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Una semana de las acampadas universitarias por Gaza en Madrid: "No lo dejarán hasta que no haya un cambio"

El Bloque Interuniversitario por Palestina de Madrid seguirá su lucha contra el genocidio en Gaza. "No nos detendremos hasta conseguir nuestros objetivos", afirman las estudiantes, que están a menos de una semana de los exámenes finales.

Estudiantes de la Complutense acampan en el campus de Ciudad Universitaria en Madrid, en apoyo a Palestina, a 8 de mayo de 2024.
Estudiantes de la Complutense acampan en el campus de Ciudad Universitaria en Madrid, en apoyo a Palestina, a 8 de mayo de 2024. Fernando Villar / EFE

Una semana después del estallido de la acampada universitaria contra el genocidio de Gaza en Madrid, las estudiantes tienen claro que nada va a frenarles en la consecución de su lucha: "Todavía estamos muy fuertes".

El Bloque Interuniversitario por Palestina de Madrid sigue organizándose "para seguir haciendo presión porque los ánimos están altos", según afirma a Público uno de sus miembros. "Cada vez somos más gente acampada y el movimiento sigue creciendo", añade. 

 Tienen dos premisas muy claras y definidas. Por un lado, exigir el fin de las relaciones diplomáticas y comerciales de las universidades españolas con el Estado de Israel, algo que debería materializarse en la ruptura efectiva de los convenios de investigación y programas de intercambio de alumnos con universidades israelíes en los territorios colonizados por Israel.

Por otro, acabar con la presencia, dentro de los distintos campus universitarios, de empresas que participan activamente del comercio de armas con Israel, entre las que destacan Amazon, El Corte Inglés o el Banco Santander. Esta última entidad, que invierte elevadas cantidades de dinero en armamento israelí y que en 2018 llegaron a prohibir la apertura de cuentas bancarias a estudiantes palestinas, tiene presencia en el Consejo Social de muchas universidades.

Desde que arrancaron las acampadas por Palestina, las fuerzas y la presión ejercidas por las estudiantes han ido in crescendo. Los aledaños de Facultad de Medicina, que en un inicio lucían como un pequeño bosque compuesto por decenas de tiendas, banderas palestinas y pancartas con eslóganes antisionistas y antifascistas, ha transmutado en todo un complejo de más de 250 tiendas y todo un aparato logístico capaz de sostener a las estudiantes en el transcurso de su protesta indefinida. "Nos hemos dividido en varios grupos de trabajo y desde el primer día se ha puesto un punto de información para acoger a los medios de comunicación que van llegando, organizar la llegada de comida por parte de gente que nos ayuda, se ha hecho un grupo de cocina, hemos habilitado una zona de estudio y también hay compañeras que se encargan de la limpieza", declara a Público Inés, estudiante de Historia en la UCM y portavoz del Bloque Interuniversitario por Palestina de Madrid.

La acampada ha ido creciendo: "Mucha gente nos trae alimentos, material de acampada, donaciones..."

Tanto ella como Daniel, coportavoz y estudiante de Comunicación Audiovisual en la UC3M, coinciden en el inmenso y crucial apoyo exterior que han recibido las estudiantes desde que arrancaron las protestas, enmarcadas en el movimiento internacional #StudentforGaza. "Mucha gente nos trae alimentos, material de acampada, donaciones de dinero, y eso es muy importante para poder mantener el campamento, estamos infinitamente agradecidas", señala el estudiante en lucha. El sostén material y moral de este campamento no sólo proviene de las ayudas puntuales de otros alumnos solidarizados con su causa. Apoya también a las estudiantes todo un heterogéneo tejido solidario compuesto por múltiples asociaciones vecinales, movimientos sociales propalestina - Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), Samidoun y Al-Yudur, entre otros-, centros sociales ocupados como La Nimosa, La Rosa y sindicatos de vivienda como Vivienda Tetuán y Sindicato Vivienda Carabanchel. Toda esta oleada de solidaridad popular ha servido para contrarrestar el cansancio acumulado, el estrés por las negociaciones con los rectorados y la escasez de suministros para las tiendas, a una semana de que comiencen los exámenes finales en las universidades.

Varios universitarios se preparan para una asamblea abierta en la Universidad Complutense de Madrid, a 7 de mayo de 2024.
Varios universitarios se preparan para una asamblea abierta en la Universidad Complutense de Madrid, a 7 de mayo de 2024. Fernando Alvarado / EFE

Ni la incomodidad tras siete días de acampada ni tampoco las infructuosas reuniones con la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), órgano que agrupa a 76 universidades de España, han logrado achantar las movilizaciones: el pasado viernes, los rectores de la Complutense, de la Autónoma y de la Rey Juan Carlos se reunieron con las estudiantes y prometieron que revisarían los convenios que mantienen con los centros israelíes que no se comprometan activamente con la paz, aunque todavía no han aterrizado ninguna sanción concreta contra el Gobierno de Israel. "Se escudan alegando que ellos no tienen el control sobre las relaciones intrauniversitarias con Israel y de momento no están resolviendo ninguna de las demandas con el pretexto de que se trata de acciones que corresponden más a nivel de Madrid", sostiene Inés, que también apunta a la ausencia del rector de la UC3M, Ángel Arias, en estas negociaciones.

