Este artículo se publicó hace 7 años.
Tibios aplausos y gestos de decepción de los independentistas tras el discurso de Puigdemont
ANC y Òmnium congregan a miles de personas cerca del Parlament. Muchos abandonaron la concentración, algunos con visible gesto de enfado, al finalizar el discurso del president.
Fermín Grodira
Barcelona-Actualizado a
Miles de personas han seguido en el Paseo de Lluís Companys, cerca del Parlament, el discurso de Carles Puigdemont, convocados por las asociaciones sobernaistas ANC y Òmnium Cultural.
Al acabar la intervención del president, en la que ha declarado la independencia para posteriormente suspenderla para abrir un "proceso de semanas de diálogo", se han producido muchos aplausos, gritos de alegría y de "independencia", pero también se ha visto algún gesto de contrariedad y algún grito aislado de "traidor".
Tras el discurso, algunos concentrados han abandonado la plaza, varios de ellos visiblemente enfadados. Aun así, en el ánimo de los asistentes predominaba la idea de que el proceso puede seguir adelante.
Carla, trabajadora y estudiante de 23 años, considera que ha sido "una decisión muy madura. Ha pensado en toda la población porque la DUI hubiese tenido en las organizaciones que dependen de las organizaciones públicas. El hecho de haber declarado de esta manera abre la puerta a una mediación internacional y que implique a las bases de la sociedad" a su vez añade que "no me lo esperaba pero no sabía lo que esperar. Me da confianza porque creo firmemente en la democracia y la mediación".
Carla dice irse "triste y con mucha esperanza para que sea un proceso del pueblo y no de las instituciones."
"No estoy muy sorprendido. Se trata de quemar todas las vías de diálogo. Vamos a estar igual en unos meses porque no hay voluntad de diálogo del gobierno español" afirma Ferrán de 25 años y profesor de Òmnium.
Tras la decepción, muchos de los asistentes se acercan a las pantallas al anunciarse que el turno de réplica de la diputada por la CUP, Anna Gabriel. Su discurso ha estado acompañado de aplausos y algún grito de "presidenta".
El discurso de Anna Gabriel levanto los ánimos tras una decepción generalizada
"Estamos completamente de acuerdo con la declaración de Anna Gabriel y estamos de acuerdo con la declaración de independencia ya porque será la mejor forma de defender a las personas que hemos defendido el referéndum" manifiesta Pedro Mercadé, de 37 años y perteneciente a la Lluita Internacionalista (partido trotskista y a favor de la República catalana). Añade que "Es evidente que aunque todo el discurso de Puigdemont ha reconocido los resultados del 1-O dejarlos en suspensión es poner en bandeja que no se haga efectiva la independencias y poner en bandeja la represión. Si hubiese una intención real de diálogo tendría sentido pero no es el caso." Finaliza puntuando que "va a ser básica la movilización de la gente para exigir que se empiecen a aplicar medidas inmediatas para defendernos de este limbo legal y que se empiece a responder a las amenazas de las grandes empresas como una banca y un sector energético público y que amplíe el apoyo social a la república"
Jordina Escofet, estudiante de 17 años, no votó debido a su edad pero acudió a un colegio con sus padres. Para la joven el discurso de Puigdemont le ha parecido "muy sensato pero esperaba y deseaba que anunciase la independencia inmediata". A la pregunta sobre qué espera responde: "Arrimadas anuncia la represión".
"Era evidente que habría un período de diálogo y es positivo aunque hubiese sido mejor poner un tiempo límite para hablar. Me lo esperaba en cierto modo pero creo que el Estado español seguirá con su actitud represiva" declara Carles Heredia, 33, periodista y politólogo simpatizante pero no perteneciente a ningún colectivo
"Las cosas se van a precipitar y la suspensión de independencia se cancelará en algún momento. Se tienen que crear estructuras y controlar el territorio. Sería positivo una intervención internacional y acabará ocurriendo si la represión es excesiva" agrega.
Muchos aplausos, gritos de alegría y de "independencia" y algún gesto de contrariedad tras la declaración de Puigdemont
Joan tiene 29 años y participa en la CUP de Mataró y afirma estar "triste y decepcionado porque esperábamos algo más claro pero todo ha quedado al aire y creo que todos hemos quedado un poco decepcionados. No considero un traidor a Puigdemont, al menos de momento"
Eduard Castells, de 19 años, perteneciente a la organización Arran manifiesta que "tenemos una oportunidad buenísima y no hay diálogo posible. La mediación tendría que partir del reconocimiento del derecho de autodeterminación. No sé qué va a pasar pero va a fracasar el diálogo. Otro referéndum sería deslegitimizar el del 1-O. La única vía posible es la declaración de independencia y la desobediencia. Hace falta un trabajo comunitario impresionante para hacer frente a la represión". Sobre el president, "no sé si Puigdemont es un traidor pero había una voluntad clara del pueblo catalán y ha dilatado lo que es inevitable".
Concentración con fuerte dispositivo policial
Los concentrados llegaron con más de una hora de antelación al Paseo de Lluis Companys de Barcelona convocados por la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural. Ambas organizaciones independentistas instalaron dos pantallas para seguir por la televisión 324 la sesión parlamentaria y el Comité de las Regiones en Bruselas. 31 tractores de los payeses del Maresme aparcaton junto al Arco del Triunfo y el parque de la Ciudadela estuvo protegido por un fuerte dispositivo policial de los Mossos desde la tarde del pasado lunes. A su vez, os helicópteros de la policía catalana sobrevolaron los alrededores.
Los convocados aplaudía cuando en la pantalla gigante del Paseo de Lluis Companys aparecían los diputados de JxS y la CUP, a diferencia que con el resto de diputados, con los que se produjeron abucheos. Abucheos que también recibieron la Benemérita al paso de un helicóptero de Mossos y otro de Guardia Civil.
Los primeros gestos de decepción aparecieron tras escuchar que la declaración de Puigdemont se aplazaba una hora. Muchos optaron por irse a los aledaños del Paseo.
Gonzalo, un hombre de 64 años de Montgat (Barcelona), acudió a seguir este día histórico en el que se podría proclamar la independencia de forma unilateral. "Creo que hoy se va a dictar una libertad pactada pero no se va a conseguir de golpe. Hoy empezaremos con la desconexión y el resto de Europa verá que no es un juego la independencia", declaró a Público antes del comienzo de la comparecencia . "Espero tener una república y al menos la libertad de que no me tapen la boca", añade y denuncia la represión de la policía española el 1-O.
Por otro lado, Diego Arcos, un argentino de 62 años "trotskista, independentista y antiimperialista" residente de Barcelona desde hace casi tres décadas opinó que "no va a haber una declaración tajante", añadió que "se pondrá en la nevera para dar tiempo a todas las ofertas que se han hecho de mediación porque cada minuto que pasa Catalunya está en una posición de más fuerza para negociar y el Estado español de menos. Eso nos beneficia y queremos negociar pero desde una posición de respeto", aclaró Arcos. "No será un terremoto, será una ola suave. Hay una solidez política extraordinaria ", concluyó.
Una vez comenzada la comparecencia se produjo un silencio absoluto, roto solo por el ruido del helicóptero policial, para escuchar al President.
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