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Malbert, en una imagen promocional de la tercera temporada del podcast 'La Red Room'. Foto: D Scope.
Malbert, en una imagen promocional de la tercera temporada del podcast 'La Red Room'. Foto: D Scope.
Malbert, en una imagen promocional de la tercera temporada del podcast 'La Red Room'. Foto: D Scope.
Malbert, en una imagen promocional de la tercera temporada del podcast 'La Red Room'. Foto: D Scope.

Malbert: «Hay gente que no sabe distinguir dónde está la línea entre tocar un poco los cojones y el ‘hate'»

No es fácil enfrentarse a Malbert cara a cara y en esta edición del Benidorm Fest solo ocho candidatos se han atrevido a visitar ‘La Red Room’. ‘Público’ ha entrado en la habitación más caliente para repasar con él los salseos y eurodramas del festival alicantino.

Aurora Muñoz

Fue el enfant terrible de Operación Triunfo, ha sido el azote de los personajes más controvertidos en su podcast de Querido Hater y en enero volvió con su Red Room a  YouTube, Spotify y Podimo para revolucionar de nuevo el Benidorm Fest. Malbert se define a sí mismo en redes sociales como «especialista en sacar de quicio, intenso y porculero». Quizás por eso, Twitter se ha convertido en escenario de varias polémicas en las que se encontraba en el ojo del huracán.

Hace dos años, un intercambio de mensajes con Luis Cepeda sobre feminismo propició el abandono (temporal) de esta red social por parte del cantante y en 2023 fueron Aritz Aren y Twin Melody quienes dirigieron un mensaje velado al comunicador desde la rueda de prensa posterior a su eliminación en la primera semifinal del Benidorm Fest. Entre lágrimas, lo acusaron de incertivar el hate y es que su opinión sin filtros no es apta para cualquier estómago. Con todo, su humor sarcástico es marca de la casa y le ha valido el respaldo de una comunidad de 426.000 suscriptores en YouTube , 332.000 seguidores en Instagram y 155.000 en Twitter.

El nombre de Malbert lleva ligado a Eurovisión desde 2017 y ha logrado convertirse en referente indiscutible. El año pasado no dudó en mojarse durante la presentación de candidaturas del Benidorm Fest, tomó partido por Blanca Paloma y ganó. En esta ocasión se ha repetido la historia con Nebulossa. A toro pasado, es fácil decir que estaba cantado, pero esta ha sido una edición muy disputada y su olfato ha vuelto a funcionar. Nadie mejor que él para valorar este tercer año del festival alicantino, así que nos internamos en la temible habitación roja para entrevistarle justo después de la grabación del último episodio de esta temporada.

Después de dos temporadas, La Red Room regresa en abierto con producción de Rainpod y lo hace después de haber confirmado la cancelación del programa a través de Instagram. ¿Cómo se fraguó esta sorpresa para seguidores y detractores?

Llevábamos ya dos años en cerrado y, como el año pasado fue un poquito duro con tanta polémica, fuimos con todo. Queríamos que esta vez pudiera verlo todo el mundo y llegar a esa gente que no se puede permitir una suscripción. En la primera semana de emisión se colocó entre los más escuchado de Spotify España, creo que alcanzó el puesto 16, y fue increíble para mí porque tenía miedo a que no funcionara. Quieras o no es un target distinto, no es Querido hater que tiene un público más amplio. No a todo el mundo le gusta Eurovisión y el Benidorm Fest, es algo muy específico y siempre está el síndrome del impostor detrás que te hace dudar, pero cuando ya nos vi en el top me sentí satisfechísimo.

 

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Acabas de volver de Benidorm y de asistir a la entrega del Micrófono de bronce a Nebulossa, que desde el principio fue una de tus candidaturas favoritas de esta edición. ¿Qué tiene Zorra para engancharte en la primera escucha?

