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Mujica, a la espera de la "vieja inevitable"

Con 86 años a cuestas y problemas físicos que arrastra de su pasado como guerrillero tupamar, el expresidente de Uruguay reconoce estar "feliz" y no echa de menos estar en primera línea de la política.

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montevideo,

Retirado de la vida política activa, o al menos eso se propuso y anunció en octubre de 2020 cuando dejó su escaño en el Senado, el ex presidente de Uruguay José Mujica, de 86 años, apenas se deja ver públicamente en los últimos tiempos mientras espera la carroza de la "vieja inevitable"

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Presidente entre 2010 y 2015, Mujica situó al país austral en un primer plano mundial por su peculiar manera de expresarse y por las leyes progresistas que se aprobaron durante su mandato, como el aborto o la legalización del consumo de marihuana. 

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Con visera y chaqueta de abrigo, este jueves habló con la prensa tras recibir en su chacra (finca rural) a Fernando Pereira, exlíder sindical y uno de los tres aspirantes a presidir el Frente Amplio (FA), la formación de izquierdas que gobernó el país entre 2005 y 2020 y que ahora está en la oposición nacional. 

Tras unos minutos en los que respondió preguntas sobre asuntos de coyuntura local, Mujica enfatizó que no extraña la vida de parlamentario tras aquella histórica renuncia al Senado el mismo día que lo hizo el también expresidente —y oponente político— Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000).

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La renuncia al escaño del Senado se produjo principalmente por razones de salud, ya que padece una enfermedad autoinmune y no podía ponerse en riesgo por la pandemia de la covid 19. 

"¿Que voy a extrañar, hermano? 20 años sintiendo el mismo discurso que me cambian la fecha... Estoy feliz", contestó " "Pepe" a la pregunta de uno de los periodistas sobre si echaba de menos estar en primera línea de la política del país. 

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En abril pasado, debió internarse en un hospital durante dos días tras ser sometido a una endoscopia, en la que se le detectó una úlcera de esófago y cuando no había podido ser inoculado contra la covid 19 precisamente por su enfermedad autoinmune. 

Tiempo después, y avalado por su médica personal, Raquel Pannone, recibió las dos dosis de la vacuna estadounidense Pfizer, por lo que ya cuenta con la pauta de inmunización completa. 

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Con 86 años a cuestas y problemas físicos que arrastra de su pasado como guerrillero tupamaro —en los que pasó más de una década en prisión, con torturas incluidas— y algunos huecos en su dentadura, compareció ante la prensa a la sombra de un árbol y aseguró que ahora solo espera por la carroza de "la vieja esa inevitable" con "la mayor alegría que se pueda", explicó Mujica con ese tono irónico y sarcástico con el que suele referirse a la muerte. 

"(Ahora queda) Esperar la carroza con la mayor alegría que se pueda, hice lo que pude. El balance es que la vida es hermosa a pesar de todas las caídas y cuando llega la vieja esa inevitable le quisiera decir: por favor, doña, siga otra vuelta", "Esto es un consejo para los muchachos: triunfar en la vida no es llegar, triunfar en la vida es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae", concluyó. 

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Casado con la senadora y también exguerrillera tupamara Lucía Topolanski, Mujica pasó de liderar el Movimiento de Participación Popular (MPP), el principal grupo político integrante del FA, y ser Presidente de la República, ministro de Agricultura y senador a volver a sus orígenes como floricultor en la chacra donde vive y que nunca abandonó cuando estuvo es primera línea de la actividad política. 

Los Mujica-Topolansky no tienen hijos pero desarrollaron una intensa labor social para promocionar y dignificar la agricultura entre los jóvenes y facilitar viviendas a los más necesitados.

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