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El cambio de Gobierno Bolaños, Rodríguez y Vallès configurarán el nuevo núcleo duro de Sánchez

Óscar López, más en la sombra, será quien los coordine para dirigir la nueva estrategia del Gobierno. Los cuatro tienen muy buena relación personal y mucha conciencia de la importancia del papel del partido y la necesidad de cambiar el rumbo.

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Isabel Rodríguez y María Jesús Montero, el día que se dieron el relevo en la Portavocía del Gobierno.. — Javier Lizón / EFE

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"El PSOE ya está en el Gobierno". Es la frase más usada estos días por dirigentes socialistas consultados por Público, que la repiten como si fuera un argumentario enviado desde Ferraz (que no es el caso) y pensando sobre todo en la salida de Iván Redondo y en la llegada de Óscar López a la jefatura de Gabinete de la Presidencia del Gobierno.

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En general, en la filas socialistas se ha celebrado el cambio de Gobierno de Pedro Sánchez por las personas elegidas, por el mensaje que se quiere lanzar y por acabar con la etapa del "win-win" pensada en primera persona. Aunque menos se entiende ni se explica la salida de José Luis Ábalos; ni quién ejercerá el papel de 'cortafuegos' que hacía la vicepresidente primera Carmen Calvo. Pero Sánchez tiene una nueva estrategia para llenar ambos huecos.

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El nuevo núcleo duro político por el que ha apostado Pedro Sánchez, además de reconciliarle con el PSOE, lo va a constituir un equipo de cuatro personas que tienen buena relación personal, mucha conciencia de partido y una visión profundamente socialdemócrata.

Óscar López, de quien dicen irónicamente que ha pasado de plantar margaritas al frente de la dirección de Paradores a ponerse al frente de un tren que va a 300 kilómetros por hora, será quien dirigirá la estrategia del Gobierno como jefe de Gabinete de Pedro Sánchez, aunque más en la sombra y en un segundo plano, como obliga su cargo.

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Pero López es un hombre de equipos, que sabe coordinar y, además, contará con la complicidades de los cargos más importantes de los que se tiene que rodear un jefe de Gabinete: el Ministerio de la Presidencia, la secretaría de Estado de Comunicación y la Portavocía del Gobierno.

Nadie duda que el hombre fuerte del Gobierno es Félix Bolaños. López y Bolaños se conocen desde hace mucho y se aprecian. Pero será Bolaños quien tendrá que superar el anonimato en el que tan cómodo vivía, porque todo lo que llegue al Consejo de Ministros lo marcará él y, ahora, muchas veces le corresponderá explicarlo.

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Bolaños tiene el Gobierno en la cabeza y, además, también ejercerá como el principal interlocutor con Unidas Podemos, más allá de las relaciones al más alto nivel entre Sánchez y Yolanda Díaz.

Dos perfiles muy políticos

Pero una figura más importante en comparación con las portavoces que hasta ahora ha tenido el Gobierno de Pedro Sánchez es la de Isabel Rodríguez. La ex alcaldesa de Puertollano es una política de raza y sabe de política. Se ha criado en este ambiente. No en vano fue la senadora más joven de España en 2004, fue portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, diputada y en su última etapa alcaldesa. Desde la mesa del Consejo de Ministros se lanzarán más mensajes políticos que de relleno, y se marcarán estrategias.

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Y la tercera pata de este triunviratum es Francesc Vallès. El exdiputado del PSC por Tarragona es amigo de López pero, además, es un dirigente que siempre ha mantenido buenas relaciones con la prensa. Su puesto está llamado a tener más protagonismo que el de convocar ruedas de prensa o mandar comunicados. Según fuentes consultadas, Vallès está llamado a ser una voz más de las posturas que defiende el Gobierno porque, el dirigente catalán es, sobre todo, político.

Todos ellos admitieron a Público que, de momento, están abrumados con sus nuevos cargos, pero saben que en sus manos va a estar conseguir cambiar el rumbo, dando un giro al mensaje y a la estrategia política de un Gobierno que, desde las elecciones en la Comunidad de Madrid, no levanta cabeza en las encuestas y su desgaste es más que evidente.

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Lo que sí aseguraron las fuentes consultadas es que los cambios son para consolidarse y que cuentan con un horizonte de trabajo de dos años para modificar tendencias. Sánchez les dejó muy claro que la legislatura se va a agotar.

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