Chantaje, por Ana Pardo de Vera

publicado el 06 de Septiembre de 2024

El presidente del Gobierno ha anunciado su intención de reunirse con cada uno de los y las presidentas autonómicas para escuchar sus reivindicaciones en materia de financiación. Eso implica, claro está, el intercambio de pareceres entre los presidentes autonómicos y el jefe del Ejecutivo central sobre el acuerdo entre el Partido Socialista de Catalunya y Esquerra Republicana para dar el Govern a Salvador Illa, que incluye… ¿un concierto catalán? ¿Una financiación singular para Catalunya? ¿No es singular, acaso, la financiación de Galicia con respecto a la de Andalucía, por ejemplo? ¿Entonces dónde está el problema?

 

De momento, solo tenemos preguntas y prácticamente ninguna respuesta concreta sobre lo que será la financiación catalana, aunque es verdad que parece inevitable que, para que resulte positiva para Catalunya y el resto de España, tiene que descansar en dos pilares inexcusables ya para el Gobierno de Pedro Sánchez: la reforma de la ley de financiación autonómica, caducada hace casi diez años, y una reforma fiscal profunda que redistribuya de verdad los recursos de los que disponemos.

 

Cuando Sánchez manifestó su intención de diálogo bilateral con las Autonomías, a la presidenta de la Comunidad de Madrid le faltó tiempo para pedir que pararan las rotativas en el PP. “CHANTAJE”, ha advertido Isabel Díaz Ayuso, “el ‘sanchismo’ quiere chantajearnos y dividirnos”. Ayuso pretende que sus homólogos del PP den plantón al presidente del Gobierno si éste no los convoca antes a todos juntos en la Conferencia de Presidentes. De momento, parece que su propuesta no ha tenido la acogida esperada, porque aquí, como es lógico, seas del PP o del PSOE, cada presidente mira por lo suyo. Incluso, como hace la presidenta Ayuso, con su exclusiva ‘capitalidad’ rampante, que sus buenos beneficios le otorga.

 

¿Dónde está el problema, se preguntarán ustedes, si el presidente del Gobierno dice que recibirá a los responsables territoriales y escuchará sus reivindicaciones al tiempo que les explicará los planes del Ejecutivo? ¿No se trataba de eso? ¿De que Catalunya es singular, pero Galicia, Andalucía, Comunitat Valenciana o Región de Murcia, también lo son?

 

Yo me temo -llámenme mal pensada- que el quid de la cuestión planteada por Ayuso va de lo suyo; y de otras comunidades también, pero sobre todo, de lo suyo. Pedro Sánchez ha dicho que está dispuesto a que el Estado dé más dinero a las comunidades, pero claro, lo hará en función de la fiscalidad de esas autonomías, porque no vale lo de rebajar impuestos a los más ricos para atraer inversión -por cierto, en detrimento de otras autonomías- y pedir después a papá Estado lo que dejas de recaudar.

 

Vamos con las datos: la Agencia Tributaria ha concluido que en 2023, las rebajas del tramo del IRPF autonómico en varias comunidades han supuesto un agujero de 1.677 millones de euros que se han birlado de los servicios públicos de todos los españoles; yno solo en la Comunidad de Madrid.

El estudio sobre las ‘Migraciones interregionales’ entre 2016 y 2019, publicado por el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), concluye que eso de que bajar impuestos es beneficioso para la economía se demuestra un mito: se pierde recaudación, mucha, al tiempo que, desde las comunidades más ricas se ejerce un efecto aspiradora sobre las demás. Por ejemplo, Madrid se lleva la palma de atracción de rentas altas, que abandonan, sobre todo, Andalucía y Catalunya.

¿Es solidaridad bajar impuestos a las rentas altas y hurtarlos de la financiación de los servicios públicos? ¿Es solidaria la competencia desleal que genera la fiscalidad autonómica en territorios que pueden permitírselo por cuestiones ajenas a su gestión -la capitalidad en Madrid, por ejemplo- frente a otros territorios con menos recursos por dispersión poblacional, envejecimiento u orografía? ¿De qué hablamos cuando hablamos de solidaridad interterritorial en Madrid, Euskadi, Navarra y veremos si Catalunya? Algo me dice que hay cuestiones que la presidenta Ayuso no quiere tocar por algo. Y ese algo solidario, solidario … no es.

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