Rusia acelera su ofensiva en Ucrania y Biden intenta frenarla con más armas para Kiev a un mes de la jura de Trump
Biden intenta despachar los últimos envíos de armas a Kiev antes de que Trump asuma el poder y de que la actual ofensiva rusa desbarate la resistencia ucraniana.

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El presidente estadounidense, Joe Biden, prepara un postrer paquete de ayuda en armas para Ucrania de 1.200 millones de dólares en sistemas antiaéreos y munición que llegaría al ejército ucraniano antes de que deje su cargo en enero. Sin embargo, el tiempo corre en contra el ejército de Kiev, ya con poca capacidad de maniobra antes de que Donald Trump, con sus probables recortes a esa asistencia, llegue en un mes a la Casa Blanca.
Ni siquiera las nuevas partidas de armamento donadas por EEUU parecen suficientes para detener la debacle militar ucraniana y la incapacidad de Kiev para asestar un golpe contundente al ejército ruso.
El último ataque ucraniano con decenas de drones tuvo como objetivo este sábado seis edificios residenciales en la lejana ciudad de Kazán, en el corazón de Rusia. Un día antes, otro bombardeo ucraniano con drones mató a seis civiles, entre ellos un niño, en la ciudad de Rilsk, en la región rusa de Kursk. Se acaba el tiempo y el ejército ucraniano parece actuar a la desesperada, mientras no llegan las armas prometidas.
Miles de millones de dólares en armas no llegarán a Ucrania
Desde que comenzó la invasión rusa en febrero de 2022, Washington ha entregado 60.000 millones de dólares solo en ayuda militar a Kiev a través de la Iniciativa de Asistencia de Seguridad para Ucrania (USAI).
Pero pese a la celeridad de Biden para completar éste y otros programas de ayuda, podrían quedar miles de millones de dólares sin asignar y que no llegarían al ejército ucraniano antes de que Trump dé un hachazo al apoyo, como prometió.
Según el diario The New York Times, Biden podría dejar de entregar 5.600 millones de dólares en ayuda militar asignados a Ucrania en el marco de otro programa, el PDA de transferencia de equipos militares de los arsenales estadounidenses existentes.
Biden podría dejar de entregar 5.600 millones de dólares en ayuda militar asignados a Ucrania.
Tampoco queda claro si estas prisas obedecen a la imperiosa necesidad que tiene Ucrania de más armas cuando está siendo desbordada por la iniciativa militar rusa o si lo que pretende Biden es asegurar que las empresas estadounidenses con contratos con el Pentágono completen sus pingües negocios armamentísticos antes de que llegue Trump o de que se consume la derrota militar ucraniana.
Las líneas de defensa ucranianas ceden en el este
Acosadas por la masiva ofensiva rusa en Donetsk, donde en el curso de la última semana el ejército ruso ha tomado diez localidades, las líneas ucranianas en el este del país se tambalean y están siendo desbordadas por un ataque generalizado ruso que, según Kiev, ha movilizado a más de 150.000 soldados en ese frente bélico.
En las últimas horas, el Estado Mayor ucraniano reconoció que sus fuerzas se están retirando en el este de Donetsk para evitar el cerco ruso. En concreto se han replegado ya en el área de Uspenivka y Trudove.
El Ministerio de Defensa ruso indicó este sábado que sus tropas tomaron la aldea de Kostiantinopolske, en Donetsk. Esta posición está a menos de diez kilómetros de la localidad de Kurájove, donde se desarrollan algunos de los combates más encarnizados de la guerra. Las fuerzas rusas intentan allí completar el cerco de las unidades ucranianas que la defienden.
El ejército ruso intenta conquistar Kurájove antes de fin de año y a continuación probará a capturar la aldea de Vekila Novosilka. Entonces se habrá apoderado del sur del Donbás y el siguiente objetivo sería Pokrovsk, actualmente asediada. Después quedaría expedito el camino hacia las ciudades clave de Sloviansk y Kramatorsk, que despejarían el avance hacia Ucrania central.
En tales circunstancias, la posición rusa en unas eventuales negociaciones sería demasiado fuerte, de ahí que en estos momentos empiece a cundir la ansiedad entre los aliados europeos de Kiev. Si Trump intenta cumplir su promesa de acabar con la guerra de Ucrania en 24 horas (es decir, cortando cualquier suministro de ayuda al ejército ucraniano), la situación militar se haría insostenible.
Kiev demanda más sistemas antiaéreos, que Moscú va destruyendo
Las circunstancias en la retaguardia ucraniana no son mejores. Esta semana, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reclamó en Bruselas a sus aliados europeos más sistemas antiaéreos Patriot, pues buena parte de los nuevos ataques rusos tienen como objetivo estas baterías de misiles, claves hasta ahora para minimizar los daños de los bombardeos.
En la noche y madrugada de este sábado, el ejército ruso lanzó 113 drones contra Kiev, aunque la mayor parte fueron interceptados o desviados de sus objetivos. La víspera, sin embargo, fue peor: las fuerzas rusas ejercieron toda su presión sobre la capital ucraniana, con decenas de drones, al menos ocho misiles hipersónicos Kinzhal, varios misiles balísticos y también misiles KN-23 norcoreanos.
