Este artículo se publicó hace 5 años.
DiscapacitadosLos militares heridos en acto de servicio, los grandes olvidados en los homenajes
En Francia, los militares heridos en acto de servicio tienen un día dedicado a ellos; desfilan orgullosos junto a sus compañeros y no es extraño verlos en las gradas de honor. En España, los soldados con discapacidad por incidentes ocurridos en acto de servicio apenas son visibles.
Madrid-Actualizado a
El pasado 1 de junio se celebró el Día de las Fuerzas Armadas (DIFAS) dedicado especialmente a los caídos en 30 años de misiones de los ejércitos en el extranjero. Semanas más tarde, el Gobierno publicada una Orden del Ministerio de Defensa por la que se regulan los homenajes a los militares fallecidos. Pero ¿qué sucede con los heridos que quedan discapacitados para el resto de sus vidas? ¿Por qué apenas se les ve en los desfiles, y mucho menos en las tribunas de honor?
Algunas agrupaciones de militares reivindican un reconocimiento —siquiera simbólico— a quienes perdieron parte de sus capacidades mientras cumplían con su deber. Una de ellas, la Asociación de Militares y Guardias Civiles con Discapacidad (ACIME), ha conseguido participar "como una unidad más" en el último DIFAS. En cinco vehículos proporcionados por el ministerio, 25 militares discapacitados desfilaron por las calles de Sevilla. Por primera vez.
No obstante, la asociación #45SinDespidos ha escrito una carta a Defensa en la que se quejan por la redacción de la Orden DEF/676/2019, de 19 de junio, al no incluir a los accidentados heridos en acto de servicio junto con los fallecidos en los homenajes obligatorios en las próximas celebraciones del DIFAS, como "vivo ejemplo a seguir de superación".
En el mismo escrito, esta asociación se queja de que en el último desfile del DIFAS se invitó "únicamente a los discapacitados militares 'que forman parte de la Asociación ACIME', sin tener en cuenta a aquellos discapacitados que no estén afiliados a ésta". "Un discapacitado accidentado en acto de servicio merece el mismo respeto esté afiliado o no a una asociación militar", añade la carta.
Marcos Pérez Ramos es el presidente de la ONG Organización de Apoyo a las Fuerzas Armadas (OATM), que cuenta con un área específica de trabajo con militares discapacitados, va más allá al denunciar que la falta de heridos discapacitados en estos desfiles es "la negación absoluta de la condición" de esos militares.
"Para las Fuerzas Armadas parece que es mejor que un accidentado en acto de servicio fallezca, porque se le cubre con la bandera, los familiares no suele negarse a un homenaje en su antigua unidad... y no puede protestar", afirma, y añade: "Porque si sobrevive puede contar ciertas cosas del servicio y del accidente que, para el Ministerio de Defensa, puede resultar lesivo".
En países como Estados Unidos o Francia, los heridos en acto de servicio que resultan discapacitados gozan, al menos, de reconocimiento público. Por ejemplo, el Ejército de Tierra del país vecino tiene un día dedicado a ellos, que este año ha sido el 22 de junio. Incluso algunos de ellos desfilan como abanderados de algunas unidades el día nacional de Francia, el 14 de julio.
"Una vergüenza"
"Lo de España es una vergüenza, no tiene otro nombre", se queja Pérez Ramos, "porque incluso existen casos como el de José Manuel Candón [el militar que perdió un ojo durante la desactivación de una mina 'caducada' en un ejercicio de prácticas], que sólo ha participado en un solo acto oficial, el de su despedida, y no le han vuelo a llamar más, quizá porque su presencia es incómoda".
Candón está luchando en los tribunales para que se reconozcan que se pudo incurrir en negligencia u omisión normas de seguridad y control en la recogida y custodia de material explosivo en dudoso estado.
Por tanto, existe un sector de militares discapacitados que afirman tener un escaso reconocimiento por parte de los ejércitos y el Ministerio. Y no son pocos: según un mapa elaborado por la Fundación ONCE y el Ministerio de Defensa y publicado hace dos años, casi 11.000 cobraban entonces alguna prestación por incapacidad en las Fuerzas Armadas, de los que casi el 80% estaba en edad activa; casi 3.000 eran menores de 50 años.
Según esos datos, de los que no ha habido actualización conocida, la gran mayoría de pensiones (el 73,7 %) son por incapacidad permanente total, el 17,6% por incapacidad permanente absoluta, y el 8,7% por gran invalidez. No obstante, para la OATM la cifra se queda corta y apunta, por ejemplo, a "la ocultación de enfermedades mentales (depresión o ansiedad con tratamiento), que en un momento determinado pueden desembocar incluso en el suicidio", ese gigantesco tabú.
El apoyo a los discapacitados dentro de los ejércitos es tarea de la Dirección General de Personal del Ministerio de Defensa, que cuenta con un plan publicado en el año 2015 (PDF), que está dirigido "al personal militar que tenga reconocida y/o acreditada por los organismos competentes una discapacidad igual o superior al 33%" y que se encuentre en activo, adscrito o cesado siempre que sea por una insuficiencia de condiciones psicofísicas. Sin embargo, tener una discapacidad supone un calvario judicial para algunos militares y para muchos miembros de las escalas básicas, directamente un despido.
"Varios de nuestros socios son discapacitados, tanto personal activo apto con limitaciones (APL) como personal que cesó en su servicio al cumplir 45 años y con una discapacidad declarada por la administración militar", apunta Pérez Ramos, quien declara ser discapacitado él mismo, y lamenta la falta de comunicación con las administraciones civiles en estos casos.
"Hay una total incomunicación entre ambos mundos, no se reconocen los informes ni las evaluaciones mutuamente", lamenta el responsable de la OAMT, "dado que en los Ejércitos se realiza un baremo muy a la baja, para evitar grandes indemnizaciones".
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