madrid
Eran las 6:00 horas de la mañana en la playa de Calais, al norte de Francia. Diecinueve divisiones alemanas, o lo que es lo mismo, cerca de medio millón de soldados, esperaban ese martes 6 de junio de 1944 el ataque anfibio del Primer Grupo de Ejércitos Norteamericanos (FUSAG), compuesto por un millón de soldados y dirigido por el respetado general Patton.
Esta fuerza aliada, integrada por 11 divisiones, fuerzas navales y de apoyo aéreo asociadas, debía llegar al Paso de Calais, donde serían recibidos por las mejores unidades alemanas, que habían fortificado la playa a conciencia para repeler el inminente ataque.
Lo que no sabían los alemanes era que este ataque nunca se llevaría a cabo porque la FUSAG se trataba en realidad de una maniobra de distracción aliada para hacer creer a los nazis que la invasión de Europa comenzaría en este territorio, con un ejército y unos recursos inventados.
Ese mismo día y a esa misma hora, los Aliados desembarcaron en Francia para comenzar la batalla que desencadenaría la derrota del Tercer Reich, pero no sería en Calais, sino en Normandía.
Fueron cinco las playas elegidas para el desembarco, todas con nombres en clave. Cada playa presentaba su nivel de dificultad, siendo la más complicada la de Omaha.
Los americanos habían realizado un bombardeo preliminar de la costa con muy poco éxito. Además, sus tanques anfibios habían sucumbido momentáneamente al oleaje, tardando en alcanzar la arena. En la primera ola, fueron 4.000 los soldados que desembarcaron de las lanchas para tomar la playa, pero muy pocos lograron sobrevivir al fuego de las ametralladoras.
La playa fue tomada tras 24 oleadas donde 5.000 de los 43.000 hombres que llegaron a la playa resultaron muertos o heridos. En la segunda ola, se encontraba un joven con cámara en lugar de fusil: era Robert Capa. Uno de los pocos periodistas que cubrió el conflicto.
El fotógrafo logró esconderse tras un tanque anfibio y sacar las 11 fotografías más icónicas del desembarco. Pero este no fue el único periodista que descendió de las lanchas aliadas.
Junto a Capa, hubo otros corresponsales que estuvieron presentes en esta batalla clave como Ernest Hemingway, George Hicks, Walter Cronkite, Samuel Fuller o Ernest Pyle.
Robert Capa y las 11 magníficas
Probablemente el nombre más conocido sea el de Robert Capa. El periodista húngaro estuvo a bordo del USS Chase y "estaba jugando una partida de póker con un teniente y un par de soldados cuando les dieron la orden de subir a las barcazas", relata Pere Cardona, escritor y coautor, junto con Manuel Villatoro del libro Lo que nunca te han contado del Día D.
Sandra Balsells: "el trabajo debió ser titánico, en unas condiciones muy peligrosas y muy duras"
Una vez el fotoperiodista llegó al agua, nadó hasta un tanque aliado bombardeado y estuvo tirando toda una serie de fotografías. "Cuando se cansó de estar allí, intentó llegar a la arena. Decía que fue un camino bastante penoso porque tuvo que ir apartando cadáveres", narra Cardona.
Capa regresó al buque subido a una lancha de sanitarios y siguió haciendo fotografías hasta que cayó agotado. De su trabajo salieron las famosas 11 magníficas que ilustran la crudeza del desembarco.
"Me imagino que debió ser de una dificultad bestial", sostiene la fotoperiodista Sandra Balsells. "Creo que el trabajo debió ser titánico, en unas condiciones muy peligrosas y muy duras", asegura, aunque también destaca que el trabajo de Capa ha quedado grabado como uno de los testimonios iconográficos del S.XX.
Sobre Capa, la fotoperiodista destaca la leyenda que se ha construido en torno a su persona debido a la juventud con la que empezó, porque tuvo que huir de su país de origen por tener ideas izquierdistas, por ser judío y porque murió muy joven y de forma dramática.
Además, "refleja el nuevo fotoperiodismo moderno de los años 30 que se aproximaba a la figura humana, no solo física sino ideológica y emocional".
La radio también estuvo presente en el Día D
Otro de los periodistas que tuvo el privilegio de presenciar el desembarco fue Ernie Pyle, corresponsal estadounidense. Fue invitado por un general a ver el desembarco desde uno de los buques, pero él rechazó la invitación de quedarse en el buque y lo hizo a bordo de una de las lanchas que llegaría a la playa.
