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Machismo Una paciente narra el abuso sufrido por parte de un ginecólogo cuando tenía veinte años

Marina relata en una carta a 'El Diario' su "repugnante" experiencia en un hospital cuando tenía veinte años. "Hoy me arrepiento de que esa joven guardara silencio, pero intento no culparme y, además, ya no pienso callarme nunca más".

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Imagen de archivo de un hospital .EFE

MADRID, Actualizado:

"Congelada de miedo y asco", así se quedó Marina hace ocho años, cuando un ginecólogo en urgencias le dijo: "Bueno, pues este coñito está perfectamente". La joven, que por entonces tenía veinte años, relata su "repugnante" experiencia en un hospital. 

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Marina acudió con su pareja a ginecología de urgencias tras sufrir fuertes dolores mientras practicaba relaciones sexuales. "Pasé a la típica sala de admisión, donde dos enfermeras me preguntaban cuál era el motivo de mi consulta. Yo respondí, ellas redactaban. Terminado este trámite, entré en la consulta", cuenta en una misiva a eldiario.es.

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Desde un primer momento, la joven detectó cosas raras. Para empezar, el médico no hizo más que replicar las preguntas que antes ya le habían hecho las enfermeras. Posteriormente, le dijo que se tumbara en la camilla para realizarle una exploración. 

En ese momento comenzó su pesadilla. "Este hombre -describe Marina- descendió debajo de la tela que cubría mis piernas y mi entrepierna, y acercó su cabeza y sus manos a mi vagina para empezar una exploración". Cuando el ginecólogo acabó, buscó el contacto visual.

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"En ese instante me percaté de que no llevaba guantes de látex, y pensé en miles de cosas en esa milésima de segundo. ¿Se los habría quitado y yo no me había dado cuenta?, ¿no se los había puesto en ningún momento?, ¿estaba loca o me lo estaba imaginando?". Para colmo, el médico concluyó: "Bueno, pues este coñito está perfectamente".

"Semidesnuda, con las piernas abiertas y ante aquel desconocido sin guantes que la miraba con lascivia y sorna", Marina le preguntó: "Qué has dicho", a lo que este le respondió: "Nada, que está todo perfectamente".  De este modo denuncia Marina el abuso sufrido y el juego psicológico posterior para hacerla creer que había entendido mal sus palabras y que estaba confundida.

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Marina, que ha callado durante estos años, se arrepiente de guardar silencio. "Hoy me arrepiento de que esa joven de veinte años aquel día guardara silencio, pero intento no culparme y, además, ya no pienso callarme nunca más", zanja. 

Si quieres leer el texto íntegro de la carta, puedes hacerlo aquí.

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