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"Los tentáculos de Puigdemont": guasa tras la decisión de Dinamarca de permitir sus lenguas cooficiales

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Es el fin. Europa, tal y como la conocemos, va camino de la decadencia más absoluta. Dinamarca, uno de sus países más avanzados, pionero en energía eólica y con una envidiable calidad de vida, permitirá a sus diputados de Groenlandia e Islas Feroes hablar en sus respectivos idiomas.

Un paso más en la paulatina disolución que, según la derecha y la ultraderecha, ha puesto en marcha en España (una, grande y libre, por cierto) el pérfido Pedro Sánchez de la mano del maligno Carles Puigdemont.

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Las sucesivas reacciones a la demanda del Gobierno de incluir el catalán, euskera y gallego entre las lenguas oficiales de la Unión Europea, así como su incorporación en los debates que tengan lugar en el Congreso, ha suscitado una agria reacción por parte del arco parlamentario más conservador.

Como verán, son muchos los tuiteros que se han hecho eco de la noticia y han querido –no sin cierta ironía– apuntar a Sánchez y Puigdemont como perpetradores de una suerte de traición a la esencia de la patria:

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Es habitual mencionar al norte de Europa como ejemplo de desarrollo y capacidad de consenso. La decisión de Dinamarca es, en ese sentido, un rasgo de progreso social que, por lo que fuera, nuestra derecha no quiere para su amada patria.

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