madrid
El domingo 8 de marzo, el Gobierno se sumaba a la multitudinaria marcha del 8M por las calles de España y siete días después ordenaba un confinamiento domiciliar para todos los ciudadanos. Esa transición tan radical, así vista, solo se explica en un contexto inesperado y excepcional. Tal vez haya sido la semana más larga del año. Las jornadas venideras trajeron la mayor caída en la historia del IBEX, la declaración del estado de alarma y el confinamiento de toda la ciudadanía en sus hogares.
El término "histórico" es de gatillo fácil y suele aplicarse en eventos baladíes, pero el brote de coronavirus en España ha recuperado la magnitud de la palabra. Este domingo 15 de marzo, España ya acumulaba unos 8.000 casos y al menos 288 fallecidos. Una crisis sin parangón que hace que las noticias caduquen en tiempo récord.
"Esta sensación de irrealidad se debe al hecho de que por primera vez nos está ocurriendo algo real. Es decir, nos está ocurriendo algo a todos juntos y al mismo tiempo. Aprovechemos la oportunidad", escribía el filósofo Santiago Alba Rico en su cuenta de Twitter cuando la crisis por el coronavirus comenzaba a cristalizar.
Lunes 9 de marzo
El primer lunes después del 8M empezó con todos los ojos puestos en el movimiento feminista y con 17 muertos y 600 contagios en toda España. Era 9 de marzo y el coronavirus aún no dominaba la escena nacional pese a hacer estragos en Italia. El paso de las horas fue incrementando el número de contagios y el coronavirus terminó por copar todo el espacio de las portadas. A las 13.00 horas ya se contaban 1.000 contagios.
El Gobierno madrileño y las empresas madrileñas dejaban entrever la opción del teletrabajo para aminorar la frecuencia de contagio por el virus y dos colegios de Álava y otro de Vitoria anunciaban su cierre tras varios positivos en los centros.
Tras encontrarse un patrón en los fallecidos (personas de la tercera edad con patologías previas), Isabel Díaz Ayuso decretaba en la Comunidad de Madrid la limitación a las visitas a todas las residencias de la región, el grupo de riesgo más vulnerable. A las 20.30 horas, la presidenta se unía al cierre escolar durante una quincena.
Pese a la llamada a la calma de Fernando Simón con sus continuas apariciones en prensa, se empezaron a percibir largas colas en los supermercados de la capital. La jornada llegaba a su fin y el coronavirus ya contaba en España con 28 víctimas y 1.204 contagiados. Los infectados en todo el mundo, según la OMS, ascendían a 109.578.
Martes 10 de marzo
"Para combatir esta emergencia sanitaria haremos lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta", prometía Pedro Sánchez el martes desde La Moncloa. El presidente del Gobierno intentaba transmitir calma a los españoles, que empezaron a ver en el coronavirus algo más que un brote vírico con el que bromear. El presidente confirmaba un primer paquete de medidas con reducción de jornadas y ajustes de plantilla temporales, líneas de crédito a las pymes para que tengan liquidez, aplazamiento o moratoria de las obligaciones tributarias y una mayor inversión en el suministro de medicamentos y atención sanitaria.
Javier Ortega Smith, líder ultraderechista de Vox, era diagnosticado con coronavirus, por lo que la enfermedad asaltaba el hemiciclo. Las previsiones empezaban a ser complicadas y la recomendación del Gobierno de evitar grandes aglomeraciones caló, por lo que Podemos pospuso Vistalegre III hasta nueva orden. Para evitar dudas, Sanidad terminó por prohibir los eventos con aforo superior a mil personas y exigió que los eventos deportivos se disputaran a puerta cerrada. Las Fallas valencianas quedaban suspendidas.
En un intento de desactivar el futuro resfriado que podría sufrir la economía europea, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, anunció la activación de un fondo de 25.000 millones para hacer frente al brote de coronavirus.
Los contagios se expandían por España y se acumulaban en Andalucía (83) y en Murcia (11). Con un total de 1.639 infectados, las víctimas mortales ascendían a 36. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alababa a España porque "ejemplifica el enfoque a todos los gobiernos necesario para luchar contra el coronavirus".