Es una canción que te cautiva desde el minuto uno. Había otras propuestas interesantes. La de Sofía [Coll] era un poquito más moderna, pero cuando arriesgas con una propuesta no tan tradicional o no tan cliché como podría ser Caliente de Jorge [González] te puedes encontrar con que no termine de calar en el público. Aún así a mí, a mí me encantó Here to stay, pero lo que pasó con Nebulossa es que conectó con la gente. En la rueda de prensa de los ganadores sonó Zorra y todos nos pusimos a bailar. Ese es el símbolo de que su victoria es más que merecida. Ha demostrado que es una canción capaz de cambiarte el mood completamente y olvidarte y todo.

¿Piensas que esa emoción se puede traducir en un top 10 en Eurovisión?

El año pasado llevábamos una propuesta con una voz increíble en directo y una puesta en escena que era cine, pero quedamos últimos. Con Chanel fuimos literalmente la mejor canción y la mejor propuesta, pero tampoco ganamos. El Micrófono de cristal se lo llevó un país que estaba en guerra y ganó por lo que ganó. Así que no me voy a preocupar por el criterio que tienen los europeos. No, cariño. Al menos vamos a llevar una canción que gusta, que toca los cojones, que mueve y que crea un sentimiento positivo. Hay que mover esos talentos y ese arte, quedemos en la posición que quedemos. Al final, lo que nos quedará con ella [Mari Bas] es que habremos sido unos tíos divertidísimos, chulísimos y disfrutones.

En esta edición se ha dado el primer empate técnico de la historia. ¿Qué te pareció que el jurado optase por no decantarse entre Nebulossa y St. Pedro después de los reproches que recibieron por parte del público en las semifinales?

Es lo que el festival merecía y necesitaba. Con ese gesto callaron las bocas de los que les acusaban de tongo. Un empate deja fuera cualquier tipo de amaño, lo deja manos de la gente y es el público quien se moja. Fue una decisión totalmente soberana.

Con todo, hubo miembros del equipo de Almácor que acusaron de boicot a la organización después de los fallos de realización que hubo durante su actuación. ¿Qué opinas sobre lo que pasó?

Es una gala en directo. Todos somos seres humanos y puede fallar algo. Igual que a él seguramente se le fueron varias notas de afinación y puede errar como cantante, puede haber un equipo técnico que se equivoque de la misma forma. Si hubieran ido a joder, créeme que no sería solo cuestión de unos fuegos que no se ven. Sí que es cierto que entiendo la rabia de alguien que lleva meses currando para esto y se le estropea en el último momento, después de unos ensayos previos y una semifinal en la que sí funcionó todo, pero cuando estás viendo el público ya está pidiendo que lo repitas y abucheando la presentadora, que no tiene nada que ver en eso, no ayuda que animes a la gente a que siga. No me parece una actitud correcta. Él sabía que estaba en directo con un timing cerrado.

Ocho de los candidatos al Benidorm Fest han estado sentado en tu sofá de Malbert para dar detalles de su candidatura, pero el equipo de La Red Room se puso en contacto con todos, incluido Almácor. ¿Por qué crees que no todos han aceptado tu invitación?

Cuando un espacio es potente de cara a Eurovisión y tiene estos números, hay que valorar que pasar por ahí puede tener sus cosas buenas y sus cosas malas, así que entiendo que haya gente que le tiene respeto a enfrentarse a según qué preguntas. Ahí depende de cada uno. Cariño mío, tú sabrás si te va bien para tu carrera estar en uno de los programas más vistos de Eurovisión o si el miedo te puede.

También es cierto que veníamos un año complicado en el que hubo muchas polémicas —para mí injustificadas— y a veces el ruido de Twitter traspasa lo virtual, aunque todos sabemos que lo que sucede ahí no es la realidad. Hay gente que no sabe distinguir dónde está la línea entre humor ácido o tocar un poco los cojones y el hate. A veces somos muy delicados, pero cualquiera que haya vivido el bullying sabe que esto no es acoso.

