madrid
Granada acoge esta semana un doble encuentro internacional: la cumbre de la Comunidad Política Europea, el jueves 5 de octubre, y la reunión del Consejo Europeo, el viernes 6. Este doble foro pretende examinar la ruta de lo que quiere ser Europa en los próximos años.
Las expectativas son muy grandes, pero los obstáculos también y no solo atañen a la propia entidad europea. Con esa ampliación, que Bruselas sitúa como horizonte orientativo en el año 2030, la UE afronta la disyuntiva de confirmar el espíritu pacífico que marcó su génesis o convertirse en una pieza más de un recuperado mundo de bloques militares.
El mayor escollo para el proceso de ampliación es la eventual incorporación de Ucrania, un país en guerra que tendrá que pasar un triple proceso de pacificación, reconstrucción y reconfiguración de sus instituciones. Antes del conflicto era el segundo estado más corrupto de Europa, solo superado por Rusia, y la guerra ha desmantelado la normalidad democrática que ahora se intenta recuperar.
La adhesión del resto de países que ahora aspiran a entrar en la UE apenas supone un mero trámite en comparación con el ímprobo reto de la integración ucraniana, un proceso sobre el que tampoco hay unanimidad entre los socios comunitarios y en el que solo hay una certeza: la guerra contra Rusia no va a terminar mañana y si lo hace no hay ninguna garantía de que Ucrania vaya a ser la misma que antes del conflicto.
En Eslovaquia acaba de ganar las elecciones el partido socialdemócrata Smer comprometido con poner fin al suministro de armas a Ucrania y muy crítico con las sanciones europeas que pesan sobre Moscú. Las denuncias al apoyo europeo sin fisuras a Ucrania ya se daban en Hungría y podrían extenderse a otros países si la guerra se prolonga aún más y sin visos de solución.
Ese cuestionamiento es mayor incluso en el país que más armas y dinero ha enviado a Ucrania y que más ha incitado al enfrentamiento con Rusia, esto es, Estados Unidos. El creciente cuestionamiento del conflicto por el Partido Republicano llevó al Congreso a no incluir la ayuda a Ucrania en la prórroga de los presupuestos aprobada la semana pasada, una partida de 24.000 millones de dólares que iba a ser destinada a Ucrania y que ahora queda en el aire.
En Kiev, los ministros de Exteriores de la UE cierran filas con Ucrania
En un preámbulo de las cumbres europeas del 5 y 6 de octubre en Granada, los ministros de Relaciones Exteriores de la Unión Europea se reunieron este lunes por sorpresa en Kiev. Es la primera vez que semejante reunión se celebra fuera de un país de la UE y muestra el inequívoco apoyo a Ucrania en su lucha contra Rusia y el respaldo a las reformas que está realizando el Gobierno de Kiev para cumplir los parámetros que exige el ingreso en la Unión.
"El futuro de Ucrania está en la Unión Europea", afirmó en Kiev el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell. El jefe de la diplomacia europea volvió a insistir que la UE se juega todo en Ucrania.
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, también manifestó el pleno respaldo a Ucrania por parte de España, país al frente este semestre de la presidencia rotatoria de la UE. "Apoyaremos a Ucrania todo el tiempo que sea necesario", se comprometió Albares en Kiev.
La UE pronto se extenderá "desde Lisboa hasta Lugansk", dijo, quizá con un exceso de entusiasmo, la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, en referencia a esa región ucraniana del Donbás anexionada por Rusia en su invasión.
La ampliación, tema central de las cumbres europeas de Granada
Pero de poco sirve reclamar que se acelere el proceso de integración ucraniano en la UE si la guerra es en estos momentos el único horizonte visible para ese país y la causa de que estén surgiendo grietas cada vez más profundas entre los 27. Y limitarse a despreciar como prorrusos a los gobiernos europeos que protestan contra la política de bloques que desde la OTAN y Estados Unidos se trata de imponer en el planeta dice muy poco sobre la tradicional capacidad de diálogo y negociación de la UE.
Éstos y otros planteamientos se espera que salgan a la luz en Granada. El día 5 de octubre se reunirá en esa ciudad del sur de España la Comunidad Política Europea que reúne a casi todos los países del viejo continente. Rusia y Bielorrusia han quedado fuera del foro, que pierde así la oportunidad de limar diferencias de cara a una eventual negociación entre Moscú y Kiev. Negociación que en la UE parece descartarse por completo en una apuesta abierta por los planteamientos belicistas.
