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La inteligencia artificial no evita que te equivoques en el amor

Las apps de citas están equipadas con inteligencia artificial para encontrar pareja. ¿Qué tanto influye en nuestra búsqueda del amor?
Inteligencia Artificial Amor Relaciones personales

Mariana conoció a su novio, David, en Tinder. Había terminado una relación de ocho años antes de eso y, como pasa cada vez que una relación larga se termina, no sabía bien por dónde empezar a conocer gente nueva. Sus amigas y amigos ya habían descubierto la aplicación y ella decidió descargarla:

“Siento que, al principio, me salía gente muy random. Y sí siento que, con el tiempo y con el uso, con el swipe right y swipe left que iba dando, como que cada vez me salía más el perfil de los chicos que me parecían atractivos o por el tipo de actividades que hacían. Hasta que llegó un punto en el que sí me di cuenta de que era un perfil muy específico: me gusta el tipo creativo, el tipo artístico, sensible”.

En las últimas tres citas que tuvo antes de empezar a salir con David, Mariana cuenta que los hombres con los que salió tenían intereses muy específicos

“Uno estaba trabajando en cine, el siguiente era músico y después me salió el match con David, que también se dedica al cine. Creo que tiene que ver con que yo le daba a la derecha a ese tipo de perfiles. No sé qué tanto tengan que ver los datos almacenados de mis redes sociales ahí, pero le atinaron”.

Mariana y David llevan tres años juntos, los mismos años que han pasado desde que encontraron la relación que buscaban y, por la misma razón, dejaron de usar Tinder. Pero es difícil pensar que, de no ser por la inteligencia cada vez más sofisticada de las aplicaciones de citas, su relación no existiría.

Computer love

Hace 10 o 15 años, las parejas que se conocían en línea seguían siendo una anomalía. Hoy en día, así como se normalizan cada vez más los espacios en línea como terreno para encontrar pareja, la tecnología también avanza para hacérnoslo más fácil.

La especialista en tecnología Sophia Martin señala que las aplicaciones de citas alrededor del mundo trabajan todos los días por perfeccionar la forma en que buscamos pareja, a través del análisis de atributos como edad, género, tuits y posts de Facebook, pasatiempos y tradiciones. Ya no se trata solamente de deslizar derecha e izquierda: las apps están equipadas para encontrar al compañero o compañera más compatible e, incluso, hacer sugerencias.

“En numerosos estudios se ha observado que la mayoría de los hombres no sabe cómo preguntar o cómo iniciar una conversación con las mujeres. Te sorprendería saber cuánta gente necesita ayuda, y las compañías desarrolladoras de aplicaciones de citas han descubierto que pueden hacerlo de forma automatizada, incorporando la IA”.

Un ejemplo de gente que necesita ayuda es Jeffrey Li, un programador que escribió su propio código para automatizar la forma en que usaba Tinder. En una entrevista con Mashable, Li dijo que estaba cansado de dedicarle tanto tiempo al proceso de seleccionar y después interactuar con potenciales parejas, solo para no ver resultados de su “inversión”:

“El origen viene de cuando me dije a mí mismo: ‘Ok, quiero mejorar mi vida amorosa pero, ¿cómo podría hacerlo en la forma más floja posible?”.

El bot de Li daba alrededor de 100 swipes a perfiles de Tinder al día y daba like a alrededor de 20, basado en sus preferencias previamente establecidas. Aun así, solamente obtuvo alrededor de cinco matches a la semana, quienes recibían un mensaje automatizado para iniciar la conversación.

Li dejó de usar el bot después de un tiempo, pero alguien retomó el código de Github para hacer lo propio: Robert Winters, un programador belga, no solo usó el sistema de swipes sino también automatizó las conversaciones que tenía en la aplicación para que estas fueran en una u otra dirección, dependiendo de lo que la otra persona respondiera.

No hace falta mencionar que el sistema no fue la mejor manera de crear relaciones significativas. ¿Qué tan ético es interactuar con otras personas cuando estas creen que conversan con una persona y en realidad se trata de un bot? ¿No deberían saber que la información que vierten en un inofensivo chat de Tinder es usada para el machine learning? Al final, Tinder echó a Winters de la aplicación por incumplir las normas comunitarias.

We fell in love in a hopeless place

Fanny me cuenta en entrevista que conoció a su pareja en Bumble, un mes después de que volvió a instalar la app en su teléfono. Antes de eso también había usado Tinder, sin éxito:

“En cuanto a la gente con la que solo hablaba y con la que nunca salí, sí encontré una diferencia entre las personas que usan Bumble y las que usan Tinder. En Bumble se hace más fácil la plática, no sé por qué, y en Tinder muchas veces te escriben los vatos solo para preguntarte si quieres coger con ellos, o te mandan fotos de sus nepes sin que las pidas. Y pues ahí dejé de contestar, pero extrañamente solo me pasó en Tinder y sí era muy incómodo”.

Así como Mariana, ella cree que no habría conocido a su actual novio si no fuera por la app de citas en la que se encontraron: no tenían amigos en común y, aunque los dos vivían en la Ciudad de México y compartían los mismos intereses, no estaban suficientemente cerca para coincidir en la vida cotidiana. Fue ahí donde el algoritmo de la aplicación hizo lo suyo:

“Hemos platicado de cómo nos habríamos conocido si no hubiese sido por la app y habría sido muy difícil. El día que hicimos match fue porque yo estaba de visita en la colonia Roma con unas amigas y porque ese día íbamos a ir a un concierto. Él tuvo ensayo con su banda en un estudio de la Roma y ahí nos conectó la app por la cercanía. Además haber visto nuestros gustos musicales fue esencial para decidir de qué queríamos hablar. (…) Ahora vivimos juntos y estamos esperando un bebé. Quizá muchas cosas pasaron muy rápido, pero creo que funcionó bastante bien”.

Para Fanny y Mariana, aspectos como los gustos musicales, el interés por actividades artísticas los lugares que solían frecuentar y el resto de la información personal con la que proveyeron a sus respectivas aplicaciones jugó, finalmente, a su favor. Sin embargo, fueron las interacciones “orgánicas” con sus parejas, el tiempo que les invirtieron y la forma en que usaron esos aspectos en común lo que terminó de cocinar su relación.

Aún hay partes del proceso de enamoramiento que la inteligencia artificial no puede sustituir: como muestran los casos de Li y Winters, de nada sirve dedicar horas de esfuerzo a crear un sistema automatizado de preguntas y respuestas si no eres capaz de tomarte el tiempo para pensar lo que vas a decir. Después de todo, parte de conocer a alguien es, también, equivocarse.

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