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Ucrania defenderá en Arabia Saudí un plan de paz con pocas esperanzas de éxito

Se reunirán representantes de más de 40 países en la ciudad saudí de Yeda para negociar el futuro de la guerra contra Rusia. 

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El presidente ucraniano Volodimir Zelenski en una rueda de prensa en el Palacio Presidencial de Varsovia, Polonia, el 5 de abril de 2023. — Aleksandra Szmigiel/File Photo / REUTERS

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La ciudad saudí de Yeda acoge este fin de semana una reunión internacional de calado para el futuro de la guerra de Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, trata de asegurar el respaldo de sus aliados a su plan de paz, pero también de algunos de los países reticentes al aislamiento internacional de Moscú y a la política de confrontación con Rusia desplegada por los amigos occidentales de Kiev.

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Ucrania acude el 5 y 6 de agosto a la conferencia de paz de Yeda arropada por la Unión Europea en pleno, Estados Unidos, Reino Unido y algunos otros países alineados con Kiev en su lucha contra el invasor ruso.

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En la ciudad árabe se podrán escuchar también algunas de las voces del llamado "Sur Global", que demandan el fin de la guerra, pero sin dejar el mundo dividido entre Occidente y el nuevo "eje del mal" que Washington y sus amigos identifican con Rusia, China, Irán, Bielorrusia y algún otro país díscolo con la geopolítica atlantista.

Esas voces, especialmente africanas, pretenden presentar otros planes alternativos de paz y aunar posiciones, como finalmente no ocurrió el 24 de junio pasado en una reunión similar celebrada en Copenhague.

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Sin embargo, ahora en Yeda se espera que incluso China pueda estar presente para defender la propuesta presentada por el presidente Xi Jinping. En un reciente periplo internacional, el enviado especial chino para Asuntos Eurasiáticos, Li Hui, visitó Ucrania, Rusia, Polonia, Francia, Alemania y Bélgica para impulsar ese plan de Pekín.

Esta propuesta china es rechazada por Ucrania y sus amigos occidentales, que critican la ausencia de una clara condena a Rusia por la invasión. Al tiempo, el texto chino muestra su rechazo por las sanciones internacionales y evidencia mucha ambigüedad sobre el destino futuro de los territorios ocupados por Moscú.

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En Yeda estará el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, ducho en las intrigas y conspiraciones ucranianas ya desde 2014. También habrá enviados de Sudáfrica, Egipto, India, Indonesia, Brasil, Chile y México, además de otros países africanos.

A Rusia ni se la espera ni ha sido invitada, aunque el Kremlin ya ha indicado que seguirá con atención la reunión. La postura de Moscú es tajante, no obstante: Rusia no ve en estos momentos las condiciones necesarias para unas negociaciones.

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Se hablará del formato y contenido de unas eventuales negociaciones

Entre los temas que se tratarán figuran el respaldo a la soberanía e integridad territorial de Ucrania, la retirada de las fuerzas rusas de territorio ucraniano, el levantamiento de las sanciones a Rusia en caso de un alto el fuego y de que Moscú repliegue sus fuerzas, el estudio del caso especial de la península de Crimea y su estatus, la creación de un fondo para la reconstrucción de Ucrania y la formulación de un sistema de garantías de seguridad para Kiev y su implementación.

Una cuestión de gran interés que se prevé tratar en la ciudad saudí es el formato de las eventuales negociaciones para alcanzar una tregua, un alto el fuego, un armisticio o incluso la firma de un tratado de paz. Se considera así la fórmula de negociaciones a dos niveles: entre Rusia y Ucrania, y entre Rusia y la OTAN destinadas estas últimas conversaciones a estudiar posibles garantías de seguridad para Moscú.

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Pero Ucrania insiste: el plan de paz ucraniano debe ser la base sobre la que trabajar en las comisiones que se establezcan en Yeda.

Zelenski quiere sacar adelante su plan “imposible”

El plan de paz de Zelenski, que exige la retirada total rusa de los territorios ocupados, Crimea incluida, además de la imposición de reparaciones de guerra y enjuiciamiento criminal internacional de militares y políticos rusos, entre ellos el presidente Vladímir Putin, en realidad es un pliego de imposición de condiciones posbélicas de una potencia victoriosa que no incluye concesión alguna al enemigo.

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Un enemigo que de momento sigue teniendo la sartén por el mango en el campo de batalla y que, atrincherado, mantiene bajo su bota a un 18 por ciento de la superficie de Ucrania, casi sin apenas variaciones tras el comienzo de la contraofensiva lanzada por Kiev hace dos meses.

Al espejismo ucraniano de una derrota total de Rusia ha contribuido la UE y un belicismo muy arraigado en Bruselas que solo confía en las armas para restaurar el orden desbaratado en Ucrania por la invasión rusa del 24 de febrero de 2022. 

