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La ofensiva israelí en el sur de Gaza arrincona a la población palestina en una trampa mortal

El ataque de Israel contra el sur de Gaza asedia a Hamás en sus últimos reductos y acorrala a dos millones de palestinos en una catástrofe humanitaria sin precedentes.

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Las familias de Gaza, cada vez más acorraladas ante la feroz avanzada de Israel. — Anas Baba / Efe

Primero obligó a cientos de miles de palestinos a dejar sus hogares en el norte de Gaza bombardeando sus casas y asesinando indiscriminadamente a quienes no podían escapar. Ahora, tras acorralar a todos esos desplazados en el sur de la Franja, Israel lanza una ofensiva que roza el exterminio premeditado, arrasando incluso aquellas zonas que había declarado "seguras" para los refugiados.

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Tras lograr casi todo el control de la parte norte de Gaza, el Ejército israelí ha comenzado esta semana una nueva fase de su ofensiva contra Palestina. El objetivo es el sur de la Franja y los métodos los mismos empleados en el norte: bombardeos aéreos, ataques con tanques, artillería y terror, todo el terror necesario para anular cualquier resistencia entre los más de dos millones de palestinos de Gaza a un destino más que evidente: ser expulsados de su tierra y que ésta sea ocupada por las fuerzas israelíes.

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"A pesar de lo que se ha asegurado, los ataques en el sur de Gaza son tan crueles como los que sufrió el norte. De alguna manera, la situación está empeorando para los niños y las madres", afirmó el portavoz de UNICEF, James Elder.

Esta guerra desigual donde la principal víctima es la población civil se desató con los ataques brutales lanzados por miles de milicianos del grupo islamista palestino Hamás el pasado 7 de octubre. Cerca de 1.200 israelíes y gentes de otras nacionalidades murieron en esa masacre masiva cometida en el sur de Israel, donde entraron los comandos de Hamás.

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Éstos además se llevaron a unos 240 rehenes, de los que un centenar fueron intercambiados la semana pasada por mujeres y niños palestinos presos en cárceles israelíes, en una tregua de siete días que permitió también la entrada de suministros y ayuda humanitaria a la Franja.

Israel puso finalmente fin al alto el fuego y, aunque ha permitido el paso de algunos camiones con ayuda para acallar a la opinión pública internacional, al tiempo ha puesto en marcha una nueva fase de la invasión de Gaza.

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Borrell: "En Gaza estamos viendo una matanza"

"Lo que estamos viendo (en Gaza) es una matanza" al igual que lo fueron los ataques terroristas de Hamás, dijo este lunes el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell. Para el responsable de la diplomacia europea, "un horror no puede justificar otro horror".

En estos casi dos meses de guerra, Israel ha convertido en ruinas el norte de Gaza y ha asesinado a casi 16.000 palestinos y causado más de 40.000 heridos. La mayor parte de estas víctimas son mujeres y niños. Además, entre los escombros de las ciudades destruidas puede haber otros 7.000 cadáveres enterrados.

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Por si fuera poco, la guerra ha obligado a cerca de 1,9 millones de personas a abandonar sus hogares. Es decir, el 90% de los 2,2 millones de gazatíes.

La intención de Israel: expulsar a los palestinos a Egipto

Ahora, cuando la mayor parte de los gazatíes ha huido hacia el sur, el Gobierno de Benjamin Netanyahu muestra sus verdaderas intenciones.

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El objetivo de Israel no es solo el norte de Gaza sino toda la Franja. Para ello ha encerrado a los palestinos en un callejón sin salida y con apenas medios, forzándolos más y más al sur, es decir, hacia la frontera con Egipto.

Se empieza a concretar ese plan revelado por algunos círculos del poder israelí al principio de la guerra y que nadie consideraba viable por su propia monstruosidad: empujar a los palestinos hacia Egipto, forzar su entrada en este país en dirección a la península de Sinaí y convertir este territorio en el mayor campo de refugiados del planeta.

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Así lo están denunciado en medios árabes algunos de los funcionarios egipcios que participaron en la mediación entre Hamás y el Gobierno de Israel para asegurar la tregua ahora rota. La semana pasada, Israel publicó un mapa con el sur de Gaza dividido en cuadrantes y con zonas en el este y oeste de esta zona como objetivos de los bombardeos.

Egipto no podrá aguantar la presión de cientos de miles de refugiados sin cometer una masacre

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La intención parece evidente: empujar a los gazatíes, también a los que habitan el sur de la Franja, hacia la frontera egipcia, hacia el paso de Rafah con Egipto, que no podría aguantar la presión de cientos de miles de refugiados sin cometer una masacre para contener su avance. De esa forma, Egipto se convertiría en cómplice de la matanza de palestinos o tendría que aceptarlos en el Sinaí y asumir todo el problema en el futuro.

Jan Yunis, la nueva presa de Israel

Los ataques israelíes se están centrando en Jan Yunis, la ciudad del sur de Gaza donde el Ejército de Tel Aviv considera que se reagrupan las fuerzas de Hamás. El Ejército israelí ha declarado la carretera central que enlaza Jan Yunis con el norte de la franja como "zona de combate" y la ha cerrado al tráfico.

