Las 72 horas que revolucionaron la política vasca
La decisión del PNV de no presentar a Iñigo Urkullu a las elecciones de Euskadi de 2024 y el anuncio de Arnaldo Otegi, que tampoco será candidato, dibujan un nuevo panorama de cara a los comicios.
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madrid,
En las últimas 72 horas, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y EH Bildu han perfilado los nuevos contornos de la política vasca. Ha sido un fin de semana movido en Euskadi, una suerte de torrente de anuncios, comunicados y rumores que dibujan la línea de salida para las elecciones autonómicas de 2024. Tanto los comicios municipales del 28 de mayo, como los generales del 23 de junio reflejaron cambios, quizá profundos, en la sociedad vasca. Los partidos tomaron nota y actúan en consecuencia.
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Ya el viernes 24 saltó la noticia. "El PNV comunica a Urkullu que no será el candidato a lehendakari", publicaba El Correo. Fue una fuga en la comunicación de Sabin Etxea. El PNV ni confirmó ni desmintió la información. Insistió en que todavía no se había iniciado el proceso de elección de candidaturas. Sin embargo, las horas acabarían confirmando la noticia. El sábado se confirmó el final de una etapa histórica de la política de Euskadi. Urkullu dejará de ser presidente tras 12 años. Imanol Pradales será el candidato.
Cuando el líder nacionalista agarró el bastón autonómico de mando, en diciembre de 2012, Mariano Rajoy cumplía un año en la Moncloa y, pocos meses antes, se había fundado EH Bildu tras el acuerdo de coalición de distintos partidos de la izquierda abertzale. Los tiempos duros del procés estaban por llegar, hacía unos 14 meses que ETA había anunciado el cese definitivo de la actividad armada y Podemos todavía no existía. Ha llovido en la península, pero desde el norte, desde Euskadi, Urkullu lo ha visto todo y, gracias a los pactos con los socialistas, se ha mantenido imperturbable. Hasta ahora.
En 2023 han cambiado las cosas. EH Bildu se ha hecho fuerte. Logró, el 28M, más concejales que el PNV. En el Congreso de los Diputados, tras el paso por las urnas el 23J, el hemiciclo cuenta con seis diputados abertzales y cinco jeltzales. El movimiento del PNV podría responder a un intento de evitar el posible desgaste de un político que lleva más de una década al frente de su institución más preciada, la Lehendakaritza.
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"EH Bildu está bien situada como alternativa política". Lo dijo este lunes Arnaldo Otegi en la rueda de prensa en la que anunció que no será candidato de su espacio en las elecciones vascas de 2024 (la fecha es, todavía, un misterio). Los rumores que situaban a Otegi como aspirante a lehendakari no cesaron hasta el momento en que él mismo confirmaba lo contrario. Así, EH Bildu adopta un modelo similar al del PNV, en el que el control del partido no recae en manos del candidato.
Sin embargo, los propios primeros espadas de la formación no habían descartado nunca que la elección fuera a ser Otegi. Mertxe Aizpurua, portavoz en el Congreso, aseguró en una entrevista para Público que "Arnaldo Otegi sería un buen candidato, maravilloso", aunque reconoció que no sabía si lo aceptaría, evidenciando que el partido no hubiera dudado en apostar por él. En cualquier caso, Otegi ha deslizado este lunes que "la decisión está tomada desde hace mucho tiempo". No ha dado pistas, en cualquier caso, de quién será la elección final.
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Sí está claro, en cambio, la del PNV. Imanol Pradales, hasta ahora diputado foral de Infraestructuras y Desarrollo Territorial de la Diputación Forla de Bizcaia, tendrá la tarea de mantener el pabellón a la altura que lo deja su antecesor.
'Mr. Cemento' gana la pugna
En algunos sectores de EH Bildu se refieren a Pradales como 'Mr. Cemento'. Tiene que ver, precisamente, con su actividad en el terreno de las infraestructuras, pero también por "haber comprado acciones de una constructora", una vez ya había asumido el cargo de diputado foral de Desarrollo Económico y Territorial. La constructora en cuestión es Sacyr, tal y como publicó El Diario, y Pradales pidió perdón, aunque no dimitió.
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El PNV subraya de él que "su contribución a todos los procesos de reflexión e innovación que ha desarrollado el partido en los últimos diez años le hacen un profundo conocedor de nuestra realidad política interna y externa".
Según trasciende del entorno jeltzale, Pradales habría sido un candidato de consenso entre todas las partes, especialmente entre el propio Urkullu, que habría visto con mejores ojos a Pradales que a cualquier otro candidato, y Andoni Ortuzar, presidente del PNV. El paso de las semanas dio lugar a una serie de quinielas que llegaron a situar como sucesora de Urkullu a Itxaso Atutxa, presidenta del Bizkai Buru Batzar. También sonó el propio Aitor Esteban, marido de la anterior y portavoz del partido en el Congreso.
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Las quinielas están ahora en EH Bildu
Se sabe, por lo tanto, quién saltará a la arena por parte del PNV; quién representará al Partido Socialista de Euskadi, Eneko Andueza; o al Partido Popular, Javier de Andrés. Sin embargo, es una incógnita cómo se configurará el espacio de la izquierda estatal (Sumar y Podemos) y a qué candidato elegirá EH Bildu para tratar de conservar la trayectoria ascendente. Suenan nombres, pero el hermetismo habitual de los abertzales da lugar, muchas veces, a sorpresas.
Destacan figuras como Iker Casanova, un peso pesado de la formación; Beatriz Ilardia, que desempeña su labor en las Juntas Generales; Larraitz Ugalde, Nerea Kortajarena u Oihana Etxebarrieta, un símbolo de la lucha feminista en Euskadi que gana enteros en la carrera por reemplazar a Maialen Iriarte.
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Otegi sí continuará, en cualquier caso, como coordinador general de la formación. La compleja etapa ―por todas las posibilidades que entraña― que se avecina (tanto en Madrid, como en Euskadi) requiere de un perfil con experiencia a los mandos. Los que lo conocen aseguran que "es un animal político". En la entrevista que ofreció a este medio Mertxe Aizpurua, insistió en sus cualidades como estratega.
En la misma línea, el propio Otegi deslizó, este lunes, que el puesto en la coordinación general es en el que más falta hace. Empieza la cuenta atrás para los comicios y las piezas de las izquierdas ―tanto la de EH Bildu, como la del espacio de Sumar― permanecen todavía sin colocar.