'Hijas del miedo', el libro de juezas y fiscalas basado en historias reales de víctimas de la violencia machista
Son 19 relatos escritos por otras tantas juristas de la Asociación de Mujeres Juezas de España, que muestran a través de la literatura la dureza de la violencia de género que asuela a las mujeres y a sus hijas e hijos y la respuesta de la Justicia c
![Algunas de las autoras del libro, integrantes de la Asociación de Mujeres Juezas de España, en la entrega del premio Menina, Justicia Feminista, para la jueza Isabel Giménez, el pasado 25 de noviembre. Algunas de las autoras del libro, integrantes de la Asociación de Mujeres Juezas de España, en la entrega del premio Menina, Justicia Feminista, para la jueza Isabel Giménez, el pasado 25 de noviembre.](https://imagenes.publico.es/files/image_horizontal_mobile/uploads/2024/11/30/674aee6b94ff4.jpeg)
Madrid--Actualizado a
El libro Hijas del miedo (Ediciones Península), que se ha presentado este martes en el Ministerio de Igualdad, es una iniciativa pionera en España, un libro de relatos que no solo salen de la pluma de sus autoras, sino también de sus juzgados, de las sedes judiciales donde trabajan y donde imparten justicia en casos que afectan a niñas, niños, adolescentes y mujeres víctimas de la violencia machista.
Son 19 relatos firmados por otras tantas juezas y fiscalas de la Asociación de Mujeres Juezas de España (AMJE), basados en casos de violencia de género reales, que no siempre han podido resolverse de manera positiva para las víctimas. Los beneficios de la venta del libro, cuya portada es una impactante ilustración de Noelia Pascual, van a ir a parar a una asociación de víctimas de violencia de género.
El libro se divide en cuatro partes, a modo de bloques fundamentales que recorren todas las violencias machistas: la infancia, los juicios, las supervivientes, y las mujeres asesinadas. El prólogo es de Raquel Orantes, hija de Ana Orantes, la mujer que se atrevió a denunciar la violencia y el sufrimiento que le infligió su marido durante cuatro décadas y que fue asesinada por él, quemándola viva, trece días después de su aparición en un programa de televisión.
"Gracias, Ana Orantes, por todo lo que nos has hecho avanzar, por ser un referente y el refugio de tantas otras mujeres que, al igual que tú, gritaron a los cuatros vientos: 'Fui una mujer maltrata pero se acabó'", ha escrito Raquel Orantes, en un prólogo que emociona.
Muchos de los relatos describen pormenorizadamente las entrañas de un juzgado de violencia de género. Entre las autoras, hay juristas muy significativas en este sentido, como Cira García Domínguez, magistrada del Juzgado de Violencia sobre la Mujer 1 de Getafe (Madrid) o Flor de Torres, fiscala delegada de Andalucía de Violencia de Género.
El de Flor de Torres es un terrorífico caso real, sobre el asesinato de una mujer contado por su hijo, un niño de 5 años que fue testigo del crimen. "Me llamo Aarón. Tengo cinco años y el día 23 de septiembre de 2013, a las tres de la madrugada, acabo de contemplar horrorizado cómo mi padre le ha clavado por sorpresa un arma blanca a mi madre Estefanía en nuestra casa de Málaga".
Proteger a las víctimas
"Como tú me lleves al calabozo, yo al salir hago una carnicería", esta es la amenaza de un hombre a su mujer, a la que maltrataba a diario, la insultaba y vejaba delante de sus hijos, incluso pegaba al niño mayor. El caso, contado por la jueza Cira García, se resolvió cuando la madre y sus hijos fueron trasladados a una casa de acogida; una solución que también es un castigo para las víctimas, en el sentido de que las mujeres y sus hijos han de salir de su casa, de su entorno, abandonar a sus amigos, el trabajo, la escuela...
El relato de Cira García no acaba ahí: el maltratador localiza a la mujer y a los hijos y estos deben ser trasladados a otro refugio. La jueza plasma su propia angustia, en la soledad de su juzgado, ante la evidencia que ese hombre jamás parará hasta cumplir su amenaza. "La toga que llevo puesta no me inmuniza", reconoce la jueza en un pasaje sobre el reencuentro con aquella mujer meses después en el juzgado. "(...) se me salta alguna lágrima", relata cuando escucha a la víctima decir que está bien, que sigue viva.
Hay relatos que inciden en el delicado mecanismo de la toma de declaración de una mujer maltratada; los miedos que la atenazan en ese momento; cómo duda; cómo declina la denuncia contra su maltratador, muchas veces... La dinámica contada por juezas que se enfrentan a diario a ese desafío y ese horror, con la empatía y las herramientas que la formación en perspectiva de género aporta a la judicatura.
En relación a la infancia, la jueza sustituta de los juzgados de Barcelona Isabel Giménez, que acaba de recibir el premio Menina Justicia Feminista, plantea en su relato, Carta a una niña valiente, tres perspectivas que giran entre sí en su juzgado: la de la madre, la de la niña y la suya propia, hasta que llega a tomar una decisión sobre la custodia de la pequeña y cómo se la explica a la niña a través de una carta incluida en su resolución. Isabel Giménez suspende las visitas del padre a la niña, ante el miedo que ha manifestado esta y los informes periciales que así lo aconsejan.
Hay que destacar también el relato que firma Victoria Rosell, exdelegada del Gobierno para la Violencia de Género y actual magistrada de la Audiencia Provincial de Las Palmas. Se titula Solo sí es sí y versa sobre la odisea en los juzgados de una joven agredida sexualmente. La falta de preparación de los agentes judiciales, incluso la hostilidad del edificio judicial, condenan a la víctima a la revictimización.
Inés Herreros, fiscala experta en violencia de género en Las Palmas y actual vocal del Consejo General del Poder Judicial, firma un relato en un excelente tono literario que describe la angustia y el miedo de una mujer maltratada por su pareja.
A través de los relatos, estas juezas exigen políticas efectivas para erradicar la violencia contra la mujer, visibilizando no solo su sufrimiento sino la necesidad de un cambio radical en los juzgados y en la sociedad.
El libro transmite la idea de que los avances contra la violencia de género son lentos, pero una vez instalados en la sociedad operan como una nueva mentalidad. Y esa es la clave.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.