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Fernández Díaz sabía que no había micrófonos en su despacho cuando ordenó el barrido policial de Interior

En el audio que no quiere escuchar el ministro queda claro que miente

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Los ministros en funciones de Justicia, Rafael Catalá (i), y del Interior, Jorge Fernández Díaz. EFE/Sergio Barrenechea

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Ha sido mucho peor que puro teatro. Se ha tratado de una descarnada burla a la opinión pública, escenificada por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien convocó a toda la prensa para que comprobase cómo la Policía Judicial se dedicaba durante cuatro horas a rastrear la sede del Ministerio, en Castellana, 5 –incluido su perímetro exterior– en busca de supuestos micrófonos ocultos... como si no supiera perfectamente que fue grabado en sus conversaciones con el recién destituido jefe de la Oficina Antifrau de Catalunya (en octubre de 2014) por un dispositivo móvil que acarreaba su interlocutor.

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En el audio que no quiere escuchar el ministro queda claro que miente

Más aún, el remedo de barrido de la sede de Interior se efectuó justo al día siguiente de que Público divulgase todos los fragmentos de audio que demuestran que la conversación de ninguna forma fue grabada por un micrófono estático, sino por un aparato móvil, ya que el dispositivo que graba se desplaza una y otra vez por el despacho del ministro. Uno de los clips que lo prueban es este anterior, en el que se puede escuchar perfectamente cómo se cae algo. “Ay, perdón”, dice Daniel de Alfonso mientras se oye el sonido de apertura de unos cierres metálicos. A continuación se vuelve a oír la voz un poco más lejana, reflejando que se ha movido el dispositivo donde está el micrófono.

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La prueba de cargo de las falsedades es una máquina de café

Público ha estudiado detenida y repetidamente los audios completos de las grabaciones y ha llegado a la certeza de que fueron efectuadas por un dispositivo móvil que portaba Daniel de Alfonso, tal como demostramos exhaustivamente un día antes del numerito policial en la sede de Interior. Ahora bien, hasta hoy no habíamos desvelado la prueba de cargo que demuestra eso, pues esperábamos que fuera la propia Policía Judicial la que alcanzase esa conclusión. En vista de la falta de interés de los cuerpos de seguridad que dirige Fernández Díaz por analizar el contenido íntegro de las grabaciones, hoy revelamos ese hecho inédito:

La clave para desentrañar el misterio de las grabaciones son los ruidos que hace la máquina expendedora en la sala de espera del ministro

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Lo único que omitimos –de nuestro análisis de esos sonidos– es de qué máquina se trata. Resulta que a la entrada del despacho del ministro hay una zona de espera donde hay una máquina de café. Los ruiditos que se oyen –de forma apagada porque el aparato grabador está dentro de una chaqueta o de un maletín– son claramente identificables con la selección, pago y extracción de un café desde una máquina expendedora... como la que hay en el lugar donde esperan los que tienen cita con el ministro.

Daniel De Alfonso con su maletín. GUILLEM SANS

De Alfonso y Javier charlan amigablemente sobre temas sin importancia hasta que, en el 09.32, se oye nítidamente un pitido de mensaje de móvil. Se escucha mucho mejor que las voces de ambos hombres. Entonces, Daniel de Alfonso se acerca precipitadamente a la grabadora y el micro recoge a la perfección cómo se abren unas cremalleras y cómo el director de la Oficina Antifraude dice nerviosamente unas palabras en voz baja, mascullando con evidente desasosiego. Javier se acerca a preguntar.

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La grabadora entra en el despacho del ministro con De Alfonso

Por si quedaba alguna duda de que el aparato grabador entró en el despacho del ministro con De Alfonso, tras una espera en la sala adjunta, en éste otro corte –justo cuando acaba de llegar Fernández Díaz– el propio exjefe de la Oficina Antifrau de Catalunya admite que se acaba de tomar "un cafetito" de la máquina expendedora:

La prensa de derechas culpa ahora al policía que desveló la trama

Pues no. Resulta que nada más difundir Público todos estos fragmentos de audio que demuestran que todo se grabó con un dispositivo móvil que entró y salió del despacho del ministro entre las pertenencias de De Alfonso, la Policía Judicial hace un número de teatro en la sede del Ministerio –como si sus expertos fueron incapaces de escuchar lo grabado–y los medios de comunicación afines al Gobierno empiezan a publicar informaciones en las que se afirma taxativamente que la persona que efectuó la grabación fue, precisamente, el mayor enemigo de la mafia policial que ha montado los casos del pequeño Nicolás, de Villarejo, del falso informe PISA, etc.

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