Manifestación Colón Casado encuentra resistencias en el PP a su plan de hacer oposición en las calles
Voces de peso en el Partido Popular muestran su reticencia a acudir a la manifestación en Colón que aparca la ruptura con los ultraderechistas formalizada en octubre del pasado año y vuelve a presentar una derecha divida en tres.
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madrid,
A Pablo Casado le molesta que los periodistas hablen de quién estará en la nueva 'foto de Colón' tras haber confirmado que él asistirá a la concentración el próximo 13 de junio en la misma plaza madrileña que fue protagonista de la unión de las tres derechas en febrero del año 2019. Entonces, como ahora, Catalunya resonaba de fondo. En este caso la concentración se celebra en protesta a los indultos a los líderes del procés que previsiblemente concederá el gobierno de Pedro Sánchez para tender puentes con el Govern catalán.
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Pero el líder del PP no comprende que la agenda mediática esté "ocupándose del dedo y no de la luna" y ha acusado a la prensa de lanzar "globos sonda" al hablar de quién participará en el acto como parte de la "propaganda" de La Moncloa. El acto ha sido convocado por una plataforma impulsada por la exlíder de UPyD, Rosa Díez, y Casado, Santiago Abascal e Inés Arrimadas —presidentes de PP, Vox y Cs— ya han anunciado que estarán presentes. Eso sí, separados los unos de los otros para evitar que Sánchez vuelva a sacar partido de esa alianza a tres.
Sin embargo, los medios no son los únicos que han puesto el foco en esta concentración. Cargos de peso del PP, algunos de ellos integrados en el equipo de dirección de Casado, mostraron su reticencia a acudir a dicha manifestación que aparca la ruptura con los ultraderechistas formalizada en octubre del pasado año y vuelve a presentar una derecha divida en tres. Es más, el propio líder conservador había admitido, en privado, su rechazo a participar.
La dirección del PP debatió sobre si debía acudir a Colón
Se llegó a celebrar una reunión entre altos cargos del PP en la que se deliberó sobre si los conservadores debían o no acudir a la cita. Una de esas voces señala a Público que la mayoría de ellos estaban de acuerdo en que debían quedarse fuera por los motivos anteriormente citados, pero cree que finalmente Casado ha acabado aceptando porque "cree que el coste de no hacerlo sería mayor".
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En dicha reunión se trataron las diferentes vías para hacer oposición que tiene el PP: el plano mediático, en el que "hay que dar la batalla", según estas fuentes; la vía judicial en la que "Vox ha llevado la delantera" al personarse como acusación particular en el juicio del procés; el ámbito institucional, en el que el PP "tiene ventaja" por ser el segundo partido más votado y controlar varias administraciones autonómicas y municipales; y, por último, las calles. "Muchos creíamos que no era el momento de esto", valora.
No es la única persona que cree que Casado se equivoca al apostar por hacer una oposición desde las calles. Otro cargo popular señala que "mantener la tensión en la calle" durante más de dos años hasta que Sánchez convoque elecciones es prácticamente imposible. "No ganamos nada. Tenemos que presentarnos como un partido institucional y serio, no repetir los errores de 2019", analiza. En ese sentido cree que el resto de movimientos, como el recurso ante el Tribunal Supremo o la recogida de firmas —que emulan la estrategia que siguió Mariano Rajoy en 2006 con el Estatut—son más acertados.
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También hay quien coincide plenamente con el plan de Casado. "A mí me parece muy idóneo que se haga. Creo además que es muy necesario", señala una voz vinculada al PP catalán. Los conservadores obtuvieron el peor resultado de su historia en las elecciones del pasado mes de febrero. Fueron multiplicados en votos por Vox y triplicados en escaños. "Allí el problema son las siglas", señalan en el PP, que apuntan a que su formación necesita "mantener la posición de fidelidad institucional" con un candidato de discurso "moderantista".
Margallo, Aguirre y Albiol creen que el PP erró con el Estatut
Hace 15 años, un Mariano Rajoy en la oposición llevó a cabo una auténtica oposición al Estatut de Catalunya. El expresidente del Gobierno impulsó mociones municipales y propuestas autonómicas, inició una campaña de recogida de firmas y presentó un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Supremo cuando la reforma estatutaria se validó por referéndum. Casado ha hecho lo mismo. "Hicimos lo correcto y, nosotros sí, legalmente, lo volveremos a hacer", ha asegurado recientemente el actual presidente del PP. Pero algunas voces de la vieja guardia no coinciden con el conservador.
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Aquel recurso fue resuelto por la corte de garantías en junio 2010, cuatro años después de que el texto fuese refrendado en referéndum, con la anulación de hasta catorce artículos. "Recurrir el Estatut fue excesivo y la recogida de firmas un error", admitió en el año 2017 el exministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, que actualmente ejerce como eurodiputado por el PP.
La expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, también se manifestó en ese sentido en el año 2015. "A mí no me gustaba por intervencionista, pero a lo mejor fue un error. No hay que tener temor a admitir los errores. Pero tampoco se puede juzgar con los ojos de hoy lo que sucedió en el 2006", aseguró en una entrevista en La Vanguardia.
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Ese mismo año el entonces presidente del PP catalán, Xavier García Albiol, señaló que la recogida de firmas que se hizo en 2006 contra el Estatut "podía tener muy buena voluntad e intención" pero que en Catalunya" no se entendió y fue entendida como una agresión": "Con el tiempo se ha demostrado que esa acción fue muy poco afortunada", fueron sus palabras a El País.
Voces de la actual dirección popular niegan que el caso del Estatut sea equiparable al de los indultos. Señalan que lo primero fue "un acuerdo entre varias formaciones políticas con una mayoría y dentro de la Constitución Española" y definen lo segundo como una "utilización de una figura discrecional para garantizar la supervivencia de Pedro Sánchez".