El Vaticano ha abierto una investigación contra el exprefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Giovanni Angelo Becciu, bajo la acusación de haber supuestamente malversado fondos públicos de la Secretaria de Estado del Vaticano, precisamente entre 2011 y 2018, cuando era sustituto de este organismo y podía gestionar su cartera sin rendir cuentas a nadie.

Según ha publicado el diario 'La Repubblica', Becciu, que fue forzado por el Papa a dimitir de su cargo tras haber perdido su confianza ante ciertas evidencias que lo vinculaban con la compra opaca de un inmueble en Londres, habría favorecido económicamente a miembros de su familia. Siguiendo la misma fuente, la fiscalía de Roma habría recibido una comisión rogatoria por parte del tribunal del Vaticano, que precisamente fichó a un experto en delitos financieros para llevar el caso, para poner en claro algunas relaciones entre el purpurado y algunos miembros de su familia. El sumario de instrucción sigue siendo secreto.

Sin embargo, algunos medios italianos han publicado informaciones que lo acusan de haber maniobrado con fines opacos parte de las reservas del Óbolo de San Pedro, el fondo que recoge los donativos de los fieles para las obras de caridad del Papa, así como otras cantidades del dinero de los impuestos recogido por la Conferencia Episcopal Italiana. En concreto, se le acusa de haber transferido hasta 700.000 euros a cuentas bancarias ligadas a la empresa cooperativa Spes, cuyo representante legal es su hermano, Tonino Becciu.

En tanto, el tribunal del Vaticano arrestó hace poco más de una semana a una mujer italiana de 39 años, de nombre, Cecilia Marogna, a quien Becciu habría supuestamente entregado casi un millón de euros provenientes de los fondos reservados de la Secretaría de Estado que en realidad acabó gastándoselos en artículos de marcas de lujo. La mujer permanece en régimen de prisión preventiva en una cárcel de Milán.