George Hicks grabó el ataque que un avión alemán hizo contra el buque en el que se encontraba
Escribió una narración muy buena de lo que fueron las operaciones. Además, diez días después del desembarco, regresó a las playas e hizo una crónica que está entre las mejores del género bélico.
Los medios radiofónicos también estuvieron presentes en el desembarco. George Hicks, corresponsal del Blue Network, fue uno de los acreditados para presenciar la batalla.
Su trabajo cobra interés desde el momento en que pide prestada una grabadora a la marina para grabar todas las operaciones desde la tarde del día 5.
Entre las grabaciones que realizó destaca la de un ataque que un avión alemán hizo contra el buque en el que se encontraba el periodista, el USS Ancor. Hicks pudo captar todo el sonido de los antiaéreos del buque en funcionamiento.
Martha Gelhorn: la única periodista en Normandía
Pere Cardona: "Se coló de polizón en un buque hospital, donde se escondió en un cuarto de baño"
En la toma de las cinco playas participaron 156.000 soldados y, junto a ellos, 28 periodistas, todos hombres, que fueron asignados como corresponsales. Pero hubo una periodista que consiguió estar presente en el Desembarco, Martha Gelhorn.
"Ella solicitó permiso para poder ir junto a los reporteros. Pero el Ejército de los EEUU consideró que una mujer no podía estar en primera línea de fuego y se lo negaron", nos cuenta Cardona.
"Se coló de polizón en un buque hospital, donde se escondió en un cuarto de baño y durante la travesía entrevistó a seis enfermeras. Durante un despiste se vistió como enfermera, se metió en una de las lanchas y logró bajar a la playa", apunta el periodista.
Una vez que desembarcó, tomó nota de todo lo que vio en las playas, pero la Policía militar la descubrió y la llevaron a un campamento militar recluida. Pese a ello, pudo hacer crónicas de lo que fue la travesía y lo que pudo ver.
Pese a ser la única mujer que se las pudo ingeniar para estar presente en el desembarco, el papel de las periodistas es clave desde el principio de la guerra.
La noticia del inicio de la Segunda Guerra Mundial la dio Clare Hollingworth (1911-2017), una reportera del Daily Telegraph enviada a Polonia para contar las tensiones territoriales que el país estaba viviendo.
"Cuando narró lo que sus propios ojos veían, los tanques alemanes entrando en Polonia, le costó convencer a sus jefes de lo que ocurría", detalla Carolina Abellán Guzmán, periodista y profesora de Historia del Periodismo en la UCM.
Un hito en la historia del periodismo
Para Abellán, la Segunda Guerra Mundial tuvo una enorme repercusión en los medios de comunicación, que incrementaron enormemente su audiencia. "Millones de personas seguían en todo el mundo cómo se desarrollaba la guerra".
Sobre la cobertura del Día D, la periodista destaca que fue ampliamente seguido en los medios "por su propia importancia como hecho determinante en el desarrollo de la guerra".
"Es sabido, por ejemplo, que antes del Día D, la BBC transmitía mensajes cifrados con instrucciones cuyo destinatario era la resistencia francesa", señala Abellán.
Carolina Abellán: "los periodistas allí presentes no documentaron un día cualquiera"
El trabajo de campo que desarrollaron los periodistas presentes en el desembarco era el propio de un lugar de guerra, "intentar documentar lo que pasaba a su alrededor mientras miles de soldados con la adrenalina a tope luchaban por cada palmo de terreno y no paraban de caer toneladas de munición" destaca la periodista.
También explica que el Desembarco de Normandía fue "un hito en la historia del periodismo". La profesora destaca este día por la importancia del propio hecho histórico en el cual "los periodistas allí presentes no documentaron un día cualquiera, sino uno de los que apuntaló la victoria de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial".
Además, quienes realizaron esas informaciones "tuvieron unas fructíferas carreras periodísticas posteriores que demostraron que sus trabajos el Día D no fueron fruto de la casualidad, sino del talento que poseían para esa profesión".
Por último, gracias al papel de Capa, se aprecia un cambio en la forma de trabajar en el fotoperiodismo "alejada de las poses hieráticas que se obtenían hasta entonces producto de la tecnología", señala Balsells, quien destaca el cambio que introduce Capa de trabajar con cámaras más pequeñas que las de la época, como las Leica, que le permitían una proximidad brutal.
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