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Actualizado:El pasado 11 de enero, Telecinco, con la serie Love is in the air y La Sexta con El Intermedio acumularon un total de tres millones de espectadores. Esa misma noche, un joven murciano de 23 años llamado David, pero conocido mundialmente como TheGrefg, congregó a 2,5 millones de espectadores en su canal de Twitch. Un récord sin precedentes en la plataforma y un golpe sobre el tablero, el último de tantos, que provoca, además de una revolución en el entretenimiento, una sensación de envejecimiento prematuro en quien se sienta en el sofá para ver la televisión de toda la vida. Ya en Nochevieja, Ibai Llanos retransmitió las campanadas y tuvo más audiencia que La Sexta y Cuatro.
Twitch, la plataforma de retransmisión en directo, atraviesa su momento más expansivo, en el que cómicos, periodistas, músicos y gamers (jugadores de videojuegos) se dejan caer por allí en busca de hacer negocio en un terreno aún por explorar. Como YouTube hace quince años o el oeste americano cuando Thomas Jefferson compró Luisiana a Francia, nadie sabe lo que hay al otro lado del sendero.
Propiedad de Amazon, esta plataforma se popularizó gracias a gente joven, jovencísima en algunos casos, que acudía a Twitch a ver retransmisiones de torneos de esports o simplemente a ver cómo unos usuarios jugaban con otros. La fórmula del hermano pequeño que observa al mayor jugar a la consola, trasladada a Internet. La clave fundamental para que los creadores de contenido vuelquen sus esfuerzos en esta plataforma y dejen YouTube como un simple contenedor de vídeos se debe a las facilidades que Twitch ofrece a la hora de sacar rédito y crear comunidad de seguidores que paguen por esos contenidos.
"El streamer que comienza solo no tiene abiertas todas las puertas de financiación. Twitch exige primero asiduidad y mucho contenido", dice Antonio Cuartero, profesor de Teoría de la Comunicación en la Universidad de Málaga. "Luego existe la vía de los suscriptores: gente que paga a través de Amazon Prime y se suscribe gratuitamente a un canal. Para ellos es gratis porque ya pagas con Amazon, pero el creador sí gana dinero con eso. La tercera vía son los bits, la moneda virtual de Twitch. Le das monedas a un streamer y eso equivale a dinero real", añade.
En la élite, esa en la que nombres como Ibai Llanos, Rubius o Auronplay sobresalen exitosamente en la plataforma, las ganancias son desconocidas. Pese a los intentos de calcular los beneficios, un debate del cual ellos mismos se ríen en sus vídeos, es complicado calcularlos, ya que hay por medio contratos privados de publicidad. Pero nadie duda –ni ellos niegan– que los beneficios son altos: si toda una cadena de televisión, con plantilla de trabajadores y costes de material y producción, puede sostenerse con audiencias humildes, no puede sorprender que Ibai, que acumula 4,5 millones de suscriptores y una media de 100.000 personas por retransmisión, vea crecer su hucha.
El crecimiento de Twitch durante la pandemia
La plataforma, fundada en 2011 y adquirida por Amazon por casi 1.000 millones de dólares, tuvo su estallido de popularidad internacional en 2017, gracias al videojuego PlayerUnknown's Battlegrounds. "Por supuesto, los campeonatos de League of Legends también fueron clave. Ahora mismo, los españoles dominan Twitch", apunta Cuartero.
Desde entonces, todos los gigantes de Internet han pretendido competir con Twitch y fundar sus propias plataformas, que han ido cerrando paulatinamente o haciéndose marginales. Ni YouTube, ni Facebook, ni Google. Amazon se quedó Twitch y se quedó con el mercado.
Twitch es una de esas aplicaciones, como Zoom, a la que la pandemia mundial del coronavirus le ha servido como lanzamiento a la fama. "Durante los inicios de la epidemia de la covid-19, y especialmente durante el confinamiento, Twitch batió todos los récords en el número de seguidores, con un total de 34 millones de horas vistas en un día durante el mes de abril a escala mundial", señala el estudio El auge de Twitch: nuevas ofertas audiovisuales y cambios del consumo televisivo entre la audiencia juvenil, publicado en la Revista Internacional de Comunicación de la Universidad de Sevilla. El impulso del confinamiento para Twitch ha sido gigantesco en España. Ibai, que en marzo rondaba las cuarenta o cincuenta mil visualizaciones se puso en ciento cincuenta mil.
