Londres
El este del condado de Cambridgeshire limita con el oeste del condado de Norfolk, en el sureste de Inglaterra, y reúne un selecto ramillete de residencias de la aristocracia y la realeza inglesas: Sandringham, la mansión para Navidad de la reina; Houghton Hall, del séptimo marqués de Cholmondeley, y The Manor, uno de los edificios más antiguos del país, construido en 1130. Cerca de los impolutos céspedes y los topiarios de los jardines de estas opulentas viviendas ha permanecido durante cinco años, en una cueva subterránea cubierta de matorrales, Ricardas Puisys, de 40 años, temporero lituano, temeroso de ser herido o delatado.
La Policía de Cambridgeshire ha hecho pública la información sobre Ricardas, hallado el pasado primero de julio, tras haber abierto una investigación por asesinato e incluso haber detenido, y puesto en libertad, a un hombre sospechoso de haber causado daño al temporero o haberlo matado. "Durante cinco años su desaparición ha sido un misterio, hasta que recibimos una información el pasado mes de junio que nos ha permitido hallarlo", ha manifestado Rob Hall, agente policial que se vanagloria del caso resuelto por el hallazgo, aunque apunta a un muro de silencio en torno a la comunidad lituana que sobrevive en una zona geográfica calificada de las más ricas y prósperas de Inglaterra.
Ricardas Puisys tiene dificultades para expresarse en inglés. No se sabe con certeza cuándo llegó a Inglaterra o a los pudientes condados citados antes. Cambiaba a menudo de trabajo y de habitación por el área alrededor de Wisbech, a 50 kilómetros de la elitista ciudad universitaria de Cambridge, y a 22 kilómetros de Chatteris donde una empresa, Nightlayer Leek Company, lo empleó a través de una agencia para recoger puerros. A ello se dedicaba hasta el sábado 26 de septiembre de 2015. Aquel día, en acabar la jornada laboral, se reunió con un grupo de jóvenes lituanos que trabajaban también por la zona. El lunes siguiente, 28 de septiembre, no acudió al trabajo. Su desaparición fue notificada a la Policía por parte de "un informante local", según ha dicho la Policía, que abrió una investigación para hallar al desaparecido. Las pesquisas para localizarlo se ramificaban: el informante de Wisbech intentaba convencer a Ricardas para que denunciase explotación laboral; el grupo de lituanos del que formaba parte, jerarquizados laboralmente, se esfumaba; Ricardas tuvo un conflicto con uno de ellos que acabó con violencia y daño hecho al temporero.
La Policía informa de que "los indicios iniciales señalaban que Ricardas era explotado, intimidado y chantajeado; nuestra preocupación por lo ocurrido la noche de aquel sábado era genuina". El miedo a ser acusado de delator, a no pagar la parte de su salario a sus superiores o por algún otro motivo que se ha escapado a las pericias policiales, llevó a Ricardas a alejarse de Wisbech campo a través. Entre la maleza y la vegetación de un bosque cercano halló un espacio para él. Día y noche; semana tras semana; mes tras mes; año tras año. En diciembre de 2015 el detenido, con el que se había peleado, sospechoso de la muerte de Ricardas, fue puesto en libertad sin cargos. El temporero explotado y abusado ya había optado por huir al bosque emulando, seguramente sin saberlo, más a Tarzán que a Robin Hood.
Desde septiembre de 2015 el interrogante sobre el paradero de Ricardas permanecía abierto. La publicación Cambridge News ha seguido con atino su periplo. Tiene madre en Silute (Lituania), una hermana en Alemania y primos en Irlanda. Nadie sabía nada de él hasta que apareció una cuenta de facebook a su nombre con poca actividad, pero suficiente para remitir fotos y detalles al desaparecido. La Policía la detectó y el año pasado hizo una llamada pública para localizar a Ricardas o al operador de la cuenta de facebook en nombre del lituano. En su llamada pública por los condados del sureste de Inglaterra, la Policía lo describía como "persona de carácter vulnerable, con escasos recursos y amistades, susceptible de ser explotada". Durante el estado de alarma por la pandemia de la covid-19 nada se supo del trabajador temporero, quien permanecía en la cueva subterránea del bosque que debía conocer como la palma de su mano.
Inglaterra es el segundo país de Europa, detrás de Holanda, más denso en población por kilómetro cuadrado. Es difícil encontrar grandes superficies de tierra, camino o carretera sin una casa, una aldea, un pueblo o una granja, así y todo, Ricardas consiguió permanecer en la cueva y sus alrededores hasta el pasado uno de julio cuando la Policía ya disponía de suficiente información para localizarlo y auxiliarlo. Ha hecho público su caso hace unos días; cuando él empieza a digerir lo vivido en el último lustro de su vida y lo que le espera en la Inglaterra post Brexit.
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