Miércoles 11 de marzo
El número de muertos en Italia no paraba de aumentar, por lo que el país transalpino decretaba el cierre de todos los negocios del país, excepto los de primera necesidad. Sin mayor demora, la OMS declaraba al coronavirus como pandemia, tras multiplicarse los casos por trece en tan solo dos semanas.
En España, el número de contagiados crecía mientras el nuevo foco informativo se situaba en el hospital de Igualada, donde se detectó un brote con 20 infectados y al menos un fallecido. Como consecuencia del cierre de universidades, los estudiantes regresaban a sus comunidades de origen, lo que aumentaba el riesgo de que el coronavirus se trasladase a zonas donde el virus aún no había llegado.
Con esta duda, alentada por el Gobierno de Extremadura, la Comunidad de Madrid descartó un cierre "fronterizo" con el resto de regiones de España y lo tachó de "bulo".
Desde que el coronavirus obtuviera la calificación de pandemia, el Gobierno español centró su mensaje en una sola idea: frenar la curva. La manera de evitar que el virus se convierta en algo más daniño es frenando la cantidad de contagiados, para lo cual se necesita de la colaboración total de la ciudadanía.
El ecuador de la semana finalizaba con 2.152 contagiados y 50 fallecidos, aunque con una nota esperanzadora: 138 personas ya se habían recuperado totalmente del virus. En cambio, en Italia las cifras se disparaban hasta los 827 muertos, casi 200 más en tan solo 24 horas.
Jueves 12 de marzo
La mañana del jueves arrancaba con la noticia de que Donald Trump suspendía durante 30 días todos los vuelos desde Europa hacia EEUU, lo que le costó la reprimenda de la Unión Europea: "El coronavirus es una crisis global, no limitada a ningún continente, y requiere cooperación y no acciones unilaterales", aseveraron las principales autoridades europeas.
En el plano local, la Liga de fútbol anunciaba la suspensión de las dos próximas jornadas aunque Luis Rubiales dejó entrever que no se descarta ningún escenario, así como la cancelación total. La NBA, la Euroliga, la Champions... todas las competiciones deportivas se rendían a la evidencia.
Con cuentagotas, la clase política confirmaba un nuevo caso de coronavirus: Irene Montero. La ministra de Igualdad se convertía en la primera persona del Gobierno contagiada. Pablo Iglesias fue sometido a la prueba y se descartó la transmisión del virus. Al final de la jornada, la ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, daba positivo en coronavirus.
Sin embargo, la noticia llegaba desde la bolsa española, que sufría la peor caída de su historia mientras Wall Street se hundía por el brote del coronavirus. La decisión de Trump con los vuelos internacionales tuvo consecuencias disparatadas. Las bolsas de todo el planeta interrumpían sus servicios para frenar la caída
Una de las decisiones más llamativas fue la que tomó Díaz Ayuso: los hospitales públicos y privados madrileños estarán "bajo el mando único" de la Consejería de Sanidad del Gobierno autonómico durante la crisis.
Tras una jornada intensa, el número de contagiados en España se disparó y sumó 1.000 casos en tan solo 24 horas. El balance total quedaba en 3.004 infectados, con 84 fallecidos.
Viernes 13 de marzo
La noticia principal del viernes fue la que se rumiaba desde la jornada anterior: Pedro Sánchez convocaba una rueda de prensa para decretar el estado de alarma durante al menos 15 días.
Los traslados a otras regiones provocaron el descontento en algunos Gobiernos, como fue el caso de Murcia, que se quejó de la falta de conciencia de la ciudadanía. Por el riesgo a ver aumentar los casos, la región de Murcia decretó el confinamiento en el litoral de la comunidad, medida que afecta a casi 400.000 personas.
Ante el estado de alarma decretado por el Gobierno, la Comunidad de Madrid, la más afectada por el virus, también tomaba cartas en el asunto: la capital clausuraba todos los comercios salvo farmacias, tiendas de alimentación, gasolineras y estancos. La medida poco a poco fue calando durante los días posteriores en otras comunidades. Ayuso era contundente durante una declaración institucional: "Rogamos a todos los ciudadanos, a todos los madrileños, no salir de casa". En Galicia, pese a no haberse detectado ningún fallecimiento, Feijóo también llamaba al confinamiento: "Quien tenga síntomas del virus está obligado a quedarse en casa", clamaba el presidente de la Xunta.
