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La violencia policial en Estados Unidos, 30 años después de la paliza a Rodney King

La asociación International Society of Black Latinos reclama una reforma desde dentro de los departamentos policiales para evitar que las minorías continúen sufriendo.

Rodney King
Rodney King. Justin Hoch / Wikipedia

Cuando se cumplen 30 años de la brutal paliza a manos de la policía que recibió el afroamericano Rodney King en Los Ángeles, Estados Unidos siguen enfrentando un problema sistémico que deja a las minorías raciales desprotegidas frente a la violencia desmedida de las autoridades.

Ese episodio del 3 de marzo de 1991 dio la vuelta al mundo después de ser filmado por un aficionado que tenía casualmente su videocámara en ese momento, registrando todos los golpes que recibió King cuando estaba completamente estirado en el suelo, sin oponer resistencia.

Tres décadas después, parte de la policía en EE.UU. sigue un "patrón" en su manera de "cómo se acerca a los afroamericanos", un colectivo que ha sido "criminalizado" desde la fundación del país, dijo "Baba" Akili, uno de los dirigentes de la organización Black Lives Matter ("Las Vidas Negras Importan") en Los Ángeles.

"Sentí indignación, disgusto e ira. Al igual que la indignación, el disgusto y la ira que sentí con el asesinato de George Floyd", indicó Akili, comparando la situación actual con la de hace 30 años.

"Si Rodney King hubiera sido blanco..."

"Si Rodney King hubiera sido blanco, nunca lo hubieran hecho y nunca lo hubieran sacado de su coche para golpearlo por exceso de velocidad. Es posible que le hubieran multado... Y eso es un patrón, un ejemplo clásico de cómo el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD, en sus siglas en inglés) se acerca a los negros", reflexionó Akili, con la bandera panafricana de fondo, en su casa.

"Y todo el mundo en Los Ángeles y en el país sabe eso", agregó.

Akili, que demandó en 2017 al LAPD por "uso excesivo de fuerza" y por haber sido detenido "erróneamente", consideró que este tipo de abusos suceden porque a los policías en EE.UU. se les enseña a "controlar y reprimir".

"Les enseñan a controlar la amenaza y a reprimir el peligro. Y como nos ven, a los negros, como criminales, pues así nos tratan", apuntó el activista sexagenario.

Con esa idea coincidió y fue más allá la vicepresidenta del grupo Race Forward ("Raza hacia adelante"), Julie Nelson, que explicó que es "importante recordar que este país fue fundado por supremacistas blancos que quitaron las tierras a los nativos americanos".

"Esta es la realidad de los últimos 30 años y de los últimos dos siglos, desde nuestra fundación. Esta es nuestra historia y hay supremacismo blanco en todas las páginas", subrayó Nelson.

Cambiar la Policía desde dentro

Quien ha visto centenares de agresiones de este tipo en los últimos 35 años ha sido el abogado de derechos civiles James DeSimone, cuyo primer caso fue el de representar a personas que habían sido arrestadas en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, en sus siglas en inglés) durante las protestas contra el apartheid.

En la época en la que King fue vapuleado por los agentes, DeSimone recordó que "recibía llamadas de personas que habían sido golpeadas por la policía y sabía que sería un caso muy difícil de probar si había testigos, porque la gente no andaba con cámaras de video en la mano como ahora".

La presencia de dispositivos móviles, según el experto, le ayudó posteriormente a defender a sus clientes en el juzgado, pero para él todavía existe un problema "sistémico" en los departamentos de policía: las escaladas de violencia por parte de los agentes de la ley.

"En muchos casos son los agentes quienes agravan la situación y provocan la violencia; y eso tiene que cambiar ya", defendió.

Una "reforma" desde dentro de los departamentos es lo que pidió la presidenta de la International Society of Black Latinos, Juanita Palacios-Sims, para evitar que las minorías continúen sufriendo.

"Hay más buenos policías que malos, (...) pero rezo cada día por mi marido, mis hermanos, mis sobrinos porque nunca sabes lo que puede pasar", dijo emocionada.

Agredida y enjaulada

Una de las clientes de DeSimone, Laura Montilla, vivió esta violencia desproporcionada tras ser detenida cuando se manifestaba "pacíficamente" en julio pasado en Los Ángeles por la violencia policial contra las minorías.

"Estaba esposada contra la pared, y esta señora (agente de policía) vino hacia mí, me golpeó los tobillos y agarró mi vagina y mis pechos en dos ocasiones, pese a que todo el tiempo estaba vigilada por varios policías y era imposible que tuviese algo en mi posesión", narró Laura, de 22 años, con la voz entrecortada.

Posteriormente, fue trasladada a un autobús y encerrada en una jaula durante cinco horas con otra decena de personas, "tan apretada" que no podía ni moverse, según la demanda que presentó contra el LAPD.

Estos violentos episodios, junto a los asesinatos a manos de la policía en EE.UU. de los afroamericanos Rayshard Brooks, Daniel Prude, George Floyd y Breonna Taylor, todos en 2020, dibujan una realidad que "no ha avanzado", según los expertos, desde la paliza a Rodney King en 1991.

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