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Pero esa eventual victoria total que prometen Zelenski y sus aliados occidentales queda muy lejos de su consecución, dado el lento avance de la contraofensiva y con las nuevas amenazas que surgen en torno al conflicto y que apuntan más bien a su prolongación sine die.

Por no hablar de las amenazas rusas. Por ejemplo, las proferidas esta semana por el expresidente Dimitri Medvédev, actual vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia. Si el ejército ucraniano, pertrechado por la OTAN, recobra el territorio invadido en Ucrania, "tendríamos que usar armas nucleares, según el decreto presidencial emitido el 2 de junio de 2020", advirtió. "No tendremos otra opción", añadió en un mensaje de su perfil de Telegram.

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El factor nuclear bielorruso

Entre las incertidumbres aparecidas en esta crisis y relacionadas con el tema nuclear, y que serán abordadas en Yeda, figura la creciente amenaza de que Bielorrusia, hasta ahora un actor supeditado a Moscú y sin apenas relevancia internacional desde su nacimiento como estado a la caída de la Unión Soviética, pueda consolidar su papel de cuña ofensiva de Rusia en el flanco oriental de la OTAN.

Un papel que ha sido reforzado por unas inquietantes circunstancias. Esta semana, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, "recordó" que ya han sido desplegadas en su país "más de la mitad" de las armas nucleares tácticas prometidas por Rusia hace unos meses.

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No se conoce el número exacto de estas bombas atómicas de uso localizado en guerra, pero desde luego suponen un elemento de disuasión que puede ser determinante en la crisis ucraniana. Bielorrusia tiene frontera con tres países de la OTAN –Lituania, Letonia y Polonia- además de sus límites con la propia Ucrania.

Tras el incidente ocurrido a principios de esta semana con la supuesta incursión en territorio polaco de dos helicópteros militares bielorrusos, Polonia puso a sus tropas en alerta e informó a la OTAN de la eventual violación de sus fronteras. Minsk calificó de "exageración" la reacción polaca.

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En cambio, no es exagerada la presencia de miles de efectivos Wagner dentro de Bielorrusia. Tras el frustrado, y "conveniente", amotinamiento de esta fuerza de mercenarios dirigida por el magnate ruso Yevgueni Prigozhin, buena parte de sus unidades fueron transferidas a Bielorrusia.

Estos soldados veteranos del frente del Donbás, del asedio y toma de Bakhmut, y de algunas otras campañas bélicas en África y Siria, entrenan ya unidades bielorrusas y, según el estadounidense Institute for the Study of War, podrían haber reemplazado a las tropas regulares rusas desplegadas en Bielorrusia en virtud del acuerdo de cooperación militar entre Moscú y Minsk.

Interés en solucionar la crisis del grano ucraniano

Un asunto clave que deberá tratarse en Yeda es la suspensión por parte de Rusia del acuerdo para el transporte de grano ucraniano en el Mar Negro. La retirada rusa del acuerdo se ha plasmado en crecientes bombardeos de instalaciones portuarias ucranianas.

Uno de estos últimos ataques, contra el puerto de Izmail, en el Danubio, malogró 40.000 toneladas de cereales cuyo destino podrían haber sido varios países africanos. Esta situación ha llevado a la UE a condenar a Moscú por amenazar la seguridad alimentaria mundial. Zelenski ha indicado que Rusia quiere crear una crisis mundial de distribución de alimentos, disparando los precios y reduciendo los suministros de grano.

Rusia ha respondido que el ataque al puerto de Izmail de este miércoles iba dirigido contra el material militar allí almacenado y contra un astillero dedicado a mantener y reparar navíos de combate.

Zelenski confía en que los más de cuarenta países reunidos en Yeda puedan hacer algún tipo de presión sobre el Kremlin para garantizar el suministro de grano por el Mar Negro.

Otro de los objetivos de Zelenski es que las conversaciones de la reunión de Yeda asienten las bases para la convocatoria de una "Cumbre de Paz" internacional este otoño.

En Yeda habrá críticas a Occidente por el manejo de la crisis ucraniana

Entre los países asistentes a Yeda se encuentra Brasil, cuyo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, ha instado a la ONU a que asuma "toda su responsabilidad" en el conflicto de Ucrania. No obstante, no ha mostrado mucha confianza en un paso firme por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dado que sus miembros permanentes –Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña y Francia- "son los que fomentan las guerras".

También el papa Francisco ha sido muy crítico esta semana con Europa y su papel en la guerra de Ucrania, con sus envíos de armas y su apuesta belicista. "¿Hacia dónde navegas (Europa), si no ofreces procesos de paz, caminos creativos para poner fin a la guerra en Ucrania y a tantos conflictos que ensangrientan el mundo", dijo Francisco en un discurso ofrecido en Lisboa durante la Jornada Mundial de la Juventud.

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