La arquitectura, una aliada para eliminar la desigualdad en los patios de los colegios
Los patios están ocupados por los niños y las niñas suelen estar en los márgenes. Varios arquitectos proponen diversificar los juegos para eliminar la discriminación de género, de origen o diversidad funcional.
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barcelona,
La imagen de un patio de escuela es casi siempre la misma: una pista de futbol o de basquet en medio. ¿Quién juega? Mayoritariamente los niños ¿Quién queda al margen? Las niñas y niños a los que no les gusta jugar a estos deportes. Para romper con este imaginario y conseguir una sociedad más igualitaria desde el patio de la escuela, que es el primer espacio público de la infancia, hay varias iniciativas que han empezado a cambiar la arquitectura de estos centros para que los niños empiecen a mirar el mundo con igualdad.
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Las arquitectas fundadoras de Equal Saree, que también lideran el proyecto Equal playgrounds, han sido una de las pioneras. Arquitecta y sociafundadora de esta iniciativa, Helena Cardona, defiende que "el espacio tiene un impacto, no es neutro, es coeducador y transmite valores". A partir del 2016, cuando empiezan a estudiar la configuración de los patios de escuela, se dan cuenta de una idea fundamental: "Si queremos cambiar de sitio de las chicas en la sociedad tenemos que empezar por cambiar el lugar que ocupan en la infancia".
Tal como están configurados los patios actualmente, se transmite la idea de que hay unas actividades más importantes que las otras, que son los juegos de pelota (más agresivos y competitivos), las cuales mayoritariamente las practican los chicos. "Las niñas ocupan la periferia y van interiorizando que ellas no tienen el derecho de estar en el centro. Esto tiene consecuencias para la salud, porque hacen actividades más sedentarias, y para la autoestima", denuncia.
Aunque no hay una fórmula mágica, en los proyectos donde han participado (en Santa Coloma de Gramanet, Sant Feliu de Llobregat, Berga y otros territorios de Catalunya) han encontrado varios puntos en común. El primero ha sido quitarle importancia a la pista, que actualmente ocupa un 70%-75% del patio, y diversificar las opciones de juego. Otro ha sido visibilizar y dignificar la calma y los cuidados: tener espacios donde sentarse que sean dignos, que estén en la sombra, que tengan vegetación para incorporar nuevos olores y la naturaleza en el espacio.
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Hasta ahora, la construcción del patio escolar en el Estado español solo ha tenido en cuenta el Real Decreto 132/2010, que señala debe estar "parcialmente cubierto, susceptible de ser usado como una pista polideportiva, con la superficie adecuada al nombre de lugares escolares". Además, en ningún caso debe ser inferior a 900 metros cuadrados. Después, cada comunidad autónoma puede aplicar sus criterios.
Pero la misma normativa tiene en cuenta que los patios deben tener una pista. "Las pistas deben mantenerse no tanto para el proyecto educativo, sino para las extraescolares", detalla Cardona. Con esta legislación en mente, Equal Saree ha publicado una guía para acompañar a las administraciones públicas y centros educativos para hacer la transformación del patio, no desde el punto de vista físico, sino también comunitario.
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Quien también coincide en incorporar el punto de vista de la comunidad educativa es Ramon Llobera, arquitecto miembro del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya (COAC). "En el proceso de transformación tenemos que incorporar a los padres, los alumnos, el claustro…", defiende.
Llobera forma parte de la programa educativo del COAC Arquiescola, un proyecto curricular y transversal para acercar la arquitectura a la educación. Asegura que los parámetros de la ley tiene unos parámetros muy rígidos, tanto dentro como fuera de las aulas, y con unos materiales siempre muy determinados. "Antes la típica pista pavimentada de hormigón era un campo para jugar a pelota y eso ya era el patio. Esto, con las nuevas corrientes de igualdad y sostenibilidad, tenía que cambiar", celebra. Con la ayuda de Globus Vermell (colectivo de pedagogos, arquitectos que trabajan temas relacionados con la educación desde la arquitectura) idearon Arquiescola. Actualmente hay tres escuelas de primaria de Lleida cuyo patio será transformado gracias a este proyecto, que sobre todo cuenta con las ayudas económicas de los ayuntamientos, según Llobera.
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Falta de inversión
La directora de les Associacions Federades de Famílies d'Alumnes de Catalunya (aFFaC), Lidon Gasull, remarca que el esfuerzo final para llevar a cabo las transformaciones físicas "lo hacen los ayuntamientos, las escuelas o las asociaciones de familias, cuando son responsabilidad del departament d’Educació". Esto se debe, según Gasull, a que la mayoría de escuelas dominan las pistas pavimentadas, y hacer una transformación de la infraestructura de estos centros para fomentar los espacios de tierra blanda "cuesta mucho dinero".
Por su parte, la portavoz nacional de Unió Sindical dels Treballadors d'Ensenyament de Catalunya USTEC·STEs (IAC), Iolanda Segura, apunta que lo ideal sería que el sistema educativo fuera inclusivo, y recuerda que aunque la Generalitat publicó el decreto de inclusión (105/2017), este tenía que ir acompañado de recursos materiales y profesionales para llevarlo a cabo. "Se ha quedado en una declaración de intenciones, porque los centros pueden adoptar una actitud inclusiva pero los recursos no llegan", lamenta.
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Además, tanto Gasull como Segura reclaman que el patio sea un espacio que los niños puedan utilizar durante el horario lectivo, idea que incorporan Arquiescola y Equal Playground.
Frente a estas acusaciones, la directora general de Currículum i Personalització, Maite Aymerich, asegura que Educació hace "muchos años que trabajan para tener patios escolares de forma integradora". "No es que ahora nos hayamos dado cuenta de esto, pero ahora haremos nuevas construcciones que contarán con la comunidad educativa para saber qué tipo de patio quieren para romper el sesgo de género y tener espacios sostenibles", apunta.
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Evitar el odio en los patios para eliminarlo en las calles
Por otro lado, Aymerich señala la importancia de construir escuelas "libres de violencias", también arquitectónicamente. "Que no haya rincones ocultos porque eso facilita la interacción del grupo y evita posibles casos de acoso", avisa.
En ese sentido, Segura recuerda que además de la segregación de género, la discriminación en los patios también se da hacia el alumnado migrado o con diversidad funcional. "Este tipo de alumnado no se integra con el resto y si tienen algún tipo de disfuncionalidad puede llegar a ser un rato terrible para ellos", denuncia.
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Cardona añade que en las aulas ya está inculcada la actitud de compartir, pero que en el patio no es así. Allí, los niños y niñas aprenden a posicionarse en el espacio, y este es un lugar donde hay menos control de las personas adultas. "Es un espacio de más libertad donde se están reproduciendo unos estereotipos de género más fácilmente".
¿Y qué ha cambiado, cuando han empezado a integrarse estos cambios? Aunque la mayoría de las transformaciones físicas están en proceso, detalla Cardona, sí que han detectado que solamente participando en la elaboración del nuevo patio el alumnado se ha dado cuenta de las desigualdades que antes no habían visto. Cuando ha habido intervenciones físicas más puntuales, como nuevas texturas o nuevos materiales, han aparecido nuevos juegos en los que han jugado niños y niñas, y se ha eliminado esta segregación. El hecho de compartir espacio con personas que no son de tu origen, género o clase social desde pequeño hace que integres esta diferencia como una normalidad en tu vida, según Cardona, lo que provocará que tengas unos valores más inclusivos a nivel social. "Aún tenemos problemas de discriminación, y la base la tenemos en los centros educativos", refuerza.