Este ataque múltiple, que causó la muerte de un civil, golpeó varias unidades militares, cuatro baterías antiaéreas Patriot, una lanzadera HIMARS, también estadounidense, y una fábrica de misiles ucranianos Neptun. En el bombardeo, varias embajadas que compartían las instalaciones de un mismo edificio sufrieron daños menores. Las oficinas dañadas correspondieron a las representaciones diplomáticas de Albania, Argentina, Palestina, Macedonia del Norte, Portugal y Montenegro.
Según el Kremlin, este bombardeo respondió al uso por Ucrania de misiles de largo alcance estadounidenses ATACMS y británicos Storm Shadow contra una planta química en la región rusa de Rostov y por el asesinato en Moscú del responsable de las fuerzas de defensa nuclear biológica y química de Rusia, Igor Kirilov, cometido por agentes ucranianos en el mayor atentado de este tipo contra un alto cargo militar ruso.
La amenaza del Oreshnik ruso pende en el aire
El temor en Kiev es que Rusia empiece a usar a gran escala los misiles hipersónicos, incluidos los de nueva generación, como el Oreshnik. El 21 de noviembre, uno de estos proyectiles casi imposibles de detectar e interceptar destruyó parte de la fábrica Yuzhmash, en Dnipro, uno de los principales centros de fabricación de misiles de Ucrania.
El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció esta semana que se están produciendo estos misiles de forma masiva. Muy pronto, las nuevas armas hipersónicas rusas podrían marcar un antes y un después en esta contienda, en la que los misiles rusos miden su capacidad de destrucción con los enviados por Occidente para contrarrestar la invasión.
Este jueves, Putin llegó a retar a EEUU a un duelo de misiles, a modo de “experimento tecnológico”, en el que Rusia utilizaría sus Oreshniki contra los sistemas antimisiles occidentales en Kiev para ver si éstos podían parar a la joya del armamento ruso.
Zelenski en la diana
Con este panorama, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no se encuentra en sus mejores momentos. Sigue siendo acogido en las cumbres y reuniones de sus aliados europeos, como el miércoles y el jueves, y vuelve de Bruselas a Kiev con numerosos signos de apoyo y promesas de que Europa hará todo lo posible para que Ucrania no sea derrotada. Pero estas promesas preñadas de retórica para el propio consumo interno europeo no están ayudando a vencer la guerra.
La presión de Moscú también se dirige contra Zelenski. El presidente Putin ya ha indicado que no negociará con él nada, pues su mandato terminó este año y no lo considera el líder “legítimo” de Ucrania. Es decir, Putin aceptará a Zelenski como interlocutor si convoca unas elecciones y las gana, algo muy difícil de conseguir en medio de una guerra. La demagogia del Kremlin no esconde sus propias ansias de castigo y venganza contra el dirigente ucraniano.
Putin ya ha indicado que no negociará nada con Zelenski, pues no lo considera líder “legítimo” de Ucrania.
Por eso, Zelenski sigue insistiendo en que solo la entrada de Ucrania en la OTAN o el comienzo de las conversaciones para la adhesión le darán fuerza suficiente ante unas negociaciones de paz. Aunque el primer efecto de éstas sea dejar la devolución de los territorios invadidos por Rusia, una quinta parte del país, para más adelante.
En un movimiento que podría estar relacionado con la progresiva aceptación de que la negociación es un paso irremediable que podría darse ya en 2025, Zelenski anunció este sábado el nombramiento de treinta embajadores ucranianos en el extranjero, entre ellos los representantes de Kiev ante la ONU y la OTAN.
En este último caso, la representante de Ucrania en Bruselas será Aliona Getmanchuk, directora del equipo de pensamiento New Europe Center, que ha destacado por su defensa de la integración ucraniana en Alianza y de la consecución de garantías de seguridad para su país frente a Rusia.
Kiev pretende comprar a Eslovaquia su apoyo para entrar en la OTAN
La cruzada de Kiev para obtener el apoyo de todos los miembros de la Alianza a una invitación a la adhesión desató esta semana un escándalo que pone de manifiesto ese nerviosismo de Zelenski ante la posibilidad de que, cuando se ponga al frente de la OTAN, Trump retrase sine die ese ofrecimiento.
El primer ministro de Eslovaquia, el populista de izquierdas Robert Fico, afirmó este viernes que Zelenski le había ofrecido 500 millones de dólares procedentes de los activos rusos congelados por las sanciones occidentales a Moscú a cambio de su respaldo a la entrada de Ucrania en la OTAN.
“Me preguntó si votaría por su ingreso (de Ucrania) en la OTAN si él me diera 500 millones de euros de los activos rusos”, dijo Fico en un vídeo publicado en Facebook. Tras esa oferta, pesa además la amenaza ucraniana de cortar el tránsito hacia Europa de gas ruso por territorio ucraniano. Eslovaquia sería uno de los países afectados.
Fico desechó el trato, que parece oscilar entre el soborno y el chantaje, y subrayó que en estos momentos “es irreal” una posible invitación a Ucrania para unirse a la OTAN. Sobre el corte del tránsito de gas ruso por Ucrania hacia Europa, Fico dejó caer que Eslovaquia podría, a su vez, suspender el abastecimiento a Ucrania de electricidad, ayuda humanitaria o del propio gas ruso que ahora suministra de vuelta al país en guerra.
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