsables de estos crímenes. "Habrá consecuencias", asegura esperanzado a Público.
Este caso viene a engrosar el listado de atrocidades cometidas contra la población palestina bajo el Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Entre ellas también se encuentra el bombardeo indiscriminado de la población civil, la destrucción de infraestructuras públicas como hospitales y escuelas –con civiles dentro– o la privación de comida, agua y luz.
Todas estas prácticas son consideradas como crímenes de guerra por el derecho internacional. Por la presunta comisión de estos delitos, la Corte Penal Internacional está investigando al primer ministro sionista y a su exministro de Defensa, Yoav Galant. Sobre ambos pesa una orden internacional de detención. También, sobre el líder de Hamás, Mohammed Deif, ejecutado extrajudicialmente por Israel el pasado mes de julio. A esta investigación se le suma la iniciada por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a petición de Sudáfrica y que investiga al Estado de Israel por genocidio.
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