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Pero los bombardeos israelíes también se suceden en Rafah, interrumpiendo el paso de ayuda humanitaria y presionando para que la población que huye solo vea en la frontera egipcia su salvación.

Las autoridades de El Cairo creen que exacerbando la crisis humanitaria, Israel la acabará exportando hacia Egipto. La entrada de cientos de miles de refugiados palestinos desestabilizaría Egipto y condenaría la solución de dos estados para el problema palestino-israelí.

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Solo quedaría un estado, Israel, y millones de palestinos por el mundo, pues el otro territorio palestino, Cisjordania, lleva décadas siendo invadido ilegalmente por colonos respaldados por el Ejército de Israel, y no podría asumir tampoco la llegada de sus conciudadanos de Gaza.

La "hipocresía" de EEUU

Y todo ello a pesar de que la semana pasada Estados Unidos le lanzó una advertencia seria a Israel. En realidad, lo "seria" que puede ser una reprimenda entre aliados que cierran filas sin fisuras. El secretario de Estado, Antony Blinken, visitó Israel e instó al primer ministro Netanyahu y su camarilla de extremistas a que contuvieran la masacre de civiles palestinos.

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Blinken reclamó a Israel que no repitiera en el sur "la pérdida masiva de vidas civiles y el desplazamiento (de población) a la escala que se ha visto en el norte de Gaza". Esa misma llamada la hicieron este fin de semana el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, y la vicepresidenta Kamala Harris, sin demasiado éxito, por lo visto.

"Han muerto demasiados palestinos inocentes", afirmó Harris en Dubai.

Pero los desdenes de Israel no parecen repercutir en la Casa Blanca. Más aún, son incluso recompensados con más armas estadounidenses, especialmente con el incremento de la munición especial que Washington está suministrando al Ejército israelí y que está ayudando a reventar los búnkeres de Hamás y los subterráneos de las ciudades palestinas, como denunció este viernes The Wall Street Journal.

Está por ver cuánto tiempo puede mantener la Administración del presidente Joe Biden este apoyo decidido a la masacre cuando en EEUU crecen las voces contrarias a una guerra genocida y con las elecciones presidenciales a menos de un año.

Los enemigos de EEUU al acecho

Esta posición de EEUU, ambivalente y con doble rasero, está siendo aprovechada por los enemigos de Washington y Tel Aviv en Oriente Medio, aliados a su vez de Hamás, para tocar sus propios tambores de guerra.

Oriente Medio denuncia el doble rasero de EEUU 

EEUU debe responder por su apoyo hipócrita a Israel en el asesinato de civiles, señaló en la noche del domingo el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amir Abdolahian. "Por un lado, con declaraciones a la prensa, Estados Unidos aconseja a Israel que detenga la masacre de mujeres, niños y civiles", pero "en la práctica apoyan y dan luz verde al genocidio de Gaza", aseguró Abdolahian.

Esta percepción del doble rasero desplegado por Washington en esta crisis ha llevado a una respuesta armada a la presencia estadounidense en la región, con redoblados ataques desde que comenzó el conflicto por parte de grupos proiraníes como Hizbulá en Líbano y Siria, los hutíes de Yemen o la Resistencia Islámica de Irak. Nunca como ahora había estado este conflicto tan cerca de convertirse en una deflagración por todo Oriente Medio.

La amenaza de epidemias hace temblar a la OMS

Pero no es la extensión de la crisis a los países vecinos lo que más preocupa a los desplazados en el sur de Gaza. El recrudecimiento de la ofensiva israelí los está empujando a hacinarse en pequeñas parcelas, más o menos a salvo de las bombas, que pueden convertirse en auténticos campos de concentración dentro de la propia Palestina.

Margaret Harris (OMS): "Veremos morir a más personas a causa de enfermedades de las que vemos caer en los bombardeos"

"Veremos morir a más personas a causa de enfermedades de las que vemos caer en los bombardeos", dijo Margaret Harris, responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que denunció las condiciones insalubres extremas en que viven los desplazados, por ese hacinamiento y falta de agua potable.

La responsable de la OMS subrayó su preocupación por el incremento de las enfermedades infecciosas entre los más pequeños, con numerosos casos de diarrea, que ha multiplicado su incidencia en niños de hasta cinco años 100 veces por encima de los niveles normales.

Y no solo los enfermos de gastroenteritis e infecciones estomacales. El portavoz de UNICEF refirió el gran número de niños con amputaciones, aplastamientos y quemaduras causadas por los bombardeos. "Los doctores se ven así ante la necesidad de tomar terribles decisiones: ¿a quién priorizar?", explica Elder.

Y no hay hospitales para atender a tantos heridos y enfermos. De los 36 centros hospitalarios de Gaza, ya solo están funcionando diez. El resto ha colapsado por los ataques y la falta de combustible para poner en marcha sus infraestructuras eléctricas

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