Se le conocía en círculo coloquiales como "el pepino". Una máquina puntera en el tratamiento contra el cáncer cuyo manejo requiere de un alto grado de especialización. Su adquisición corrió a cargo del multimillonario Amancio Ortega, que sufragó los nueve millones de euros que costaba el aparato. 

Pues bien, poco después de su presentación en sociedad –a bombo y platillo por parte de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso– la MR Linac Unity, que así es como se denomina realmente "el pepino", la máquina quedó parada durante algo más de seis meses y apenas una quincena de usuarios han podido ser atendidos hasta la fecha en el hospital en el que reside la tecnología de marras, el Carlos III, adscrito al Hospital Universitario La Paz.

Los motivos, tal y como detalla El País, se deben a un sorprendente relevo en el equipo de Oncología Radioterápica de La Paz. Su responsable, Rosa Montera, puso al frente del servicio a "su mano derecha", en detrimento del doctor Luis Fuertes, quien se preparó con becas nacionales e internacionales que financiaron su estancia en hospitales del Reino Unido donde la máquina en cuestión estaba siendo implementada.

El caso es que la doctora que debía desarrollar el funcionamiento de la MR Linac Unity no tenía un conocimiento similar al de Fuertes, y la consecuencia es que el sistema –puntero en la lucha contra el cáncer– quedó relegado al ostracismo durante meses y muy pocos pacientes han podido disponer de sus ventajas hasta la fecha.

La MR Linac Unity es un recurso público esencial, no en vano permite sustituir los rayos-X por la resonancia magnética a la hora de obtener imágenes con mayor exactitud de las áreas cancerosas, donde posteriormente se aplicará la radioterapia. Isabel Rodríguez, la nueva encargada del equipo vinculado a la MR-Linac apenas recibió una formación de una semana que le fue instruida en el propio hospital La Paz por técnicos pertenecientes a Elekta, fabricante sueco de la máquina.