Tu cicatriz de cesárea es tu tatuaje de guerrera

Porque ser mamá por cesárea a veces puede ser un poco difícil, hay que valorar la importancia de enfrentarse a una cirugía. 
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Cesárea. Shutterstock

Todas las madres que han tenido a sus bebés por parto natural saben que no es fácil, es lo que más duele en el mundo. Después de haber pasado por ese mal trago, tener al bebé en brazos es la mejor medicina que existe y parece que todo ese sufrimiento ha valido la pena. La sensación de logro es inmensa.

Además de la cicatriz en la tripa, la cesárea también producir una herida emocional. Apoyar y hacerle entender que es exactamente igual de madre que cualquiera que tenga un parto vaginal es fundamental. - Getty Images/Westend61

Hay quienes piensan que las mujeres que tienen a sus hijos por cesárea, ‘no los sufren’ de la misma manera, porque es una operación que al fin y al cabo, ellas no hacen el esfuerzo de traer al bebé al mundo, porque ‘lo sacan’ del vientre de la madre. La realidad es que una mujer que trae a su hijo al mundo a través de una cesárea, normalmente es porque no le queda otra opción y ha sufrido como la que más para tener a su bebé.

Cuando una mujer pasa por la cesárea

Una mujer en el parto natural puede optar y escoger si desea tener epidural o no en el proceso del parto. Una mujer que debe pasar por la cesárea, obviamente no tiene opción. Ella deberá pasar por la anestesia con todos los efectos secundarios que tendrá en su cuerpo. Hay mujeres que necesitan tener anestesia aplicada más de una vez y cuanta más anestesia reciba el cuerpo más peligrosa se vuelve y los efectos secundarios más tiempo perdurarán en el organismo.

Después de tener que acceder sí o sí a la epidural, los médicos cortarán siete capas de su cuerpo, pasando una por una hasta llegar al útero, porque solo de esta manera podrán llegar hasta el bebé y podrán sacarlo.  Una vez nacido el bebé, se cose el cuerpo de la madre y se queda una herida de unas proporciones importantes que debe sanar. Después de pasar la intervención tendrá que quedarse unos días en observación para ver que todo marche bien, y el piel con piel no está asegurado, dependerá de cómo se encuentre la mamá y de los protocolos de cada hospital. Aunque, por suerte, cada vez son mas hospitales en los que se evita la separación de la madre y el bebé durante y tras la cesárea, como parte del proceso de humanización de las cesáreas.

Una vez que todo esto ha pasado y que el bebé ya está en este mundo y ya haya podido abrazarle y besarle… La mamá tendrá que levantarse desde el primer día y en cuanto la anestesia haya pasado. Y es que sí, es la única cirugía en la que en menos de 24 horas se le pide a la madre que comience a andar y moverse para favorecer su recuperación. El dolor que sentirá la madre a causa de la intervención quirúrgica será enorme, tanto que parecerá incluso que la herida se abre… Aunque se mantenga cerrada. La mamá se sentirá débil, mareada, con náuseas, con ansiedad y a pesar de todo esto y del dolor… será capaz de levantarse para poder cuidar a su bebé, de la casa y de las obligaciones, tenga o no tenga ayuda.

Pero esa mamá no es de piedra y necesitará ayuda de sus familiares y amigos. Una cesárea es igual de duro y difícil que un parto natural. No es más cómodo, no es más fácil, no es una elección voluntaria en la mayoría de los casos. No todo el mundo sería capaz de dejarse cortar el cuerpo con una cicatriz que tendrá para toda la vida en su bajo vientre para traer a su hijo/a al mundo.

Si tienes una cicatriz por una cesárea, deberás estar orgullosa de esa marca porque significa que eres una mujer fuerte, luchadora y que ama a sus hijos por encima de todas las cosas, ¡igual que cualquier otra mamá! Tu cicatriz es tu tatuaje de guerrera.

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