Patricia Picón (Miren Ibarguren) no sabe hacer nada pequeño. La última vez que desconectó fue cuando le pusieron la epidural en el parto de su hija Camila. Han pasado dos años y, desde entonces, vive entregada al cuidado de su familia y apoyar a su marido, Alfonso (Diego Martín), en el lanzamiento de una boutique dental —clínica o consulta del dentista, para los que somos de andar por casa—. Debe ser que la crianza no es curro suficiente para una superwoman como el personaje que desarrolla Ibarguren y, como la cabra tira al monte, esta adicta al trabajo, siente la llamada de la banca y las finanzas tras un encuentro fortuito en el parque infantil con Pitu ( Alexandra Jiménez), una abogada de éxito, que roza la perfección como esposa de Rubén (Álex Barahona), quién a su vez está en la cartera de clientes —bien de pasta— del archienemigo profesional de ‘la Picón’, Mauro (Peter Vives). Si todavía no te has perdido en la exposición del arranque de la segunda temporada de Supernormal, podrás imaginar que la lucha de la protagonista por reincorporarse al mercado de trabajo no va a ser fácil. En este país, la conciliación son los padres, y aunque la familia intenta echar un cable, la sororidad entre mujeres será el elemento vertebrador de esta nueva entrega de la serie de Movistar Plus+. Hasta aquí podemos leer, como decían los presentadores de un, dos , tres —el programa más boomer que ha dado la televisión pública—.
El 26 de enero se estrena, completa bajo demanda, esta comedia creada y escrita por Olatz Arroyo y Marta Sánchez (guionistas de Allí abajo), que fue la más vista entre las series de pago de Movistar Plus+ en 2021. El dato, no es baladí, si tenemos en cuenta la amplia oferta de entretenimiento en las plataformas de streaming. Entre todo el catálogo, el público decide dedicarle su tiempo de visionado a un proyecto divertido —por supuesto—, pero que despliega una crítica social feminista que logra encajar en el estándar de un producto para toda la familia y eso no es tan sencillo. Se sirve del recurso del falso documental para desenmascarar las pequeñas ruinas diarias de las madres trabajadoras que tratan de convencerse así mismas —y a los demás— de que pueden ser una especie de ser invencible y de aspecto complaciente. Este elemento ha favorecido que muchos la comparen con The Office, pero las creadoras han regalado a los telespectadores una versión patria de Modern Family, sin tanta complicación en el árbol familiar. La actriz que da vida al carismático personaje protagonista, Miren Ibarguren, habla con UwU para adelantarnos algunas de las novedades a las que se enfrenta esta mujer que no está dispuesta a renunciar a nada. El poder y el éxito también se pueden alcanzar desde el sótano, entre lavadoras, y si no que se lo cuenten a Bill Hewlett y David Packard que fundaron en un garaje la empresa Hewlett Packard (HP). Aunque, claro, ellos no tenían cuatro hijos ni eran mujeres de 40 años…
‘Supernormal’ fue la única ficción seleccionada en la sexta edición del showcase MIPDrama y, solo tres meses después del estreno de la primera temporada, ya estaba confirmada su renovación. ¿Por qué crees que ha funcionado entre el público?
Les habrá gustado, simplemente. Son personajes a los que se les coge cariño y los están esperando.
Has recibido muy buenas críticas por tu interpretación y la crítica ha apostado a que gran parte del éxito de la serie reside en tu personaje. A lo largo de esta temporada aspira a encontrar su sitio profesionalmente, sin ‘fallar’ en su faceta como madre y pareja. ¿Consideras que todas llevamos dentro a una Picón que aspira a todo, aunque roce lo imposible?
¡Obvio que es así! ¿Quién puede vivir sin desarrollar su propio talento? Esa mujer lo tiene y quiere ejercerlo. Quiere volver a la banca porque es lo que le pone. ¿Qué pasa? ¿Se tiene que quedar en casa cuidando a los niños? La maternidad es un trabajo que, por mucho que quieras, no tiene que acabar con otras aspiraciones. Es más difícil que a un hombre le frenen su deseo de desarrollo del talento pero, en nuestro caso, primero se nos ponen a los hijos delante y van colocando barreritas para que no salgas. En este caso, Patricia Picón ha elegido quedarse en casa, aunque lo esté llevando fatal. Ha elegido ayudar a su compañero a realizar su deseo de tener una la clínica y creo que se esconde en casa porque tiene vergüenza de que la hayan despedido, aunque sea solo un poquito. Se queda allí para tomar fuerzas, pero enseguida aparece el personaje de Pitu y le enciende la llamita. Bueno, le enciende toda la llama.
El formato de falso documental ha propiciado comparaciones con Paquita Salas pero, paralelismos al margen, es un recurso que ofrece la oportunidad de establecer un contraste entre la proyección idealizada que hace cada personaje de sí mismo y cómo es realmente su día a día. Desde el plano interpretativo, ¿qué juego proporcionan estas entrevistas ficticias?
Como actriz me parecen una maravilla, porque es la parte de improvisación que podemos gozar allí. Te ofrecen la oportunidad de salir del esquema de un rodaje y tener un poquito de libre albedrío. Eso se agradece y luego es verdad que le da mucha frescura la serie, porque lo que el personaje te está contando a cámara, muchas veces difiere de lo que está pasando detrás y acaba por convertirse en un componente cómico más.
Bajo el lema #YoNoRenuncio, el Club de las Malas Madres lleva desde 2015 luchando a favor de un Pacto de Estado por la Conciliación que aglutine a partidos, empresas y familias. ¿Por qué no es súper normal lo que está pasando en este país con la carga mental de las madres?
Lo que pasa es que a la mujer no se le ha perdonado todavía que salga. Esto viene sucediendo desde cuando el mundo entero se puso de acuerdo en que las mujeres éramos inferiores. De eso ya ha pasado muchísimo tiempo y lo llevamos en el cerebro reptiliano. Hay hombres que se creen superiores a las mujeres, hay hombres que creen que tenemos que seguir haciendo ciertas tareas de cuidado y sin salir a la calle. Eso sigue estando ahí. Llevamos demasiados siglos y milenios esperando a que eso cambie. No creo que se trate de que no tengamos deseos o talento, es que no nos queda más remedio que hacerlo todo o renunciar a lo que queremos.
¿Supernormal podría conseguir que los hombres empaticen con los dramas cotidianos de sus compañeras?
Eso es una tarea enorme. Si esta serie consiguiera aunque sea tornar dos cerebros, nos damos por satisfechos. Por lo pronto, Alfonso, el marido de Patricia Picón, es un personaje masculino que mola mucho. Apoya a su mujer y está a favor de que trabaje. Son una pareja que no se hace mucho en televisión y creo que para que otros hombres cojan el ejemplo, ya está bien.
Marisol (Gracia Olayo) es una veterana y, en muchas ocasiones, además de ejercer de secretaria de Patricia Picón, hace de ‘toma de tierra’. A pesar de la diferencia generacional entre ambas, se produce una sororidad hermosa. ¿Dirías que esa alianza es uno de los pilares de la serie?
Sí, sin duda. Es imprescindible que exista una red de mujeres que se apoyan entre sí, dentro y fuera de la serie.
En una miniserie de seis capítulos de 25 minutos, siempre quedan ganas de más. ¿Qué le pedirías a una tercera temporada?
No lo sé. De momento, me conformo con que la segunda funcione.