Las estudiantes: "Vamos a seguir presionando porque no queremos que todo esto sean palabras vacías"

"Hemos decidido aumentar la presión contra la Carlos III y vamos a seguir presionando porque no queremos que todo esto sean palabras vacías, queremos hechos ya", insiste Inés ante la negativa de esta universidad de cara a colaborar con las estudiantes. No es la primera vez este año que la Universidad Carlos III intenta acallar las reivindicaciones de las estudiantes propalestina. Ya hace varios meses, varias asociaciones críticas del Campus de Humanidades de esta Universidad se movilizaron bajo el lema "La UC3M patrocina el genocidio palestino" contra los convenios existentes con universidades israelíes que participan en programas militares de Israel, entre ellas la Universidad Hebrea de Jerusalén. Ante las acciones del estudiantado, el rectorado respondió con represión.

Pero las universitarias no están solas en este pulso contra el inmovilismo de las instituciones académicas españolas. Más de 300 docentes se han unido a la lucha de las estudiantes y se han aglutinado en torno a la Red Universitaria por Palestina de Madrid, que integra siete universidades, entre ellas la Complutense, la Autónoma, la UNED y también el el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Todos ellos se han ofrecido a dar clases en la calle, realizar tutorías y talleres específicos, atender a los medios cuando las fuerzas flaquean y ayudarles en temas específicos como historia o interpretación política, ambos de gran utilidad para la consecución de las protestas.

Eva Ladro, catedrática: "No quieren dejarlo hasta que no haya realmente un cambio"

Eva Ladro, catedrática de Teoría de la Información en la Facultad de Ciencias de la Información en la UCM e integrante de la Red Universitaria por Palestina de Madrid, habla con orgullo de las jóvenes que han decidido sacrificar parte de su curso académico por protestar contra la masacre israelí. "Tener que dormir en tiendas de campaña con frío y calor, viviendo un poco de la comida que va llegando y sin tener casi acceso a baños a pocos días de entregar los TFGs y tener los exámenes finales es un gran sacrificio, pero ellos están muy comprometidos con esta causa, no quieren dejarlo hasta que no haya realmente un cambio", afirma Ladro ante este medio.

Las alumnas continúan, a pesar de las posibles reprimendas, organizando acciones para que la llama de su lucha no se apague en ningún momento y sigan escuchándose sus voces por todos los rincones del país. En esta línea, este martes ha tenido lugar en Ciudad Universitaria una concentración en solidaridad con las víctimas del genocidio en la Franja de Gaza a la que han asistido cientos de personas. En este enclave, según el último informe de UNICEF, 1 de cada 3 niños (un 31% de ellos) sufre desnutrición aguda y el conjunto de la población está expuesta a graves complicaciones médicas e incluso a la muerte dada la falta de tratamientos médicos e infraestructuras para acoger a los enfermos.

Todo apunta a que las protestas están lejos de concluir y hay quienes incluso apuntan a la fragua, a nivel tanto estatal como global, de una "Primavera palestina". La vorágine propalestina, cada día más arrolladora, se enmarca dentro un ciclo de masiva politización por parte de miles de jóvenes que en las últimas semanas han alzado la voz en contra de los vínculos con un genocidio que ya se ha cobrado la vida de 34.500 palestinos y ha dejado heridos a y 78.000, el 70% de ellos mujeres y niños. Prácticamente en paralelo al inicio de las protestas de las estudiantes en la UCM, Israel llevó a cabo la invasión de Rafah. Desde esta ciudad sureña, que conformaba el último refugio de los desplazados de la Franja, han tenido que desplazarse 360.000 palestinos para huir de las bombas mientras fracasan las negociaciones en El Cairo para acordar un alto al fuego permanente.

La escasez de agua potable amenaza a millones de Palestinos

La catedrática siente que son las nuevas generaciones quienes están transformando radicalmente el panorama social respecto a la aceptación de la acción de Israel en Gaza. "Tarde o temprano toda esta movilización social va a cuajar en una opinión pública cada vez más mayoritaria contra la guerra porque los jóvenes son el núcleo de la sociedad, están en el centro de las familias y son la preocupación del mundo educativo, y sus reclamos van a ser secundados por la mayoría, estoy convencida", ha asegurado Ladro.

Mientras se suceden las movilizaciones, la situación empeora en Gaza con la llegada inminente del verano y, con él, el aumento de las temperaturas. En su último comunicado, la UNRWA alertaba de que las familias desplazadas son conscientes de que sus condiciones de vida se tornarán insoportables en el periodo estival, cuando los termómetros alcancen los 50 o 60 grados dentro de las tiendas, donde la población vive hacinada y en unas condiciones sanitarias insalubres, mientras proliferan los brotes de enfermedades y se acumulan toneladas de residuos sólidos. Además, esta agencia de Naciones Unidas ha advertido de que la escasez de agua potable amenaza a millones de personas en el enclave palestino, donde la población sigue viéndose obligada a hacer colas de horas para conseguir beber.

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