El sábado 29 de junio de 2024 quedará marcado en la memoria del año por seis nuevos asesinatos machistas. Tres nuevos casos en Fuengirola (Málaga), en Zafarraya (Granada) y en Las Pedroñeras (Cuenca). En Málaga, un hombre de 75 años ha estrangulado a su pareja de 76 y después ha intentado suicidarse. En Granada, otro hombre ha asesinado a su expareja de 20 años y a la madre de ella, de 45; después se ha suicidado. En Cuenca, una mujer y sus dos hijos han sido asesinados por la pareja y padre de los niños en un caso que estaba registrado en el sistema Viogén con riesgo no elevado.

El agresor de la localidad conquense de Las Pedroñeras estaba a punto de entrar en prisión por una condena por violencia de género y tenía una orden de alejamiento. Con todo, los sistemas de protección han vuelto a fallar. Bárbara Tardón, experta en violencias machistas y exasesora del Ministerio de Igualdad, pone el énfasis en la responsabilidad institucional para casos que considera "muy graves". "Mujeres que están en Viogén y que no han protegido. ¿Ha salido la Policía a disculparse? Las instituciones siguen sin dar la respuesta adecuada a las víctimas", explica la investigadora. Ni en el caso de Granada ni el de Málaga existían denuncias previas.

El Ministerio de Igualdad ha confirmado en la tarde de este lunes los asesinatos como crímenes machistas y vicarios. Así, son 19 las mujeres asesinadas en 2024 por violencia de género (1.263 desde 2003) y ascienden a nueve los menores asesinados por violencia vicaria. En el caso de este tipo de violencia contra la infancia, la cifra más alta había sido de nueve menores asesinados en todo el año 2015.

En cuanto al asesinato de la madre de 45 años en Granada, la víctima entraría dentro de los feminicidios dados fuera de la pareja con un total de 56 asesinadas para el periodo de 2022-2023 (desde que se contabilizan estos asesinatos).

A estos fallos del sistema, para los que todavía faltaría, en opinión de las expertas, una mirada más autocrítica desde las instituciones, se suma la retórica del negacionismo. La negación de la violencia machista que se hace, sobre todo, desde la extrema derecha. Una tónica a la que se han referido muchos de los representantes políticos del Gobierno al analizar el "día negro" en violencia machista de este sábado.

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, advirtió sobre el peligro de este revisionismo de la violencia machista y enfatizó en que "hay que condenarlo todos los días" porque es una cuestión "estructural". "Estamos muy preocupadas", declaró ante los periodistas antes de acudir el sábado a una reunión con colectivos LGTBI+ en la sede de la Delegación del Gobierno de Castilla y León en Valladolid.

Mientras tanto Vox habla de “circo”

La ministra se adelantó a las palabras que este lunes pronunció el portavoz de Vox y diputado regional en las Cortes de esta comunidad, Iván Sánchez. El parlamentario ultra calificó de "circo" lo que denomina "mal llamada violencia de género".

Iván Sánchez ha asegurado en una comparecencia que el dinero destinado a combatir la violencia machista "no funcionaba" porque "cada vez hay más muertes". Sin embargo, 2015, 2018 y 2024 han sido los años con menos víctimas a mediados de año, con 19, 18 y 19 víctimas respectivamente hasta el 1 de julio. En este sentido y para continuar con las medidas de erradicación de la violencia machista, el ministerio apuesta por la renovación del Pacto de Estado (con o sin Vox) para antes de finales de año, según aclaró a Público la ministra.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista en la Cadena SER también aludió al negacionismo de Vox y a la responsabilidad del PP en su hermandad con el partido de ultraderecha. Sánchez recordó además cómo los de Abascal "llevan en sus listas a personas condenadas por violencia de machista, que no habla de violencia de género, que habla de violencia intrafamiliar". Asimismo, recalcó que "la violencia muta" hacia nuevas formas como la violencia vicaria.

El negacionismo, disuasorio de la denuncia

En palabras de Andrea Santamaría Sanz, psicóloga forense experta en violencia machista, el negacionismo banaliza el delito. "La violencia negada desde la institución afecta directamente a la toma de conciencia de la propia víctima y de su entorno. Se hace mucho más difícil ver que hablamos de un delito. Si las instituciones y la opinión pública niegan la credibilidad, se banaliza la violencia machista y por tanto, se hace más difícil trabajar en erradicarla", apunta la experta.

Ese revisionismo afecta también a las víctimas que lo incorporan y dejan de percibirse como tales. Y de la misma forma, a los entornos sociales, en donde el riesgo termina por minimizarse. Santamaría recalca que más que una mutación, lo que hay es una ampliación de los límites de lo qué es la propia violencia. "De repente, la negación desdibuja los límites de la violencia y amplía los márgenes de lo qué es. Al negarla, se aprueba la agresión", enfatiza.

Hay que tener en cuenta que, según las estadísticas, tres de cuatro víctimas de violencia machista no denuncian. Tampoco lo hacen sus entornos. Entre las causas hay diversidad de puntos: el miedo, la falta de credibilidad, el estigma, la burocracia y el daño social pero también la incidencia del negacionismo. En este otro análisis se explican algunos de estos factores.

Ante esto, Bárbara Tardón, como consultora en políticas públicas, propone mejorar la publicidad institucional de los servicios de atención a las víctimas. "En el entorno pueden ser negacionistas, estar desinformados o no saber cómo actuar debido a la falta de claridad en la información proporcionada por las instituciones. La comunidad, el barrio, los amigos y amigas deben actuar pero también las instituciones. Necesitan conocer los servicios de atención disponibles, y sin más campañas informativas, esto es imposible", asegura Tardón.

Más allá de los picos de violencia

Por otro lado, el negacionismo desincentiva analizar la violencia más allá de la emergencia inmediata y promueve un debate basado en falsos paradigmas, como la "ideología de género". Un discurso que ha calado en una parte derechizada de la sociedad. En 2021, había crecido el porcentaje de jóvenes hombres que negaban el problema de la violencia machista de un 12 a un 20%, según el Barómetro Juventud y Género realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la FAD.

Según Santamaría, esto impide a las instituciones avanzar y reconocer el ciclo sistemático y repetitivo de la violencia machista. "La violencia siempre ha existido, aunque busquemos explicaciones como el verano o la pandemia. El negacionismo impide abordar el problema más allá de los picos de violencia. Si negamos los síntomas más evidentes, no podemos avanzar", concluye la experta.