A CORUÑA
Usa un tono chulesco, amenazante y grosero, por momentos machista y faltón, para advertir a sus trabajadoras de que no tiene intención de respetar las leyes que garantizan su protección, su defensa y la representación legal de sus intereses: “Si vuelve la delegada de UGT, cierro”.
Segismundo García, el propietario de Sargadelos, la empresa de cerámicas emblema de la cultura popular de Galicia, se lo dejó bien claro a todas ellas durante una reunión celebrada la semana pasada, pocos días antes de la asamblea convocada para votar la revocación de una delegada sindical con la que mantiene un sonado enfrentamiento desde hace años. Público ha tenido acceso al contenido de la reunión mediante la grabación de voz que acompaña a esta información.
En la misma, García, que se dirige a su auditorio en gallego, les anuncia que merecen una explicación ante las informaciones “tendenciosas” que están apareciendo en la prensa por la situación de la compañía. Posteriormente, les asegura que cerrará la empresa y dejará en la calle a sus cien operarias si no revocan el mandato de Rogelia Mariña , la presidenta del comité de empresa y delegada sindical de UGT, a la que despidió hace dos años, a la que tuvo readmitir e indemnizar por daños morales por sentencia judicial, y a la que no permite acudir a su puesto de trabajo desde hace varias semanas.
“Ya pueden venir los sindicatos, ya pueden venir los jueces, ya puede venir el Papa Francisco o Rajoy. Aquí quien manda soy yo, ¿está claro?”, espeta el propietario, en tono elevado y golpeando varias veces la mesa. Durante la reunión se refiere a sí mismo en varias ocasiones como “el patrón”.
Hace unas semanas, García amenazó con despedir a medio centenar de trabajadoras si no revocaban a Mariña. Echó a una veintena de ellas, especialmente del grupo de “las viejas”. Así se refirió a esas operarias, las más longevas y con mayor experiencia, tal y como puede apreciarse en la grabación, en la que también admite irónicamente que el más viejo de la empresa, sin embargo, es él.
Durante su discurso, García mantuvo como condición para no recurrir al cierre de la compañía que la delegada de UGT dejara de serlo. Tras esas amenazas, ayer se celebró la asamblea para revocarla. Según informó a Público el propio García, Mariña fue apartada de su cargo por 45 votos a favor y once en contra.
En su conversación posterior con Público, Segismundo García confirmó la veracidad del contenido de la grabación, reiteró que no seguiría al mando de la empresa si Mariña seguía de delegada, e insistió en que, tal y como aseguró durante la reunión con sus empleados, no le preocupaba violentar la legislación laboral: “La ley puede decir misa. Yo cierro la empresa antes de que me impongan las normas”, explicó.
Durante su alocución a los trabajadores, García se mostraba dispuesto a readmitir a alguno de los empleados a los que ha echado en las últimas semanas siempre y cuando Mariña dejara de ser delegada. Así respondía a la pregunta de un trabajador, que le interrogaba en el turno de preguntas por la suerte de esas compañeras: “Si se soluciona, probablemente sí [sean readmitidos]. Pero de los nuevos. De los viejos [despedidos], ninguno. Y de los viejos probablemente salga alguno más”.
Por su parte, UGT anunció ayer que impugnará la asamblea revocatoria al considerar que se realizó bajo la amenaza real de los despidos, y emitió una nota de prensa en la que defiende a su representante en el comité de empresa: “El autodenominado ‘patrón’ debe saber que la dignidad y coherencia de Rogelia Mariña no está a la venta, ni tampoco la acción sindical de UGT en Sargadelos”.
“¿Alguien en su sano juicio puede creer que los problemas de Sargadelos son originados por una trabajadora y delegada de UGT que lo único que hace es trabajar y defender al resto de compañeras y compañeros? El problema de Sargadelos es tener al frente de su dirección a una persona cuyo objetivo es hacer del machismo, la vejación y los malos modos, el modelo laboral encaminado al sometimiento y opresión laboral de los trabajadores y trabajadoras que con sus manos hacen un trabajo que fue el eje fundacional de Sargadelos”, añade la Federación de Industria de UGT, que también pide a la Xunta que actúe: ““No deja de ser sorprendente que en un centro de trabajo que tiene 262 requerimientos de la Inspección de Trabajo, se le permita a su máximo accionista seguir campando a su libre albedrío y actuando al margen de la ley sin que nada ocurra. En este caso entendemos que la Administración tiene que decir algo y actuar en consecuencia. ¿O sólo está para dar subvenciones a empresas con este modelo de gestión cavernario?”.
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