Cada entrevistado dice lo que quiere, incluso hay gente que me ha querido vetar algunos temas y se acepta. Yo quiero que la persona venga y se vaya tranquila, quiero que luego comparta el programa y soy el primero al que no le interesa que aquí se cree un ambiente tan negativo como para no querer venir, pero no todo el mundo está preparado para el éxito. Los cantantes son eso: cantantes. Se les puede dar bien lo suyo y no saber desenvolverse hablando, así que entiendo que se pongan nerviosos y más con alguien como yo al que le gusta meter sus puntillitas de buen rollo. Hay algunos que no están capacitados para solventar una entrevista ni del medio más blanco posible.

Después de ver a alguno llegar al llanto, ¿te sientes responsable de la toxicidad que se genera en redes sociales?

Yo no pongo ninguna palabra en boca de nadie. Podré insistir un poquito más o un poquito menos con las preguntas, pero si no quieren responder a algo, no se toca el tema. Yo hago mi trabajo: lanzo y si picas el anzuelo, allá tú. Cada uno tiene que ser consecuente con lo que dice y lo que no vale es ir a una entrevista para quejarte después de lo que no te viene bien. Es incongruente que se te echen encima por su propio discurso.

¿Tú has sufrido el hate?

A mí me salen las polémicas de debajo de las piedras, pero me responsabilizo de lo mío y no me quejo. Nadie me ha obligado a dedicarme a esto, nadie me ha puesto una pistola en la sien. Sé muy bien dónde estoy y lo que hago. Hay veces que los comentarios son más injustos, pero cuando me insultan pienso que eso solo es señal que me están viendo.

Tus inicios están muy ligados a los de OT, pero esta es la primera edición de Operación Triunfo que no has comentado. ¿Por qué?

El último programa de Querido hater se publicó en Podimo mientras yo empezaba a grabar el primero de La Red Room. Se me solapan todos los proyectos, literal. También hubo un tema de derechos de autor. Han estado tumbando vídeos de OT en Twitter porque se emite en una plataforma privada y tienen que proteger su contenido, pero lo que yo no puedo hacer es arriesgarme a dedicarle muchísimas horas a unos vídeos que llevan tiempo de grabación, edición y ver el programa cada semana para que quede en el aire si luego se monetiza o no. No puedo parar mi vida laboral y comprometer los programas que me suponen un sueldo fijo para hacer reviews de OT. Era inviable, aunque reconozco que también pensé: «A ver si me echan de menos». Después de tanto decir que yo era el malo, todo el mundo pide ese contenido. Sería mejor que apreciásemos lo que tenemos cuando todavía está ahí y no llorar luego.

Pero, ¿ves el programa en casa?

No mucho, de verdad. No tengo tiempo. Sí que me salen vídeos en Twitter de las canciones virales de Naiara, que lo está petando mucho y de los otros dos [Juanjo y Martin], que no salen de la ducha. [RISAS] Poco más…

Ahora que La Red Room se despide, ¿tendremos nueva temporada de Querido Hater? ¿Con quién te gustaría charlar?

Es posible. Hay las cosas que aún no están determinadas, pero puede que haya renovación y lleguen nuevas temporadas. Si no es esto, va a salir otra cosa. Tengo la suerte de poder trabajar muchísimo y contar con un equipo increíble, así que habrá novedades. Yo siempre tengo algo en mente. Me gustaría mucho una Belén Esteban, que ahora estarán de promoción con el documental de Netflix o Lydia Lozano, que estuvo a punto de venir para el final de la temporada anterior, pero se nos cayó por las agendas. También me encantaría tener a Chanel. Creo que tiene muchas cosas que contar y siempre se nos resiste. Yo disfruto con gente muy variopinta y eso es lo guay. Hemos entrevistado a Jorge Javier Vázquez, a Ada Colau e incluso se equivocaron y en lugar de traer a Conchita, la del polígrafo, vino la cantante y lo hicimos igual. Nunca sabes quien te va a sorprender.