SANTIAGO DE COMPOSTELA
Actualizado:El 31 de octubre fue el último día que las mariscadoras de Carril en la Ría de Arousa (Pontevedra) percibieron ingresos por su trabajo: la extracción de almeja y berberecho y su posterior venta en la lonja. Poco antes del confinamiento de la primera ola ya conocían la crítica situación de sus bancos pesqueros, afectados por las ciclogénesis y las continuas bajadas de salinidad del invierno pasado. Con un 30% de producto de mar y por recomendación de la Consellería continuaron su trabajo, pero el recurso se agotó. La única solución para ellas parte del cese de actividad a la espera de que los 80.000 euros de semilla plantada den su fruto.
La escasez de moluscos por la inestabilidad meteorológica no sobreviene desde 2014. La bióloga de la cofradía de Carril, encargada de estudiar el estado de los terrenos y los bivalvos, dio a conocer en febrero los datos de los distintos mariscos. En algunas zonas de extracción la almeja fina se situaba ya en un 82% de mortandad, la babosa en 98,5% y el berberecho en 97,3%. En ese momento las arousanas reconocieron que si no paraban de inmediato la recogida del recurso no llegarían a la campaña de Navidad y muchos menos a comienzos de 2021.
Piden el cese de la actividad
Con la producción actual ganan tres o cuatro euros al día. Por ello se reunieron con el Instituto Social de la Marina (ISM) para pedir información sobre el cese de actividad, puesto que al no haber producto para vender las trabajadoras del mar no ingresan ningún tipo de cuantía y deben seguir pagando el seguro de la Seguridad Social. El ISM les comunicó que no habría inconveniente para decretar el parón, algo que les permitiría recibir una ayuda del Ejecutivo autonómico, pero para que se haga efectiva necesitan un informe de la Consellería del Mar.
En febrero la Jefatura Territorial de Pontevedra recomendó a la cofradía que continuase extrayendo el poco molusco que quedaba en las zonas y que esperase para sembrar nuevo. Cuando lo hicieron, las mariscadoras plantaron 80.000 euros de semilla -pagan cada año 600 euros para que esto sea posible- y realizaron tareas de limpieza con tractores. A finales de octubre las mariscadoras tuvieron que parar su actividad ya que continuar les perjudicaría a largo plazo, aunque pierdan los ingresos por Navidad. “No vale la pena la cría sembrada, sería mover la semilla continuamente para alcanzar esos cupos, sería hipotecar el futuro”, cuenta en declaraciones a Público el presidente de la Cofradía de Carril, Rolando Vidal. La organización se ha puesto en contacto con la Consellería y la administración le notificó que para programar su cese habría que realizar una adaptación del plan de explotación de marisco.
Esta cuestión, el parón de la actividad por falta de producto, la llevaron a asamblea por parte de la agrupación sectorial -órgano de gestión de los sectores de producción de las trabajadoras- y se votó a favor del cese de actividad, donde 53 personas dijeron “sí”, con un voto en contra y dos abstenciones. Aquí es donde radica el principal problema para las arousanas. El paso final para que Mar pueda adaptar el plan de explotación radica en que la Junta General de la Cofradía de Carril acepte el cese del marisqueo a pie para que la Consellería pueda iniciar la tramitación.
Sin esa validación por parte de la Junta, la Xunta no puede aprobar la suspensión de la actividad. De estar de acuerdo, los técnicos podrían estudiar el caso lo antes posible para certificar o no si se cumplen las condiciones para el cese. Por el momento, el patrón mayor de la cofradía se niega en banda. Según fuentes de la misma, su intención es que las mariscadoras busquen otras zonas de libre marisqueo en donde extraer. El presidente solicitó al patrón toda la documentación necesaria para la adaptación del plan, que tiene que ser remitida a la delegación territorial de Vigo. El martes, Vidal recibía la respuesta: no enviará nada.
Mientras tanto, ya son 15 días sin que las 87 mariscadoras de Carril cobren. Además, entre ellas hay seis matrimonios, donde ambas partes tienen que pagar 240 euros al mes del régimen de trabajadoras del mar. “Subsistimos gracias a la ayuda de nuestros familiares, porque tenemos que seguir pagando la Seguridad Social y tenemos hijos. Estamos muy mal”, explica una de ellas. Si un mes normal ingresan sobre 900 euros, en Navidades llegan hasta los 2.200, pero este año no podrá ser.
Además, su situación se resintió durante el confinamiento por el cierre de la hostelería, que redujo su facturación hasta el 75%, teniendo que devolver el producto al mar porque no había compradores. “Las mariscadoras están asfixiadas, nos llaman llorando porque no tienen dinero”, relata el presidente. Según explican desde la cofradía de Carril, el proceso está “en manos de abogado” y de no conseguir su “derecho de cese de fuerza mayor”, recurrirán a los tribunales.
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