Rajoy esgrime Venezuela y acusa a Iglesias de "corrupción democrática" al ser preguntado por el coste público de la corrupción del PP
El presidente del Gobierno afirma que no está obligado a tomar ninguna decisión tras las reprobaciones en el Congreso de los Diputados de los ministros Catalá y Montoro. “Eso es lo que voy a hacer”, pontifica
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madrid, Actualizado:
A falta de otros argumentos de mayor enjundia para defenderse de las imputaciones de corrupción que inundan al PP el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no tiene otro recurso que echar mano de Venezuela. Está claro que quien le preguntaba sobre ese espinoso asunto no era otro que el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
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El jefe de filas de la formación morada se ha interesado por conocer qué cálculos había realizado el Gobierno del coste económico de los casos de corrupción del PP que se encuentran sometidos a investigación en los tribunales. En una primera instancia, Rajoy se ha llamado a andanas, como suele ser habitual en él cuando se trata de corrupción. “La corrupción es negativa, la de todos (…), también la suya, que no tiene bula”.
Iglesias, con un tono llamativamente moderado, le ha reprochado que no hubiera sido honesto al no responder que no conocía esos costes. Para ilustrarle el dirigente de Podemos le ha citado algunas cifras, según autos judiciales. “En el caso Lezo, con 23,5 millones de euros desviados a paraísos fiscales se pagan 52.000 ingresos hospitalarios, 15.000 becas universitarias o 100 aparatos para realizar mamografías”, le ha dicho.
“Yo sé que usted me hablara de Venezuela – ha dicho Iglesias -, pero mientras esté usted (en el Gobierno) los españoles tendremos que pagar de nuestros bolsillos el coste de la corrupción. Por eso trabajamos para echarlos”.
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Rajoy no se ha salido del guión y antes de, efectivamente, citar a Venezuela, ha insistido en otra de sus coletillas: “Usted – en referencia a Iglesias – necesita que las cosas vayan mal. Ahora sufre cuando las cosas empiezan a ir bien (…) y se agarran a la corrupción por si pueden sacar provecho. Van por mal camino”.
Y ha cerrado su intervención citando a Venezuela para asegurar que él combate la corrupción, “también la suya. La corrupción de los valores democráticos porque les han pagado y ustedes no son libres”. Unas palabras en las que ha elevado algo la voz y ha sido arropado por un sonoro aplauso de su bancada, al que Iglesias y algunos de sus compañeríos han contestado de forma irónica aplaudiendo a su vez.
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Rajoy a Iglesias: “Usted necesita que las cosas vayan mal. Ahora sufre cuando las cosas empiezan a ir bien"
Previamente ha sido el turno de la portavoz del grupo parlamentario socialista, Margarita Robles, que sigue un tanto atenazada por su formalismo de magistrada. Robles se ha interesado por las decisiones que pensaba adoptar el presidente del Gobierno tras las reprobaciones del Congreso de los Diputados a dos miembros de su Ejecutivo, los ministros Catalá y Montoro.
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Rajoy no se ha complicado la existencia.”El artículo 100 de la Constitución confiere al presidente del Gobierno su única potestad, la de nombrar a los miembros del Gobierno; también la de convocar elecciones. Sobre lo que usted me plantea no me obliga a nada. Eso es lo que voy a hacer”, ha sentenciado.
Ante esa tesitura solo se puede responder con ingenio político, no con formalismos. Pero la portavoz socialista todavía no ha encontrado su particular capacidad de recortar en este trámite parlamentario tan peculiar de la sesión de control, limitada a tan solo dos minutos y medio. Tanta falta de hábito demuestra Robles que en sus dos intervenciones le han sobrado 44 segundos, algo realmente inaudito cuando enfrente tiene a un personaje tan experimentado como Rajoy.
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En una última pregunta el líder de ciudadanos, Albert Rivera, se ha interesado por el interés del Gobierno en aplicar la compatibilidad plena de los autónomos para cobrar la pensión y realizar trabajos por cuenta propia. Rajoy ha dicho que no está contemplado – si será posible en el caso de tener un empleado –“aunque las leyes se pueden cambiar”.
Lo más llamativo de este rifirrafe ha sido constatar, una vez más, las suspicacias que levanta Rivera en la bancada popular cada vez que toma la palabra. Más que como un aliado lo toman como un potencial rival, una circunstancia que tanto el propio líder de la formación naranja como sus correligionarios tratan de incentivar siempre que pueden.
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El presidente del Gobierno se va a tomar unas largas vacaciones parlamentarias ya que no volverá a someterse a otra sesión de control hasta dentro de dos meses. A mediados de septiembre. Lo mismo ocurrirá con el resto de miembros de su Ejecutivo. Sin duda tendrán un verano feliz.