David Trueba y Elena Martín han llegado a los Goya para molestar
Los nominados al Goya a Mejor Dirección por 'Saben aquell' y 'Creatura' celebraron un encuentro con el público de Valladolid a pocas horas de la ceremonia en la que se decidirá quién se lleva la estatuilla. La cita sirvió para reflexionar sobre la megalomanía en la profesión y la importancia de crear un espacio seguro en los sets de rodaje.

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Que nadie duerma. Estos días parece el título de la película que dirige Antonio Méndez Esparza se hace casi mandatorio en la ciudad del Pisuerga. Hacen falta días más largos para poder exprimir todo lo que el cine está regalando a Valladolid, además de las estatuas gigantes de los Goya que los visitantes pueden encontrar repartidas por las principales plazas de la capital vallisoletana, hay un sinfín de actividades que pretenden acercar la fiesta del cine a todos aquellos que se quedarán fuera de la Feria esta noche. El consistorio ha puesto a disposición de los ciudadanos cerca de 14.000 localidades gratuitas para disfrutar de la experiencia. 600 personas podrán ver en directo la gala desde el Teatro Carrión, otras 400 podrán asistir a la alfombra roja y otros muchos han tenido acceso a las proyecciones, exposiciones y encuentros con los nominados. Ayer se celebró la última tertulia en la sala Fundos, protagonizada por David Trueba y Elena Martín.
"La nominación de una película es una victoria global del equipo, así que mañana será una derrota global también", bromeó el director de Saben aquell con aire fatalista tras recalcar que la individualidad en este tipo de reconocimientos es, cuanto menos, extraña. Sabe de lo que habla. Trueba llega a esta 30 edición de los Premios Goya habiendo sido nominado en una decena de ocasiones y puede presumir de contar con tres estatuillas en su palmarés ―mejor película, mejor director y mejor guion original por Vivir es fácil con los ojos cerrados (2013)―. "Lo que más nervios produce es el hecho de tener que subir al escenario y saber que es una retransmisión que está viendo mucha gente. Ahí te entra terror de hacer el ridículo o parecer un estúpido", admite este veterano.
Martín, en cambio, prefiere pensar que lo peor ya ha pasado. "Conseguir una nominación es más difícil que ganar, porque se hace sobre una plantilla de muchas películas. (...) Recuerdo haber visto una que me encantó en el Festival Internacional de Cine de Gijón y no había conseguido entrar en la misma categoría que Creatura. Si yo hubiera participado en la selección, creo que la hubiese elegido antes que a la nuestra, pero el jurado tomó otra decisión. Así que toca esperar a ver que va a pasar. Siempre haces unos cálculos, pero es mejor no tener muchas expectativas", se dice así misma, aunque hay que reconocer que nadie le amarga un dulce y los confiteros lo saben.
Estos días, al aroma del negocio que deja cualquier gran cita, han ideado un bizcocho con aroma de tomillo y una suave mousse de queso Entrepinares y miel natural de los Montes Torozos que se vende estos días confiterías vallisoletanas de la ciudad como El Bombón, Vitín, Belaria, Menta y Chocolate, entre otras, bajo el apelativo de Pastel de los Goya. Al menos, los que no se lleven el galardón a casa podrán echarse algo delicioso a la boca, pero de momento los nominados siguen cruzando los dedos.
Historias incómodas para propiciar el cambio
"Lo importante es seguir trabajando cada día y luchar por tus proyectos. Los premios son un regalo, pero nunca pueden ser la finalidad de nuestro trabajo", resumió Trueba en una pose humilde que pronto se desbarató con una tercera en discordia. Isabel Coixet no pudo acudir al coloquio celebrado en el auditorio y se sumó con una grabación que puso el toque de humor al encuentro. "[Un amor] ha recibido siete nominaciones, aunque hubiese querido más. Siempre queremos más. Los directores somos como la pequeña planta carnívora de la tienda de los horrores que se lo come todo", dijo a modo de chanza para ponerse intensa a continuación. "Yo había sido admiradora de las novelas de Sara Mesa, pero nunca me había sentido llamada a convertirlas en una película, hasta que me encontré con el personaje de Nat. Tiene paradojas, contradicciones y la vulnerabilidad de querer encajar donde está siendo rechazada. Quería ver qué pasa cuando eso se prolonga en el tiempo y eso es un privilegio. Antes de que te nominen, hacer cine y contar historias que no dejan a nadie indiferente ya es una suerte. Los directores hemos venido a molestar", sentenció.