La primera ministra británica, Liz Truss, en la cuerda floja tras la dimisión de la ministra del Interior

Continúan las turbulencias en el Gobierno del Reino Unido. La dimisión de la titular de Interior vuelve a poner en jaque a la primera ministra que, de momento, sigue aferrándose al cargo. Suella Braverman, hasta ayer ministra del Interior y antes fiscal general, ha dimitido mes y medio después de su nombramiento. Admite su error, enviar un documento oficial a un colega y, en una crítica velada a la primera ministra, asegura que cuando se comete un error hay que actuar. Y confiesa su preocupación por la dirección del Ejecutivo. Apenas una hora después, Liz Truss ha designado sucesor a Grant Shapps, ministro de Transportes con Boris Johnson, quien dice sentirse muy honrado. Liz Truss, contra las cuerdas y en medio de crecientes presiones, se ha visto obligada a desmentir la marcha de la responsable de disciplina del grupo parlamentario, y su número dos. Pero cada vez son más los tories que quieren a la primera ministra fuera de Downing Street. Y en Westminster, una votación sobre el "fracking" ha desatado el caos en las filas conservadoras. Han ganado, pero bajo la acusación de haber presionado a los suyos, así lo denunciaba un diputado laborista "he visto cómo los agredían físicamente y los intimidaban".Ningún conservador ha votado en contra de su propio Ejecutivo, pero 40 se ausentaron de la cámara, entre ellos la primera ministra.

-Redacción-