Polonia La ultraderecha empaña las celebraciones del centenario de la independencia de Polonia
Miles de banderas nacionales se imponen a los mensajes más radicales de los ultras en la marcha que recorrió Varsovia.
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Varsovia,
El presidente polaco, Andrzej Duda, encabezó hoy la marcha que recorrió Varsovia para conmemorar el centenario de la independencia de Polonia, una movilización en la que participaron grupos de ultraderecha, aunque las miles de banderas nacionales se impusieron a los mensajes más radicales.
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Las primeras estimaciones hablan de hasta 200.000 participantes en esta Marcha por la Independencia, según anunció el ministro del Interior polaco, Joachim Brudzinski, quien aseguró que, hasta el momento, no se han registrado incidentes relevantes.
Aunque predominaron las banderas rojas y blancas (colores nacionales polacos), también pudieron verse emblemas del partido Campamento Radical, una formación polaca que tiene sus orígenes en un movimiento fascista que nació en los años treinta, y del partido político italiano de extrema derecha Fuerza Nueva.
También hubo algunos grupos que corearon mensajes supremacistas a favor de una Europa blanca o contra los refugiados, e incluso se quemaron algunas banderas de la Unión Europea, pero el nivel de radicalización de la marcha fue menor al registrado en ediciones anteriores.
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La movilización, organizada por el Gobierno polaco en un intento de evitar el protagonismo de la extrema derecha, fue el acto central con el que Polonia conmemoró el centenario de la recuperación de su independencia, el 11 de noviembre de 1918, tras 123 años dividida y ocupada por Prusia, Rusia y el Imperio Austrohúngaro.
"Quiero que marchemos hoy todos juntos bajo nuestra bandera nacional, en un ambiente de celebración y homenaje a nuestros héroes y a nuestro país", afirmó Andrzej Duda en el discurso con el que arrancó la marcha, donde insistió en que era "un acto abierto a todos y en el que todos pueden encontrar un acomodo".
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Duda se dirigió a los asistentes rodeado de banderas nacionales polacas, mientras poco a poco el humo de las bengalas que enarbolaban los asistentes difuminaba su figura, en una escenificación de marcado carácter nacionalista que parecía más propia de otra época.
El presidente polaco insistió en varias ocasiones en que la marcha fue "inclusiva y abierta a todos", hasta el punto de que se ha hecho de manera conjunta con los grupos ultranacionalistas que organizan cada año una marcha para conmemorar la independencia plagada de mensajes xenófobos.
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De hecho, la del año pasado, en la que participaron unos 100.000 asistentes, fue criticada por el Parlamento Europeo en una resolución donde se instaba a los Estados miembros a actuar de manera decisiva contra la extrema derecha.
En otras ediciones, especialmente en 2012 y 2013, la movilización acabó con enfrentamientos con la Policía y decenas de detenidos.
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Estos antecedentes llevaron al Ayuntamiento de Varsovia, en manos de la oposición liberal, a prohibirla por su carácter radical, aunque posteriormente la Justicia desestimó la decisión municipal y autorizó la movilización.
Ante esta situación, el Gobierno polaco del partido nacionalista Ley y Justicia (PiS) decidió organizar una marcha donde se aglutinasen todas las tendencias políticas, incluyendo a los grupos ultranacionalistas.
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La oposición ha cargado contra el PiS tras esta decisión, acusándole de legitimar a los grupos más extremistas.
Para la líder del partido liberal Nowoczesna, Katarzyna Lubnaue, es lamentable que el presidente polaco marche junto a grupos radicales con símbolos fascistas.
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Uno de los responsables de la organización antirracista Nigdy Wiecej Rafal Pankowski, explicó que el simple hecho de que gobierno y grupos de extrema derecha hayan podido sentarse a negociar una marcha conjunta es, de por sí, muy preocupante, y refleja un "peligroso" entendimiento.
El presidente del Consejo Europeo, el polaco Donald Tusk, estuvo presente en los actos organizados en Varsovia, algo que podría entenderse en clave electoral, ya que el político liberal suena como candidato de la oposición a la presidencia de Polonia en las elecciones de 2020.
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El 11 de noviembre de 1918, con la firma del Armisticio de Compiegne que ponía fin a la I Guerra Mundial, el mariscal Józef Pilsudski tomó el poder y dio paso a la primera Polonia independiente en más de doce décadas.
En el posterior Tratado de Versalles se reconoció internacionalmente la independencia polaca y se definieron sus fronteras, aunque eso no consiguió acabar con la inestabilidad de sus límites occidentales, lo que le provocó continúas tensiones con la vecina Alemania hasta la invasión nazi y el comienzo de la II Guerra Mundial.