El autor principal de ese estudio, Juan Francisco Gutiérrez, sin embargo, se muestra cauto antes de tildar Twitch como la plataforma del futuro o la que revolucionará las formas de consumo de televisión: "No sé si el cambio será algo mucho más radical que no ofrezcan otras redes sociales que ya existen en combinación de otros medios. Si genera formulas de interacción nuevas, con las facilidades que genera la tecnología, eso solo el tiempo lo determinará. Sus circunstancias de uso también serán importantes. Cuál ha sido el cambio más importante se podrá ver a medio plazo. Veremos si perdura o si es superada por alguna nueva con más elementos. Antes decíamos que los blogs cambiarían el mundo y ahora son antiguallas", arguye.
Emilio Doménech, periodista de Newtral y colaborador de La Sexta, es de los pocos redactores que ha dado el salto a la plataforma, y ya encuentra varios elementos diferenciadores entre Twitch y la televisión: "Una es los horarios: la tele está adscrita a una parrilla mientras que en Twitch empiezas cuando te dé la gana. Tienes la suerte de que, mientras que en televisión necesitas un equipo de muchas personas, en el caso del streamer tienes tu cámara y puedes cubrir un evento más rápido que cualquiera. A diferencia de la tele, tienes una comunicación directa con tus espectadores gracias al chat. Existe la condescendencia, principalmente porque es una plataforma de videojuegos, que siempre han sido tratados de forma condescendiente, cuando en realidad no dista mucho de lo que es un deporte", apunta este corresponsal afincado en Estados Unidos.
Una 'gamer' como ejemplo
Maylen es el ejemplo ideal de una persona que vive de Twitch. Residente en Barcelona, esta mujer de 26 años lleva tres años emitiendo en la plataforma de Amazon y ya puede decir que gana dinero con ello. "Trabajaba y estudiaba, pero durante toda mi vida he jugado a videojuegos. Un día vi que existía esta plataforma y a ver qué pasaba. Fue por hobby. Al año de empezar ya pude dedicarme a ello completamente", asegura.
Maylen: "El peor mes pueden haber sido 600 euros o así, y el mejor puede rondar los 4.000"
Durante la emisión del pasado jueves, que duró alrededor de seis horas, Maylen jugó a Valorant y durante la comida vio vídeos y memes graciosos mientras degustaba su almuerzo. Todo con la cámara puesta mientras la media de espectadores se mantenía en 1.200 personas. "Me dediqué casi 100% al Fornite, pero últimamente intento variar y ponerme en otros juegos, porque acabo muy cansada. Es verdad que no me gusta comer en directo porque es íntimo, pero de vez en cuando no pasa nada", dice sobre su rutina de trabajo, que intenta que sea de unas seis o siete horas, como una jornada laboral corriente.
La gamer hace un cálculo sobre sus ingresos y cuenta que varía mucho de mes a mes: "Cada mes no sabes lo que vas a ganar. También ganas dinero por la publicidad. El peor mes pueden haber sido 600 euros o así, y el mejor puede rondar los 4.000. Es muy difícil ganar dinero en plataformas como ésta. Yo soy un canal relativamente pequeño", señala.
Maylen reconoce que de vez en cuando se encuentra comentarios machistas en su chat, o frases de menosprecio, como "para ser una chica juegas bien". Sin embargo, dice que su comunidad es para todos los públicos y que incluso sabe de padres y madres que ven sus partidas junto a los hijos: "Tengo muchos suscriptores donde nos ven en familia. Quienes interactúan son los padres, eso pasa mucho", apunta.
Hasta que Twitch esté normalizado en todos los hogares, seguirá habiendo controles parentales, miedo al contenido que puedan estar consumiendo y escepticismo sobre el éxito de esta plataforma. El propio Ibai ironizaba hace no mucho sobre los generadores de contenido e imitando a un padre algo rancio, decía que mejor el mundo antes, cuando los niños se tiraban piedras y existía la mili. Mientras estos dos mundos colisionan, lo nuevo y lo viejo, Maylen reconoce que se encuentra con esos miedos a diario: "Muchos niños que me ven sí me dicen que hay otros streamers que sus padres no les dejan ver".
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