En esta cumbre, la tercera vez que se celebra con este formato, está previsto que participen 47 jefes de Estado y de Gobierno procedentes de los 27 países de la Unión Europea, además de Albania, Andorra, Armenia, Azerbaiyán, Bosnia y Herzegovina, Georgia, Islandia, Kosovo, Liechtenstein, Moldavia, Mónaco, Montenegro, Macedonia del Norte, Noruega, San Marino, Serbia, Suiza, Turquía, Ucrania y Reino Unido.
Este foro defiende la cooperación política entre los países europeos en materia de seguridad, estabilidad y prosperidad social y económica.
El viernes 6 de octubre se celebrará también la reunión informal del Consejo Europeo, con la asistencia de los jefes de Estado y Gobierno de la UE y con España en la presidencia rotatoria del mismo. Se trata de un encuentro preparatorio de la cumbre de la UE que a fin de mes tendrá lugar en Bruselas, por eso en Granada se abordará la ampliación y se pondrán sobre la mesa los problemas con que cuenta la candidatura ucraniana.
En estos momentos ocho candidatos (Albania, Bosnia y Herzegovina, Moldavia, Montenegro, Macedonia del Norte, Serbia, Turquía y Ucrania) se encuentran en proceso de incorporar la legislación europea a sus propias normativas. Hay otros dos aspirantes (Georgia y Kosovo) que no cumplen casi ninguno de los requisitos para entrar en la UE.
El primero de los requisitos "no oficiales" es que en Bruselas se desee esa adhesión, algo que quizá no sucede con Kosovo, que ni siquiera es reconocido por todos los miembros de la Unión, pero sí con Ucrania, aunque sus estándares "europeos" estén muy alejados de los mínimos reclamados por las leyes comunitarias.
¿Ampliación de la UE en 2030? No, los ucranianos dicen que en 2025
La propia fecha del año 2030 como orientadora de esa adhesión es considerada por los ucranianos como demasiado lejana. Kiev considera que en dos años Ucrania podría estar lista para la incorporación a la UE, unos buenos deseos que no se acompasan con la marcha de la guerra, los magros resultados de la contraofensiva ucraniana y la resistencia enconada rusa en los territorios que conquistó desde su invasión de su vecino del sur en febrero de 2022.
En Kiev, Borrell pidió en una entrevista con la agencia EFE que no se especule con plazos para la adhesión ucraniana a la UE, pues "es un proceso basado en los méritos". El responsable comunitario dejaba caer así la posibilidad de que tal plazo de incorporación podría ser antes de 2030, fecha que habían propuesto como "realista" el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la embajadora de la UE en Ucrania, Katarina Mathernova.
"No sé cuántos años van a ser, pero lo que sí sé es que por parte europea hay voluntad de hacerlo lo más rápido posible, de ayudar a Ucrania a que cumpla", según Borrell.
Más armas y nada de negociación
Se espera que Borrell y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acudan a la cumbre informal de la UE en Granada. Estos dos políticos son los máximos defensores en Bruselas del envío de armas a Ucrania y la imposición de sanciones a Rusia como estrategia básica en este conflicto.
En una rueda de prensa celebrada en Kiev, Borrell desvinculó el apoyo militar a Ucrania de la dirección que tome la guerra en los próximos tiempos. "Es un apoyo permanente y estructural, porque nos enfrentamos a una amenaza existencial para Europa", reiteró el alto representante para Política Exterior de la UE.
Recordó, en este sentido, que la UE ha presupuestado un total de 80.000 millones de euros en ayuda financiera, humanitaria y en defensa. De esa suma, 25.000 millones de euros han servido para comprar armamento. Según Borrell, la Unión Europea ha armado al ejército ucraniano con cerca de 3.000 misiles y 300.000 rondas de artillería de 155 mm.
Agregó que está planeado otro monto de 20.000 millones de euros hasta 2025, con 5.000 millones anuales para la compra de armamento y munición destinados al ejército ucraniano.
La necesidad de seguir apoyando con armas a Ucrania será, así, uno de los temas de las cumbres europeas de Granada. Si EEUU dejara de ser el principal contribuyente exterior a la guerra, todo el peso recaería sobre los países europeos. No fue casual, pues, que el propio presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, señalara ante los ministros europeos reunidos en Kiev que la victoria será posible gracias a la cooperación entre Ucrania y la UE. No incluyó esta vez a EEUU.
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