Las medidas en España para prevenir no evitaban que la diputada del PP Beatriz Jiménez se convirtiera en la primera contagiada por coronavirus en la provincia de Cuenca. El virus comenzaba a afianzarse en América y varios países tomaban medidas de contención. Trump declaraba el estado de emergencia en EEUU y un total de 73 países imponían algún tipo de restricción a viajeros desde España.
El saldo final de víctimas antes de empezar el fin de semana estaba en 121 fallecidos, mientras que el número de contagios ascendió a 4.231. La curva iba en aumento mientras que el mensaje de confinamiento costaba que calase entre la población. El día acababa con 132.758 casos de Covid-19 y 4.955 muertes en todo el planeta.
Sábado 14 de marzo
El sábado se preveía noticioso y acabó por ser uno de los más complicados para el nuevo Gobierno. El fin de semana amanecía con la noticia de que Quim Torra anunciaba el confinamiento total de toda Catalunya. De punta a punta del país, con las festividades de la Semana Santa en ciernes, las cancelaciones religiosas copaban la mañana y Sevilla anunciaba la cancelación de la celebración de la fe. Esta vez no fue la lluvia.
Por toda España, las reprimendas a Madrid se hicieron notables. Desde barricadas cerca de Tarifa para que supuestos madrileños no llegaran a sus pueblos hasta mensajes del 112 abroncando la poca responsabilidad social al encontrase el parking de La Pedriza totalmente lleno.
En mitad de la tormenta, el Gobierno de Catalunya registraba 17 expedientes de empleo temporal (Erte), con 203 trabajadores afectados. Las causas, según la portavocía, eran atribuidas a "problemas derivados del coronavirus", según las cifras contabilizadas hasta este viernes por la Conselleria de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalitat.
Aunque el plato fuerte se produjo con el anuncio de un semiconfinamiento y una reunión de un Consejo de Ministros extraordinario, que se alargó durante siete horas y media. Al final, Sánchez comunicó la aprobación del estado de alarma en todo el territorio nacional.
Durante el transcurso de esta crisis, del Ministerio del Interior dependerán las policías autonómicas y locales, y del Ministerio de Sanidad los trabajadores sanitarios. La medida más llamativa fue la proclamada en torno a la restricción del movimiento de los ciudadanos, ya que solo se permitía salir de casa ante una serie de casos tasados. Por tanto, la autoridad en todo el Estado será el Gobierno y todos los cuerpos policiales quedaban a la disposición de Marlaska, ministro de Interior.
El sábado llegaba a su fin con 6.252 casos confirmados, de los cuales 193 eran fallecido y 517 ya habían sido dados de alta.
Domingo 15 de marzo
El primer día tras la declaración del estado de alarma tuvo como punto más álgido
la comparecencia del ministro de Sanidad Salvador Illa junto a los titulares de Defensa, Margarita Robles; Interior, Fernando Grande-Marlaska, y Transportes, José Luis Ábalos, para hacer balance de la crisis por la pandemia, aunque la noticia principal fue que el Gobierno daba autoridad a las Comunidades Autónomas para disponer de los hospitales privados.
Sin embargo, uno de los debates más candentes de la mañana fue sorpresivo tras todos los acontecimientos de las últimas horas: ¿Deben permanecer abiertas las peluquerías? Así lo había decretado el Gobierno, pero en Madrid Ayuso decidió contradecir a Sánchez y anunciar su clausura. Para evitar conflictos, el Gobierno central amplió esa idea a todo el país.
La Policía Municipal de Madrid impuso hasta 199 denuncias por no cumplir las restricciones de circulación vial, pero en líneas generales, según el Gobierno, la ciudadanía acata de buen grado la excepcionalidad de la medida.
En plena vorágine, el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, daba positivo por coronavirus y Torra no se adscribía a una firma de todas las comunidades de su compromiso a colocarse "detrás" del Gobierno.
En Italia la curva de contagios no frenaba y los muertos ascendían a 1.809, 368 más respecto al sábado. En España, el saldo final de la jornada quedaba en 288 muertos y 7.753 contagiados. La resistencia contra el coronavirus acababa de empezar.
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