"En Jaén, a 6 de febrero de 1941, a las siete horas, en la tapia del cementerio" el maestro Manuel Ruiz fue fusilado
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Benamejí y el Sur de Córdoba celebrará el próximo 14 de abril un homenaje a uno de sus maestros que fue condenado a muerte y fusilado tras el golpe de Estado.
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sevilla,
"En Jaén, a seis de febrero de 1941. Por la presente se hace constar que a las siete horas y en las tapias del cementerio ha sido ejecutada la pena de muerte en la persona de Manuel Ruiz Márquez. [...] Reconocido posteriormente el cuerpo del reo por el médico militar, certificó la defunción".
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Con este frío lenguaje burocrático, el régimen franquista recogía en una diligencia de ejecución el asesinato del maestro Ruiz Márquez, de 27 años, cuyos crímenes consistían en haber sido un "peligroso extremista", "cabecilla marxista de Benamejí", "constante" propagandista que "aconsejaba a las masas obreras a la coacción y a la huelga", según consta en el expediente del juicio sumarísimo que se le practicó, al que ha tenido acceso Público.
Al leer la sentencia, las actas, las declaraciones de los testigos, la inane acusación, plagada de maledicencias y también mentiras, pura apariencia de ningún derecho para justificar cárcel y muerte, emerge una imagen de la maquinaria franquista que se asemeja a la descripción del mal que hace la filósofa Hannah Arendt en su ensayo Eichmann en Jerusalén, sobre el juicio al burócrata militar nazi.
"En la plaza de Andújar [Jaén], a quince de junio de 1940". Así arranca la sentencia que lo condenó a muerte. En ella se recoge que Ruiz tenía 27 años, era "natural de Encinas Reales, de estado soltero y profesión maestro nacional, hijo de Juan y de Araceli, con instrucción y sin antecedentes penales".
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En la condena, en efecto, como en tantas como esta, a Ruiz se le echan encima, sin fundamento alguno, asuntos con los que no tenía nada que ver, como el "apuñalamiento" de un vecino de Benamejí y la muerte del guardia civil Manuel Sances –"como fruto de sus predicaciones"– en Palenciana, un pueblo cercano, de la misma comarca, un hecho con el que Ruiz no tuvo relación de ninguna clase y que el franquismo explotó para practicar una tremenda represión. También se le acusa de ladrón. Por supuesto, como en los otros casos, sin prueba alguna.
El historiador Arcángel Bedmar ha estudiado a fondo la muerte de Sances y asegura a Público con toda contundencia: "[Manuel Ruiz] no tuvo absolutamente nada que ver. Simplemente es una invención de las muchas que se utilizaban en los consejos de guerra. Aquello fue un hecho casual. Tres guardias civiles, bebidos y sin motivo aparente, comenzaron a cachear a las personas que se encontraban en el Centro Obrero el 11 de junio de 1936, interrumpiendo una asamblea legal y autorizada".
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"Su intervención –prosige– dio lugar a un enfrentamiento verbal, que luego llegó a las manos, entre un guardia, que desenfundó su pistola, y un par de sindicalistas dentro del centro. Los otros dos agentes, que se encontraban fuera, dispararon contra la puerta, mataron a una persona e hirieron a varias. Al entrar encontraron a su compañero, Manuel Sances Jiménez, herido de muerte por el corte de una navaja barbera en el cuello. Los consejos de guerra están llenos de acusaciones sin fundamento; además, los acusados no podían defenderse".
Con Bedmar coincide Francisco Artacho, autor del documental Guardianas de la memoria, sobre la represión en Benamejí, un tema tabú durante muchos años en numerosos municipios de Andalucía. "Es muy común en los consejos de guerra, por parte de las autoridades franquistas, que redactaban los informes y las declaraciones de testigos, culpar de un mismo hecho a todos las personas procesadas y culpar sin ningún tipo de prueba".
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"Hay que recordar –añade– que estos procesos no eran justos, pero los franquistas querían dar apariencia de legalidad. En los consejos de guerra de personas de Benamejí vemos cómo, continuamente, en la mayoría de sumarios, intentan culpar de un mismo hecho a todos los encausados, sin ningún tipo de prueba".
