OBSERVATORIO VIVIDORASUna de cada cuatro mujeres en España declara haber sufrido violencia de género
El estudio 'Mujeres e Incertidumbre' muestra que un 27% considera probable sufrir violencia psicológica en algún momento de su vida, un 24% una agresión sexual y un 23% acoso en redes sociales.

Madrid-
Imagina que una de cada cuatro mujeres en tu entorno –tu madre, tu hermana, tu amiga o tu pareja– hubieran sufrido violencia de género. Ahora extrapola eso al resto de nuestra sociedad, de la realidad cotidiana. Si algo se observa es que lejos de ser un asunto lejano o ajeno, la violencia machista –calificada como problema de salud pública por la OMS– juega un papel a veces vertebrador en la vida de miles de mujeres y niñas. El último estudio Mujeres e Incertidumbre del Observatorio Vividoras ha vuelto a poner sobre la mesa cifras que no pueden ser ignoradas al respecto: el 23% de las mujeres en España ha sido víctima de agresiones, maltrato físico o psicológico a manos de su pareja o expareja. No se trata de casos aislados, sino de un fenómeno extendido que atraviesa todas las edades y condiciones sociales. Basado en la respuesta de más de 2.000 personas, la investigación del Observatorio evidencia que ser mujer implica miedos que los hombres no tienen. Casi el 80% de ellas así lo considera.
Especialmente preocupante es la situación de las mujeres menores de 35 años, quienes se sienten más expuestas a estos riesgos. Un 38% de ellas cree que es seguro o muy probable que en algún momento de su vida sufra agresiones verbales por parte de un hombre, mientras que más del 30% teme ser víctima de violencia física, psicológica o sexual. Lo más sorprendente es que se trata de un riesgo que también se reconoce entre los varones, quienes estiman de manera similar la cantidad de violencias que sufrirán sus compañeras a lo largo de sus vidas. En otras palabras, los hombres coinciden en que la probabilidad de que las mujeres sufran violencia de género a sus manos es alta.
Como han advertido en repetidas ocasiones voces expertas, la violencia de género no se manifiesta siempre de manera obvia, sino también en formas más sutiles pero igualmente destructivas. La violencia psicológica, el acoso en redes sociales, la discriminación laboral y la brecha salarial son expresiones de una misma problemática estructural. El estudio muestra, en este sentido, que un 27% de las mujeres considera probable sufrir violencia psicológica en algún momento de su vida, un 24% una agresión sexual y un 23% una agresión física o acoso en redes sociales. Datos que no solo reflejan hechos consumados, sino también el miedo constante con el que muchas conviven.
Uno de los aspectos clave que revela el estudio es la importancia de la educación para identificar y combatir la violencia de género. Esto se observa con bastante transparencia cuando se confirma cómo, por ejemplo, son las mujeres con estudios universitarios las que más claramente perciben la brecha de género y la discriminación en distintas áreas de sus vidas. Lo que lleva a pensar que la formación y la concienciación son herramientas imprescindibles para desmantelar una cultura basada en la violencia y construir una sociedad más justa.
Miriam Pérez Horcajada: "Hay víctimas que sienten temor por cómo va a afectar esa situación a su vida y desconfianza, tanto en la sociedad como en el propio sistema"
La abogada Miriam Pérez Horcajada, experta en violencias machistas, ha recordado lo complejo que es el proceso de salir de una situación así, marcada por numerosos obstáculos, sobre todo emocionales. Como señala, muchas víctimas experimentan "vergüenza por esa sobreexposición, temor por cómo va a afectar esa situación a su vida y desconfianza, tanto en la sociedad como en el propio sistema".
El apoyo social y económico juega un papel enorme en la capacidad de una víctima para salir de contextos de violencia. Factores como la existencia de "hijos en común con el agresor", la "estabilidad financiera" o el respaldo de su círculo cercano pueden hacer que el proceso sea más o menos llevadero. La dependencia económica, en particular, se erige como una de las barreras más difíciles de superar, ya que muchas mujeres temen perder su medio de vida si deciden denunciar o alejarse de su agresor.
Desde un punto de vista legal, también es evidente que aún hay margen de mejora en el tratamiento de estos casos. Uno de los principales retos es "agilizar el proceso judicial", ya que muchas víctimas pierden la confianza en el sistema debido a los largos tiempos de espera entre la denuncia y la resolución del caso. Este retraso no solo les genera ansiedad e inseguridad, sino que también puede ser utilizado por el agresor para recrudecer la presión psicológica sobre ella, tratando de que retire la denuncia o minimice los hechos, advierte Pérez Horcajada.
Otro aspecto preocupante que destaca la especialista es el aumento de casos en mujeres jóvenes. Al respecto, la abogada recuerda que "las denuncias han aumentado considerablemente en mujeres de 16 a 29 años", lo que evidencia la necesidad de reforzar la educación y sensibilización en esta franja de edad. Muchas jóvenes "tienden a romantizar y asemejar estos actos de violencia con actos de amor o actos de protección", lo que impide que identifiquen a tiempo las señales de abuso y puedan salir de la relación antes de que la situación se agrave.
Si bien la sociedad ha avanzado en la visibilización y condena de la violencia física, se constata que la violencia psicológica sigue siendo un área gris en la que la respuesta social es "mucho más laxa". Pero la falta de golpes visibles no significa que el daño sea menor. Su mensaje como experta es claro: "No hay razón que justifique que un hombre ejerza ningún tipo de violencia sobre una mujer, en cualquiera de sus formas". Las víctimas deben saber que "no están solas y que existen recursos y organizaciones dispuestas a ayudarlas a salir de esa situación", concluye.
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