Opinión
Rocío Jurado en un Tesla el 28F

Por José Miguel Morales
Director General de Andalucía Acoge
Este 28 de febrero, día de Andalucía, es fácil que alguien recorra las carreteras andaluzas en su moderno Tesla mientras escucha a Rocío Jurado entonando el himno de la comunidad. "Andaluces, levantaos, pedid tierra y libertad", canta la artista en la que es probablemente una de las grabaciones más emocionantes del himno. Hay mucha dignidad y llamada a la paz en esa letra. Pero, ¿quiénes son hoy los que deben pedir tierra y libertad? ¿A quién interpela ese grito?
La tierra simboliza el trabajo, el derecho a ganarse la vida con dignidad; la libertad, los derechos conquistados con esfuerzo. Quienes trabajan la tierra, quienes construyen el futuro con sus manos, deberían poder decidir sobre su destino, su libertad. Bien lo sabían aquellos jornaleros en los que pensaba Blas Infante y bien lo saben miles de trabajadoras y trabajadores migrantes en la agricultura andaluza casi un siglo después. Sin embargo, vivimos bajo la sombra de nuevos "señoritos", que no visten sombrero ni montan a caballo, sino que acumulan poder a través de las finanzas, la gestión de contratos públicos, la inversión en el mercado de la vivienda y el control de la tecnología.
Estos nuevos dueños del mundo no se conforman con influir en sus propios países; quieren moldear el destino del planeta entero desde sus sillones en Wall Street o Silicon Valley. Negocian el reparto de Ucrania, ignorando a las víctimas civiles tras años de guerra. Cambian muertos por la explotación de tierras raras. Deciden el destino de Palestina, sin importarles las víctimas de la ocupación y la violencia. El derecho a la tierra y la libertad depende de dónde haya nacido cada cual.
Mientras montan resorts en el Mediterráneo sobre las cenizas y la sangre de las víctimas, en el interior de Europa, propagan un discurso de odio que busca dividir y enfrentar. En Estados Unidos, han señalado a las personas migrantes indocumentadas como el enemigo, como si una mujer mexicana o un hombre guatemalteco, tras arriesgar su vida cruzando la frontera, fuesen la mayor amenaza para la nación con el mayor poder militar del mundo. Allí ha funcionado. Se persigue al indocumentado mientras se cierran oficinas del Gobierno Federal y se despiden funcionarios. Menos servicios públicos y más precariedad para quienes menos tienen. Ahora toca extender la influencia a Europa colocando a sus seguidores en nuestros gobiernos. El propio Elon Musk ha declarado su intención de influir en los electorados de la Unión Europea, impulsando partidos que convierten al inmigrante en chivo expiatorio de todos los males. Alemania ha sido testigo de cómo la ultraderecha resurge con fuerza, impulsada por este discurso del miedo construido a golpe de talonario y envalentonada por la cobardía de partidos que hasta hace poco lideraban las políticas sociales en el continente.
Desde la exclusión que sufren quienes trabajan la tierra para luego vivir en los asentamientos chabolistas de la agricultura andaluza a las tierras ocupadas de Palestina y Ucrania se repite una realidad que parecía superada: Los nuevos señoritos del mundo nos dicen a quién debemos votar y a quién debemos temer para que casualmente, sus negocios sigan prosperando.
El 28F no es un día solo de fiesta, es también una oportunidad para pensar qué tierra, qué sociedad y qué mundo elegimos tener. El himno de Andalucía, cuando proclama "Andaluces, levantaos", no solo invoca el pasado de lucha por la dignidad de quienes habitaron esta tierra, sino que también se erige en un grito de resistencia frente a los nuevos "señoritos". Aquellos que, desde sus inmensas fortunas, quieren decidir cómo debemos vivir los demás para seguir siendo rentables en sus redes sociales, en sus guerras, en sus vehículos de último modelo o en sus viajes a Marte. ¿Habrá una oportunidad de “paz y esperanza bajo el sol de nuestra tierra”? Seguramente sí, si elegimos que la haya.
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