Maestros en el punto de mira
Los maestros fueron, además, uno de los objetivos fundamentales del nuevo régimen. El historiador Bedmar explica: "Tras el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, en la España que quedó en poder de los sublevados se inició con suma rapidez la depuración de la inmensa mayoría de los funcionarios y de los empleados públicos".
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Primero, el 28 de julio, "la Junta de Defensa Nacional –organismo militar que asumió el poder en la zona rebelde– autorizó la suspensión inmediata de los funcionarios que no prestaran auxilio a los golpistas". Y, después, a finales de agosto, "ordenó de manera específica la depuración de los maestros alegando que la escuela debía contribuir no solo a la formación del niño en el aspecto de la cultura general, sino a la españolización de las juventudes del porvenir".
Estas órdenes, según Bedmar, se formalizaron con el Decreto de 8 de noviembre de 1936 de la Junta Técnica de Estado –especie de primer gobierno franquista–, "que justificaba la depuración de todo el personal docente en el Magisterio debido a que había estado influido y casi monopolizado por ideologías e instituciones disolventes, en abierta oposición con el genio y la tradición nacional".
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Vida y homenaje
El portal todoslosnombres.org, una ambiciosa iniciativa que se ha propuesto que ninguna persona represaliada quede en el olvido, recoge una microbiografía, firmada por Moisés Zárate, del maestro Ruiz. "Nace el 12 de febrero de 1911. Es hijo de Juan Ruiz Ruiz, propietario del casino del pueblo, y de Araceli Márquez Zurita, auxiliar de la escuela pública de niñas. Es el mayor de siete hermanos. Vive con su familia en la casa paterna de Encinas Reales".
Siguiendo el ejemplo de su madre y de su abuela, maestras ambas, Ruiz logra el título con 18 años
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"La familia –prosigue– goza de una buena situación económica y tiene un alto nivel cultural. El padre de familia es un próspero hombre de negocios que cuenta con el casino y la centralita telefónica del pueblo. Es de ideología socialista y en esa vertiente educa a sus hijos. Tanto la madre de Manuel como su abuela, Rafaela Zurita Raya, son maestras de escuela, mujeres liberales y avanzadas a su época. Siguiendo el ejemplo de ambas, Manuel logra obtener el título de maestro de primera enseñanza en octubre de 1929 a la edad de 18 años".
"Manuel –añade Zárate– imparte clases en la tercera escuela de niños de Benamejí cuando estalla la guerra en 1936. En agosto del mismo año, la autoridad militar lo suspende de empleo y sueldo. Varias autoridades y vecinos de Benamejí redactan informes durante enero y febrero de 1937 para la comisión depuradora de instrucción pública sobre la conducta y actividades políticas y profesionales de Manuel".
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"Dichos informes consideran que su conducta siempre fue antirreligiosa y revolucionaria. Así, en abril de 1937 la comisión depuradora lo cita para que se defienda de todas las acusaciones. Manuel se encuentra en paradero desconocido y no acude a la citación. Será separado definitivamente de sus funciones e inhabilitado para el ejercicio de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza en agosto de 1939", agrega la microbiografía.
La familia de Manuel también padece el acoso franquista. "Su padre es fusilado y su hermano Andrés Ruiz Márquez, conocido posteriormente como el coronel Montenegro, oficial del ejército, sufre persecución. Los bienes familiares de Encinas Reales son incautados dejando a la familia en una pésima situación económica", remacha la microbiografía.
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La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Benamejí y el Sur de Córdoba celebrará el próximo 14 de abril, a las 19 horas, un homenaje a Manuel Ruiz Márquez, en el salón de actos del pensionista. "Hasta el día de hoy esta historia no se ha conocido en nuestro pueblo, lo que demuestra que hay que seguir indagando e investigando en la historia de la represión franquista", asegura a Público en un escrito la asociación.
"Aunque sea tarde –agregan–, es necesario rendir homenaje a personas que fueron represaliadas por sus ideas y su forma de pensar, y que tenemos que rescatar del olvido histórico. Desde nuestra asociación, además, pedimos el cumplimiento de la ley y eliminar las calles que quedan en Benamejí con nombres relacionados con la dictadura y la represión franquista".