Margallo fulmina el discurso único del Gobierno sobre Catalunya y enfurece a Santamaría
La bula de Margallo
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MADRID.- Las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores sobre Catalunya en 2014 -entre otras, el "paralelismo absoluto" entre el independentismo catalán y el de la Península de Crimea- le costaron fuertes críticas internas en el PP y en el Gobierno, hasta que a José Manuel García-Margallo le fue retirado por la vicepresidenta el altavoz del Ejecutivo sobre el asunto catalán.
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La vicepresidenta ha desautorizado a Margallo en hasta tres afirmaciones esta semana
Ahora, Margallo ha vuelto a erigirse en voz autorizada del Ejecutivo sobre el asunto catalán, con el agravante -para Gobierno y PP- de que la campaña electoral allí ya ha comenzado y los conservadores son la quinta fuerza política, según los sondeos. Las declaraciones del titular de Exteriores seguidos del desmentido de La Moncloa "no ayudan", admiten en el partido.
Ayer, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría desautorizó al ministro Margallo por segunda vez en una semana. Primero, por respaldar la intervención armada en Siria para derrotar al Estado Islámico y apostar por el diálogo con el dictador Bashar Al Assad ("La paz se hace con los enemigos"). A las pocas horas, durante una de sus escasas entrevistas (Al Rojo Vivo, en La Sexta), la portavoz del Ejecutivo le pidió "prudencia" sobre la solución militar y le recordó que Assad fue el "principio del problema".
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La bula de Margallo
El ministro de Exteriores "va por libre", aseguran siempre en el PP. Todos saben que despacha directamente con Mariano Rajoy, que son muy amigos desde hace años y que nunca rendirá cuentas ante nadie más que él, tampoco ante Sáenz de Santamaría. El presidente del Gobierno tampoco le pide explicaciones, aunque hablan "muy a menudo", garantizan.
Margallo recibió un coscorrón político de Sáenz de Santamaría ayer por hablar de una reforma de la Constitución de la que el PP reniega ahora, aunque antes del verano, el propio presidente apuntó la posibilidad de consensuar un cambio en la Norma fundamental, que a los pocos días sería descartado rotundamente sin justificación alguna. La posibilidad se desinfló, según los conservadores, porque la mezcla elecciones catalanas y reforma constitucional "perjudicaba" su mensaje contra el soberanismo y el no hacer ninguna concesión a sus defensores.